El cuidado del agua es un tema central en las investigaciones. Un recurso natural, que lejos está de ser tan abundante como parece, más tomando en cuenta que cada persona tiene un consumo de agua que promedia los 150 litros por día. Mecanismos para que el recurso se utilice de un modo conciente promueven la reutilización de aguas residuales, con la aplicación de los denominados “humedales construidos”, que facilitan la purificación de esas aguas con la ayuda de microorganismos. Para esto todo sirve. El agua que se deshecha tras el cepillado dental, la de la ducha del baño, la del lavado de platos en la cocina y la del lavarropa, según describió a Observa Silvia Jundt, una estudiante de Ingeniera de Medio Ambiente, y especialista en comunicación, de la Zurich University of Applied Sciences, quien entre noviembre de 2008 y febrero de este año desarrolló una investigación de campo en el Instituto BIO Uruguay Int., en Tacuarembó.
“En muchos lugares de Uruguay, especialmente en zonas rurales, las aguas sucias no reciben tratamiento alguno y están introduciéndose en cursos acuáticos o se van al campo”. Estos procesos de contaminación afectan a la tierra, pero también son un “peligro” para las reservas de aguas subterráneas, imprescindibles muchas veces en las áreas rurales, comentó Jundt.
Los humedales construidos son un método sencillo, económico y sustentable para purificar el agua residual y reutilizarla sobre todo para el riego de huertas. Este proceso de purificación se destaca por sus beneficios para el medio ambiente, el suelo y la salud pública. Desde familias de cuatro integrantes hasta comunidades de más de 1.000 habitantes pueden aplicar estos mecanismos y gozar de sus bondades. Sin embargo, la necesidad de una superficie de entre 3 y 5 m2 por persona para la construcción de filtros para aguas residuales, significa un problema para la instalación de estos sistemas en zonas más densamente pobladas.
"Con humedales construidos tenemos una tecnología que minimiza las contaminaciones ambientales, recicla el agua y la materia orgánica. Son sistemas simples de operar, sin consumo energético. No requieren de la adición de reactivos químicos y de energía para airear el agua o recircularla. Este sistema de depuración de aguas se basa en el conocimiento profundo del funcionamiento de los sistemas naturales y por lo tanto es una tecnología muy adecuada y fácilmente aplicable para zonas rurales alejadas de centros urbanos”, concluyó la investigadora en su trabajo.
Actualmente la investigación se realiza en otras zonas del departamento de Tacuarembó, mediante un programa de extensión denominado “Faros Agroecológicos”. Esta experiencia es desarrollada por cinco familias de Arerungua, Valle Eden, Canas, Lunajero y Sauce de Batovi con la premisa de “generar alternativas sustentables aplicables para la vida, en especial en el medio rural”.