A punto de levantarse la mayor cosecha de soja de la historia

Como si fuera un penal en la hora, la expectativa respecto a la próxima cosecha de soja genera una expectativa inusual en todo el agro uruguayo y cabe imaginar que en otras esferas que trascienden la agricultura será lo mismo. Para muchos agricultores se juega seguir o no seguir en el negocio. Porque muchos cultivadores de profesión que alquilan la tierra vienen con cuentas en rojo tras dos años malos.

Si se concreta en los términos que tiene en este momento, a menos de un mes de que las cosechadoras salgan a levantar los porotos, la próxima cosecha de soja será recordada por muchos años. Si se logra que los granos transiten con normalidad desde las chacras hasta las bodegas de los barcos, marcará un hito por varias razones.

En primer lugar, por el contraste con la zafra pasada. La cosecha de 2016 fue la más difícil de los últimos tiempos. Si las lluvias de abril hubiesen persistido dos o tres días más las pérdidas hubiesen sido masivas. Y aún así, luego de un mes seguido de lluvias y con el tornado en Dolores destruyendo una cooperativa al ras, tras pérdidas muy graves, no hubo rendición. Se apostó a la revancha.

La zafra pasada se sembró con la incertidumbre que daba una caída fuerte de precios y tuvo que atravesar un febrero tórrido y seco. A eso hubo que agregarle la falta de gas a la cosecha por un conflicto sindical iniciado al final de abril cuando el grano saturado de agua precisaba ser secado urgentemente. No faltó nada. Y aún así la oleaginosa sumó 2,4 millones de toneladas y se mantuvo como uno de los rubros principales de exportación de Uruguay.

La siembra realizada en la primavera se llevó adelante con un montón de dudas y en muchos casos también asumiendo un montón de deudas. Los organismos meteorológicos mundiales, regionales y locales advertían que después de un Niño que había sido devastador venía una Niña que podría traer una sequía en la primavera y/o verano.

Contra viento y marea el cultivo se ha venido consolidando como una revancha. La producción puede dar un salto de casi un millón de toneladas respecto a la siembra del año pasado a puro rendimiento y dar un alivio al menos transitorio al sector agricultor que, como todo el resto del agro, está más que exigidos por una situación de atraso cambiario o de inflación de costos que hace de cada ciclo productivo un acto de intrepidez y apuesta a lograr muy altos rendimientos.

Y en este caso los altos rendimientos están como potencial presentes a cuatro semanas de que empiece la cosecha.

"Hay una base de 2.400 kilos de rendimiento, de ahí para arriba, habrá que ver. La soja se siembra de primera y de segunda. Apostando al alto rendimiento cuando se siembra en primavera o apostando a una optimización del conjunto cuando se siembra a fines de noviembre o comienzos de diciembre a continuación de un cultivo de invierno como trigo o cebada.

Una primera causa para esperar un buen rendimiento es la alta proporción de soja de primera, aproximadamente el 80% del área sembrada.

Pero el factor decisivo para un buen rendimiento cerca de concretarse es el azar del clima. Las temperaturas del Pacífico se enfriaron, pero la Niña fue débil y las lluvias más que generosas y oportunas para la mayor parte del territorio uruguayo.

Con algunas excepciones, pero que no alteran el conjunto. Uruguay puede lograr entre 2.600 y 2.700 kilos de soja por hectárea.

Uruguay tiene dificultades para determinar con precisión su área sembrada con soja. Las estimaciones van de 1,1 a 1,35 millones de hectáreas sembradas. En cualquier caso por muy lejos el principal rubro agrícola por superficie y por facturación. Entre las estimaciones oficiales que son las más bajas a las de los traders que son las más altas, pasando por las de las empresas semilleristas –intermedias–.

Podría plantearse un eje de superficie sojera a ser cosechada en 1,25 millones de hectáreas. En tal caso, con un rendimiento de 2.600 a 2.700 kilos por hectárea, la producción estará en el entorno de 3,3 millones de toneladas. El año pasado se recolectaron 2,5 millones. Y con un precio algo mayor al del año pasado ya que el diluvio de abril pasado y la previa sequía de febrero recortaron la producción del Mercosur. Y los chinos siguen comprando sin pausa.

Pero todavía falta levantar esa cosecha que está casi consolidada. En las chacras hay seguramente más de 2.600 kilos por hectárea. Se precisa en primer lugar una última ayuda del clima que ha sido tan generoso en los últimos seis meses: algo de lluvia en algunas zonas y luego... que deje cosechar. Un abril sin diluvio.

Y luego se mecesita que no se repita lo sucedido en otras cosechas: paros de transporte o distribuidores de gas cuando llega el momento clave en que se precisa transportar y secar el grano.

El año pasado con los granos a punto de pudrirse el paro del gas fue desastroso. Este año alguna gremial de camioneros está en conflicto. Lluvia, secado y transporte. Son los tres retos a superar. Respecto al clima obviamente nada puede hacerse y todavía nada puede decirse. En relación a los otros dos sería grave que no se pudiera dejar ya establecido un mecanismo para que la concreción de la zafra más importante de la economía uruguaya tuviera pérdidas por negociaciones y paralizaciones de último momento.

Si se logran las 3,3 millones de toneladas Uruguay estará facturando unos US$ 1.200 millones, unos US$ 300 millones más que el año pasado. Pero sobre todo para muchos significará restablecer la cadena de pagos, bajar pasivos, cumplir con proveedores, saldar cuentas pendientes, mantener la confianza con los proveedores intacta, seguir remando para amortizar las inversiones en maquinaria realizadas, tener fletes y hectáreas para cosechar y volver a sembrar en el otoño porque una buena cosecha de soja en parte asegurar que se siga en el esfuerzo agrícola cuando pasadas las cosechas de abril haya que sembrar en mayo el trigo, la cebada y la colza.

Para Uruguay en su conjunto será consolidar la salida de la fase más adversa del ciclo económico y que el agro muestre una vez más su capacidad de dinamizar al conjunto de la sociedad. La agricultura cruzó un examen difícil en 2015 y 2016. Está a punto de un logro fundamental. Penal en la hora. No puede errarse. Sin lluvias, ni paro de transporte, ni paro del gas es gol.

La situación descripta para Uruguay es similar en los países vecinos. Argentina, luego de varios sustos por lluvias que anegan miles de hectáreas, va rumbo a una buena cosecha de soja. Con menos área, porque la exportación de soja tiene impuestos y el maíz no.

Brasil ya tiene levantada más de la mitad de lo que será su mayor cosecha de la historia. Para un país que nunca había logrado los 100 millones de toneladas, los 107 millones de toneladas o más que se esperan son un hito.

Tanto para la economía de Argentina como para la de Brasil, la cosecha será una bocanada de oxígeno que puede cambiar en cierta medida la lógica macroeconómica de toda la región en el segundo semestre de 2017. Salida de la recesión, y persistencia del atraso cambiario, porque dólares entrarán en abundancia.