En 2008, en el último tramo del primer gobierno de Tabaré Vázquez, el viento de la bonanza económica que soplaba del exterior paró rápidamente cuando Estados Unidos enfrentó una de sus peores crisis financieras. La bolsa de valores de Nueva York se vino a pique y con ella cayeron las acciones, las inversiones y el mercado inmobiliario. La crisis se globalizó.
En ese momento Danilo Astori, con la reforma tributaria de su creación en marcha, dejó el Poder Ejecutivo para volver al Senado y desde ahí comandar la campaña política de su sector.
El presidente Tabaré Vázquez confío entonces el rumbo de la economía a un hombre cercano: Alvaro García, a quien había apostado para la Corporación Nacional para el Desarrollo.
Fue a ese contador público que le tocó navegar con turbulencias hasta el final del período de gobierno y la economía del país igual creció sin tener un solo trimestre de retroceso.
El mandatario confía en García, que políticamente se formó en filas socialistas de las que también surgió Vázquez.
Ahora, ante la mayor inversión de la historia del país que concretará la finlandesa UPM, el presidente volvió a convocarlo.
En 2015 lo había designado al frente de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) cargo que ocupa actualmente.
Además de ministro y director de la OPP, García dirigió la Corporación Nacional para el Desarrollo. Últimamente tuvo una activa participación en proyectos vinculados a las intendencias, en la distribución de recursos y apareció en la primera línea de trabajo para la reconstrucción de la ciudad de Dolores, destruida en abril por un huracán.
Para García, la tarea encomendada ahora por el presidente Vázquez de coordinar una inversión millonaria, si bien es un desafío y como tal tiene riesgos, también es la gran oportunidad de aparecer como el responsable político que deberá asegurar que las obras se hagan en tiempo y forma.
En buena medida, la llave del éxito de la mayor inversión privada del país, quedó en la OPP y en sus manos.
Las obrasLa contrapartida estatal para asegurar la tercera planta de celulosa de Uruguay pasa por la reconstrucción de carreteras, puerto y vías férreas que aseguren la movilidad de la producción que se exportará fundamentalmente a Europa y China.Vázquez sabe que de fallar en la logística que se requiere en un país con retraso en infraestructura, caerá la inversión que ayer personalmente anunció desde la residencia oficial del Prado.
El presidente quiere garantizar que las obras se hagan.
La infraestructura deberá conectar la proyectada planta de UPM con el puerto e Montevideo.
Desde la empresa se avisó que el desarrollo logístico debería ir avanzando en la medida que los privados invierten en su proyecto y se advirtió que el desarrollo de la infraestructura "es responsabilidad del Estado" y no se participará como inversor, dijo el jueves Jaakko Sarantola, vicepresidente de Desarrollo de Negocios de UPM en Uruguay.
"Para la salida de la celulosa se requiere un ferrocarril. El tren es el método de transporte más seguro, eficiente y confiable. Estas plantas tienen que trabajar a plena capacidad y la logística tiene que acompasar eso y ser buena en toda la cadena para ser eficiente", añadió Sarantola.
El gobierno no ve esos requerimientos como una "condición" sino como una "necesidad", según fuentes del Poder Ejecutivo consultadas por El Observador.
La nueva planta que estará en la cuenca del Río Negro requerirá de rutas y caminos por donde llegarán los camiones con la madera y necesitará de transporte ferrorivario "con altos estándares técnicos" para sacar la producción, y un puerto de aguas profundas que permita "cargar a capacidad máxima" y que será el de Montevideo, explicó Sarantola.
Sin embargo, el presidente decidió que todo lo referido a la inversión será manejado por Alvaro García desde la OPP.
La empresa, invertirá US$ 4.000 millones en la instalación de la planta industrial y en parte de la logística. Eso deberá ser complementado con unos US$ 1.000 millones a cargo de Uruguay, explicó el presidente.
En ese punto es donde entra Alvaro García según lo decidió el mandatario.
Antes, en 2005, el presidente lo designó al frente de la Corporación Nacional para el Desarrollo.
Es contador egresado de la Universidad de la República y dio clases en la universidad estatal, en la ORT y en la Católica. Políticamente es del Partido Socialista.
Es hincha de Racing y se hizo conocer por ser letrista del himno de ese club y de murgas.
El economista Ernesto Talvi, director de Ceres considera que Alvaro García forma parte de "un ala socialdemócrata" del FA, que es minoría en la izquierda.
"Es un hombre serio, moderno, de izquierda, pero de una izquierda dialogante, razonable, con experiencia en los organismos internacionales", dijo Talvi en una entrevista con El Observador en junio.
"Ese grupo es minoría. Tiene diferencias con algunas propuestas de la oposición, pero son diferencias típicas del juego de centro izquierda, centro derecha. Estamos hablando de matices, pero no de cambios fundamentales en la organización de la vida económica y social del país", aseguró Talvi en la entrevista.
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