ANCAP apostó al retiro incentivado de 100 trabajadores, pero solo aceptó la mitad

La reestructura prevista por ANCAP para la división de cemento incluía en una primera instancia la eliminación de unos 200 puestos de trabajo en las plantas de Paysandú, Minas y el centro de distribución en Manga. Luego de anunciada la medida, la empresa acordó con el sindicato de la construcción (Sunca) un plan de retiro incentivado para personal de limpieza, vigilancia y jardinería. La intención era que al menos 100 personas aceptaran las condiciones del retiro, pero vencido el plazo el resultado no fue el esperado y ahora ANCAP deberá tomar nuevas decisiones.

Fuentes de la empresa pública informaron a El Observador que fueron 50 trabajadores los que se apuntaron para acceder al beneficio. Según lo acordado con el Sunca, los empleados recibirán el despido correspondiente y además el pago de una partida especial durante 12 meses.

Cerca de 300 empleados –de empresas privadas– realizan tareas de cuidado y mantenimiento de un total de 650 que cumplen funciones en las tres plantas de cemento Pórtland del ente.

La reestructura en ese sector está basada en la reducción de 200 de esos puestos. Las nuevas autoridades de ANCAP elaboraron un plan de negocio para el cemento con inversiones mínimas que permitirían equilibrar el balance del año próximo.

Actualmente, esa división genera un déficit anual de entre US$ 20 y US$ 27 millones.

Al momento de realizar el relevamiento de funcionarios del sector cementero, ANCAP detectó que solamente en el área de jardinería figuraban 40 inscriptos.

Cuando se le consultó sobre ese hecho, la presidenta de ANCAP, Marta Jara, contestó: "Cuarenta personas que cortan el pasto no se necesitan. Es un desafío reconvertirlas y mitigar el impacto social, pero el negocio no admite 40 jardineros".

Allí comenzó una negociación con el sindicato de la construcción (donde está afiliado parte de ese grupo de trabajadores tercerizados) y el ente recontrató por tres meses –a partir de mayo– a 17 jardineros de la planta cementera de Minas, con un costo de US$ 200 mil.

Pero además, se continuó intercambiando posiciones sobre los otros 175 empleados. Entonces, se acordó un plan de retiro incentivado con el objetivo de contar con la aceptación de 100 trabajadores. Pero al cierre del plazo estipulado –este viernes– apenas se llegó a la mitad.

La mayor parte de los registrados que aceptaron la propuesta son de la planta de Paysandú.

Una de las fuentes consultadas indicó que "no está claro" dentro del ente cómo seguirá la reestructuración laboral dentro de la división de cemento.

Sostuvo que haber llegado a 50 retiros fue importante, pero no lo deseado. "No es suficiente, como tampoco lo era llegar a 100 personas", advirtió.

Ahora, la empresa pública tendrá que definir el paso siguiente de la reestructura y esa decisión no se le presenta fácil.

"Si renueva los contratos con los 17 jardineros, por ejemplo, va a ser un problema a nivel de la opinión pública", señaló uno de los consultados. "Por otro lado, si no renueva el problema lo va a tener con el Sunca", añadió.

Solamente uno de los jardineros de Minas aceptó el plan de retiro propuesto por la empresa pública.

Por su parte, el dirigente del Sunca Richard Ferreira expresó a El Observador que con el resultado del plan de retiro, el sindicato espera poder quitar "de arriba de la mesa los despidos que estaban planteados por ANCAP".

Agregó que la cantidad de anotados "en definitiva atiende un poco la preocupación (que tenía el ente) sobre la cantidad de trabajadores que están en el área del cemento; ahora habrá que ver si hay necesidad de continuar dialogando con ANCAP".

La reestructura en la división Pórtland no es el único inconveniente que enfrenta actualmente la empresa. También tiene atrasada la parada técnica por mantenimiento en la refinería de La Teja (ver aparte).

En otro orden, Alcoholes del Uruguay (ALUR) deliñeó un nuevo lineamiento de trabajo con el objetivo de reducir el precio de los biocombustibles.

El presidente de la empresa, Juan Carlos Herrera, indicó al portal de Presidencia que se buscará optimizar el desempeño de la compañía, sin que se produzca el cierre de ninguna planta de producción. "El objetivo final es que los biocombustibles sean más baratos para todos los uruguayos y eso no va a ser a costa de cerrar planta alguna, sino de que ALUR trabaje mejor", dijo Herrera.