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Arraial do Cabo: el Caribe brasileño

Un pequeño pueblo costero, casi escondido entre Buzios y Río de Janeiro, ofrece dos de las mejores playas de Brasil y la tranquilidad ideal para desconectarse
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02 de abril de 2017 a las 05:00
Por más que le repitan decenas de veces antes de llegar que "es el Caribe brasileño", no lo comprenderá hasta el momento en que su barco se acerque a una de las paradisíacas playas de Arraial do Cabo. Cerca de Río de Janeiro y de Buzios, este pueblito de pescadores, con muy poca infraestructura turística, es visita obligada –al menos por el día– cuando esté de vacaciones en la zona.

¿Qué lo diferencia del Caribe? La falta de palmeras y la temperatura del agua. Pero como ventaja tiene todo el color y el ambiente que le ponen los brasileños a su vida. Nada más disfrutable que navegar por las cristalinas aguas de color turquesa, tomar sol, tirarse desde el barco a nadar o ir hasta las finas arenas que nunca se calientan.

El agua no es tan fría como en Uruguay, pero tiene varios grados menos que las playas cariocas.

¿Cómo llegar?

Si está en Río de Janeiro y se mueve en auto puede ir manejando (son casi tres horas). En ese caso solo hay que evitar parar en la ruta porque la seguridad no es la mejor. También conviene procurar no ir los fines de semana por el tránsito. Además, tiene que estar dispuesto a caminar en el pueblo, porque muchas veces el acceso es restringido si ya entraron muchos vehículos.

Lo ideal para evitarse esos problemas es contratar una excursión desde el hotel. Por poco menos de $ 2.000 uruguayos lo llevan en la mañana temprano y vuelve en la tardecita, con almuerzo y traslados en barco entre las playas incluidos.

Desde Buzios el viaje en auto es más corto, siempre y cuando evite los días y horas de mayor tráfico.

¿Cómo moverse en el pueblo?

De las playas con acceso simple del pueblo, solo una (Praia Grande) es como para ir a tirarse y disfrutar el día, aunque el agua es más fría que las del resto aptas para baños.

Pero las joyas son otras: Praia do Forno, Prainhas do Pontal do Atalaia y Praia do Farol. Lo ideal es visitarlas en barco. Salvo Praia do Forno, a la que se puede ir también caminando entre arbustos y piedras en menos de media hora, al resto no es posible acceder de otra forma que con una embarcación.

Praia do Farol tiene una mística y una historia muy especial. Es una playa protegida por la Marina de Brasil, dado que además es una reserva ecológica. Por tanto, es una zona salvaje a la que solo se puede acceder en barco y con un número reducido de personas. Una vez que llega el barco al lugar tiene que pedir permiso a la Marina. Nunca puede haber más de 250 personas en la playa, así que para poder desembarcar hay que esperar. Por eso mismo la visita no puede durar más de 40 minutos. Como es área protegida, no se permite comer ni tomar nada en esa costa.Cercada, pero a pocos metros del agua, se encuentra una higuera, que según una leyenda tiene más de 500 años y aparece en los mapas de Américo Vespucio.

Arraial do cabo
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La que por ningún motivo se puede dejar de visitar es Praia do Forno. Si bien lo ideal es ir en barco, también se puede ir caminando. Por algo fue elegida durante varios años consecutivos como una de las mejores playas de Brasil y actualmente solo tiene por delante en el último ranking de Tripadvisor a Baia do Sancho (de Fernando de Noronha) y a Praia dos Carneiros (Tamandaré). En cuarto lugar está Praia do Farol.

Por tanto, si –de los 9.000 kilómetros de costa de Brasil– en Arraial de Cabo están dos de las cuatro mejores playas de ese país, poder ir a ese pueblo y no hacerlo es casi un pecado.

Claves

  • Ciudad. Arraial do Cabo es una ciudad muy chica, modesta y hasta precaria en algunos aspectos. La infraestructura hotelera es reducida y por eso la recomendación principal es ir por el día. De todas formas hay hoteles y hostales. Incluso se puede alquilar casas por plataformas como Airbnb.
  • Vida. En Arraial solo viven 27 mil personas, algo que contrasta con los 6 millones de Río. Por tanto, se puede disfrutar de un día de paz único. La mayoría de los pobladores viven de la pesca, no del turismo, y es un lugar casi sin vida noctura.
  • Arena. En las playas de Arraial do Cabo es imposible quemarse con la arena. Nunca se calienta. Se puede bajar del barco solo con lo puesto, descalzo, y no pasará nada.
  • Comida. Si es posible, evite los espeto corridos. Es mejor comer en los barcos, que sirven comida y en algunos casos tienen buen servicio.
  • Historia. En el pueblo también hay parte de la historia de Brasil para visitar: una iglesia, Nuestra Señora de los Remedios, que fue construida en 1506 y un monumento al cartógrafo Américo Vespucio. Por la zona ingresaban los esclavos desde África y en una plaza realizaban las subastas para venderlos.


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