En los últimos cinco años hemos escuchado varias veces al ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, decir que aceptó su cargo luego de hacerse la prueba del espejo: preguntarse si no era la ocasión de hacer las cosas que siempre se había planteado. Después del sí a Mujica, su gestión se basó en tres pilares. El primero de ellos: la agenda. Esa agenda estuvo sustentada en cinco ejes temáticos o estratégicos. Primero, la promoción de la competitividad del sector agropecuario con el objetivo de lograr (o ensanchar) la inserción internacional de Uruguay.
Segundo: intensificación productiva con sustentabilidad, esto es, cuidado de los recursos naturales para las nuevas generaciones.
Tercero: adaptación al cambio climático, un tema crucial para la producción agropecuaria a cielo abierto.
Cuarto: desarrollo rural con equidad para que los productores de menor escala también tengan su oportunidad.
Y quinto: fortalecimiento de la institucionalidad agropecuaria mediante el desarrollo de bienes públicos, espacios de participación y de capacitación, investigación e innovación.
El segundo pilar fue el equipo, elegido por Aguerre a su real saber. Y el tercero el liderazgo, que él mismo ejerció con el ejemplo.
Seguramente Tabaré Vázquez sopesó todo ello y le ofreció continuar. Y Aguerre tuvo que mirarse otra vez al espejo.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá