Gabriel Pereyra

Gabriel Pereyra

Columnista

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ANCAP, una fractura expuesta en un país con cáncer

Las pérdidas del ente petrolero son parte de una historia de ineficiencias que los uruguayos vienen soportando y pagando peso por peso
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21 de diciembre de 2015 a las 09:30

Pensemos que no hay ilegalidades, ni irregularidades; incluso para hacer este ejercicio mental, concedamos que ni siquiera hubo mala gestión en ANCAP y que, como dicen los mujiquistas, todo se debió a costos de la empresa, a inversiones, a una deuda dolarizada, a su contribución a rentas generales y a 200 excusas o argumentos más. Claro, más allá de debates y ponchos revoleados al aire por dirigentes que en vez de guapeza deben mostrar seriedad, ANCAP debe ser recapitalizada con mil millones de dólares.

Hay un sector de la población que comprende cabalmente lo que significa esto. Otro sector, para que comprenda, se le podría decir que contando niños y ancianos que no trabajan ni aportan a la riqueza nacional (medida en pesos obviamente), sería como si unos señores de corbata en representación del gobierno golpearan a su puerta y le pidieran US$ 300 dólares por cabeza para llenar el hueco de la deuda de ANCAP . Si quieren sacar del negocio a niños y ancianos, entonces debería pagar unos US$ 590 por activo. Tremendo ¿verdad? Lo que quizás no sepa este sector de la población y el otro sector, calificado como el grupo influyente, es que deudas de esta venimos acumulando hace décadas.

Esta sangría no es gratuita, ya no en términos económicos, sino vitales en toda la expresión de la palabra. Por qué una sociedad como la uruguaya, con un Estado de bienestar de los más extendidos de la región, con ventajas sociales y geográficas envidiables, luego de una década de crecimiento a tasas insólitas tiene una clase media cuyo 50% está en estado de fragilidad, o sea, que basta un vientito para que vuelvan a la pobreza.

Esto no es por ANCAP , o sí, es, pero no solo ni principalmente.

Otros entes

Hagamos un rápido repaso por los otros entes estatales.

UTE. El Plan Bambú, la reestructura funcional de UTE, fue suspendida luego que el sindicato de funcionarios (AUTE) y la asociación de los mandos medios (Aprom) se declararan en contra de los cambios. Dos consultoras habían cobrado US$ 7 millones para elaborar el plan que los funcionarios no quisieron.

ANTEL. El gremio se opuso a suspender la construcción del Cilindro porque "para reactivar la economía en el país no hay mejor forma que a través de la inversión del Estado".

OSE. Los funcionarios se resisten a tercerizar servicios para reparar las pérdidas de agua. En 2013, OSE dejaba de facturar el 49,5% del agua potable que suministraba a la red por roturas en las cañerías. La pérdida es de US$ 200 millones anuales, o sea, en cinco años un agujero de Ancap. Pero no hay ningún escándalo porque se ve que estamos acostumbrados o el agua corre sin hacer mucho ruido.

AFE. Por cada peso que ingresaba a AFE en 2012, Rentas Generales debía poner dos para equilibrar las cuentas. Desde ese año la carga cae sin pausa, y por lo tanto la inyección económica del gobierno tiene que ser mayor. En 2014, AFE perdió carga. Movió 800.000 toneladas, cuando su promedio histórico había sido de un millón, con un pico de millón y medio en 2013. En 2015 hubo un desembolso de US$ 28 millones para rehabilitar las vías férreas de algunos tramos.

Funcionarios del Estado

¿Todo este agujero de ANCAP no lo vio el gremio del ente? Fancap se manifestó "preocupada" por la situación (¡faltaba más!), se opuso a una investigadora (¡faltaba más!) y reclamó la remoción de gerentes pero no por mala administración sino porque vienen de gobiernos anteriores y serían partidarios de privatizar al ente petrolero (¡faltaba más!).)

Durante la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez, que terminó en 1915, se logró como un beneficio las 8 horas de trabajo para los obreros. En 2015, cien años después, se votó una ley que obligó a los funcionarios públicos a hacer 8 horas, porque muchos venían haciendo 6, y la mayoría cobrando por 8. Es la historia de Uruguay: hacemos que los logros, se conviertan en una avivada y lo que eran derechos devengan en una obligación.

Esto no es un embate contra los funcionarios públicos. No son una casta que haya crecido y se haya consolidado a la oscuridad como un acto de corrupción, sino que ocurrió gracias a decisiones de todos los partidos políticos y con la anuencia del grueso de la población, que anida un oscuro deseo de ingresar a esa tribu que levitó por encima de todas las crisis y sobrevivió a todos los gobiernos.

Hoy los gremios públicos son el sostén del PIT-CNT, son presuntamente la clase obrera cuando representan a la elite de una burocracia que creció gracias a los partidos tradicionales a los que hoy defenestran, y se consolidó gracias la izquierda a la que hoy le hacen la vida más difícil de lo que ya es la vida en estos tiempos.

Lo urgente y lo importante

Es lógico y en algún punto deseable que la oposición política golpee al gobierno con esto de ANCAP , pero alguien, fuera de las pasiones y los intereses electorales, debe mantener alerta a la gente, haciéndole entender que hace años que viene pagando peso por peso la consecuencia de esos debates que a veces le cuesta entender. Que si mucha gente no levanta cabeza también es por estas cosas. Que esos debates refieren a lo urgente, casi nunca a lo importante.

Que salvo la Justicia (cuya reforma está pendiente porque no hay plata), la enseñanza (cuya reforma está pendiente por falta de voluntad política), la salud (cuya reforma empeoró lo que venía mal) y la Policía (cuya reforma se hizo por la vía de los hechos con el surgimiento de un peligrosos sistema de seguridad privada), el resto es una Estado amorfo que nos cuesta cada año varios Ancap.

Y que esto, no solo ANCAP , es lo que nos hace tener una energía cara, una educación que no permite la movilidad social, una infraestructura que nos permita ser un día algo parecido a un país desarrollado. No faltará quien crea que esta nota es un intento por minimizar lo de ANCAP . Lo contrario sería ilógico. Lo contrario quitaría sentido a lo que pretende ser el corazón del razonamiento. Somos lo que somos. Y todo esto no tiene que ver con ANCAP , o sí, tiene que ver, pero no solo.

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