Apremia la crisis portuaria

Las presiones de las empresas navieras al gobierno por la crisis portuaria reflejan su justificada preocupación por la demora del presidente Mujica en comunicarse directamente con su par argentina para buscar una salida. Es posible que Mujica esté limitado por el misterio sobre la salud de Cristina Fernández de Kirchner y, además, a la espera de los resultados de las negociaciones que nuestra cancillería está realizando a nivel técnico, según adelantó a Subrayado el presidente de la Administración Nacional de Puertos, Alberto Díaz, aunque sin proporcionar detalles. Pero igualmente crea cierto desconcierto que pasen semanas sin información precisa, luego de las sucesivas postergaciones de una prevista cumbre rioplatense.

Mujica esperaba empezar a desenrollar el enredado ovillo proteccionista de nuestros vecinos, al menos en el vital tema portuario, cuando se encontrara cara a cara con Cristina a fin de mes en La Habana o tres días después, en Caracas. Pero este propósito va camino a frustrarse por la sucesión de postergaciones de la cumbre del Mercosur en la capital venezolana. Ya hubo tres cambios de fecha y, por ahora, va quedando para mediados de febrero. Tanto Mujica como la presidenta argentina iban a asistir a este encuentro y a la previa reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en La Habana. Pero está en duda el viaje de la presidenta a Cuba, lo que seguiría difiriendo la oportunidad de encontrarse con Mujica.

En Argentina arrecian conjeturas sobre el estado de salud de Cristina, luego de su operación cerebral en octubre. La presidenta no aparece en público desde el 19 de diciembre, en contraste con su profusa agenda anterior de discursos casi diarios y asistencia a todo tipo de actos. Pese a que su jefe de gabinete, Jorge Capitanich, aseguró que la mandataria sigue manejando el gobierno desde su reclusión, dirigentes de partidos opositores han afirmado que no es así y que, en la actualidad, existe un vacío de poder. La posibilidad de que la ausencia pública de la presidenta obedezca a su estado de salud puede ser la razón para que Mujica demore la comunicación directa con ella, ya sea por teléfono o en un encuentro en Buenos Aires, opciones aparentemente fáciles de concertar.

El tema portuario, sin embargo, es urgente. La decisión argentina de prohibir el transbordo de cargas de ese origen en puertos uruguayos ya ha disminuido la actividad en la terminal de Montevideo en más de un 30%, afectando tanto a las empresas navieras como a los trabajadores. Los operadores portuarios en nuestro país le reclaman a Mujica actuar con prontitud porque temen que el kirchnerismo se apresta a profundizar esas restricciones. El canciller argentino Héctor Timerman acaba de negarlo, pero las habituales decisiones proteccionistas inconsultas del gobierno vecino tienden a restar confiabilidad a las promesas de sus integrantes.

La solución radica en que Uruguay se avenga a firmar con Argentina un acuerdo similar al que ese país tiene con Brasil, que libera el transbordo de cargas. Pero se trata de un tema complejo porque también conlleva otro tipo de perjuicios para nuestro país. Es necesario que el gobierno informe lo antes posible del estado de las gestiones que, según Díaz, realiza actualmente nuestra cancillería en un tema que amenaza hipotecar el hasta ahora pujante desarrollo de la actividad portuaria.

l