Un puñado de empresarios artiguenses se puso entre ceja y ceja lograr que los uruguayos reconozcan el valor de la minería. Anhelan que se asocie a Artigas como capital de las piedras preciosas, algo que a estadounidenses, chinos, alemanes y brasileños no deben explicarles, dicen con un dejo de dolor.
La producción de amatistas y ágatas no está en su mejor momento. Lamentan que cayeron las ventas y los precios, pero celebran que no tiene techo el potencial de un sector que exporta casi la totalidad de lo que produce, aunque el 70% parte sin valor agregado. Eso implica que se generen en Brasil puestos de trabajo que, dicen los empresarios, deberían crearse en Artigas, que tanto los necesita.
Mineros, talleristas y comerciantes afirman que para pulir este diamante falta que entre a la cancha un socio clave, el Estado, al que reclaman una asistencia financiera accesible a través del Banco de la República.
Mientras, dos esperanzas inyectan ánimo: el creciente interés chino por adquirir amatistas –y con valor agregado, no en bruto– y la certeza que brindan los geólogos sobre que la explotación minera en Artigas prácticamente no tiene límites.
Marcos Martínez, presidente de la Asociación de Mineros de Artigas (Amina), recibió a El Observador en la terminal de ómnibus de la norteña ciudad, días después de la Expo Prado, donde Amina expuso por primera vez en sus 10 años.
"Fue una buena experiencia, avanzamos en que otros uruguayos sepan que en Artigas, que es parte de su país, existe el mundo de las piedras preciosas", afirmó.
Amina nuclea a 25 empresarios, propietarios de canteras y talleres y también a artesanos. Son casi la totalidad de un sector que emplea a 350 personas.
Tomando como base el trabajo de anteriores directivas, la actual reorientó los esfuerzos tras años procurando apoyos estatales que solo se obtuvieron para acelerar los permisos de explotación.
"La intendencia siempre nos respaldó", aclaró. Y "se avanzó integrando al sector en el Consejo Sectorial donde accionan la intendencia y los ministerios de Industria, Energía y Minería y de Trabajo y Seguridad Social".
Ahora hay nuevas metas "para defender a un sector familiar" que, a diferencia de otras actividades "que han tenido mucha prensa" (aludiendo al frustrado emprendimiento de Aratirí) se hace "en forma racional y respetuosa con el medio ambiente".
Un objetivo es instaurar un precio de referencia, para evitar que los demandantes externos aprovechen la necesidad de algunos por vender para cubrir costos. Eso deriva en otra necesidad: respaldo financiero estatal, a plazos y tasas razonables, para cubrir costos hasta que puedan vender.
Mientras aguardan con renovada paciencia, avanzan en otros aspectos. Se hicieron cursos para mejorar las condiciones de seguridad laboral, con apoyos del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional y de la Unión Nacional de Trabajadores Metalúrgicos y de Ramas Afines. Y hay capacitaciones anuales para barrenistas, coordinados con el Servicio Material y Armamento del Ejército.
Martínez admitió que "los conocimientos principalmente se trasladan de generación en generación, o de empresarios a empleados, en canteras y en talleres", lo que genera otra inquietud, que el sector pueda asesorar a entidades educativas para que instauren capacitaciones y generen mano de obra bien preparada", lo que hoy constituye otro déficit de riesgo.
Para la presencia de Amina en la Expo Prado "fue fundamental una capacitación previa denominada Internacionalización de Empresas, con formación en logística y actuación en ferias", gracias al apoyo de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay.
Amina también participó este año en la Expointer de Brasil, la mayor muestra regional del sector agronegocios, tiene previsto hacerlo en la exposición ganadera de Artigas y se intentará participar en forma conjunta en ferias internacionales, sobre todo en Alemania y Estados Unidos, donde por ahora las presencias son fruto de esfuerzos individuales.
El sector minero de Artigas –se estima es el 8,3% del total de la explotación minera nacional–, que exportó a más de 40 países, llegó a su máximo esplendor al inicio de esta década. En 2011 exportó por un récord de 22.000 toneladas. En 2013, en una coyuntura de precios favorables, generó US$ 23 millones, el ingreso máximo histórico. En 2014 llegó a emplear a 650 personas en forma directa, cuando por mes se embarcaban 120 contenedores solo de ágatas (cada uno con 27 toneladas). Hoy se llega a 20 contenedores. Las exportaciones, desde entonces, comenzaron a descender, básicamente por una menor demanda china.
Por la amatista que se va en bruto a Brasil se obtiene en promedio US$ 4 por kilo, pero si se la exporta con valor agregado hacia Estados Unidos se logra US$ 12 por kilo en promedio. Esos valores varían mucho en base a la calidad de la piedra, existiendo varias categorías. Las piedras de ágata se exportan el 100% hacia China y en bruto, obteniéndose en promedio US$ 0,40 por kilo, con oscilaciones según de la calidad.
En estos últimos años el precio cayó entre 30% y 40% en el ágata y en algunas categorías más. Y en la amatista la caída no fue relevante, pero el cambio clave es que se demanda la exportación con valor agregado, lo que incrementa los costos (salvo en el caso de la piedra en bruto que va a Brasil).
A todos en el sector les quita el sueño achicar la exportación en bruto, "un mal necesario" para que el sector subsista.
Para el gobierno local "es fundamental" que este sector prospere porque "significa que la gente va a golpear menos la puerta para pedir empleo", admitió el intendente de Artigas Pablo Caram, quien añadió que "el sector paga buenos salarios" y que "son empleos de calidad".
Como en muchos departamentos la intendencia es uno de los principales generadores de mano de obra local. Tiene unos 1.300 trabajadores. Otros sectores clave son el ganadero, especialmente en zafras de esquila o vacunación contra la fiebre aftosa, y el agrícola con la producción arrocera en distintas áreas y la de caña de azúcar en Bella Unión. El sector minero está a nivel de esas fuentes de trabajo e incluso por encima si el momento es positivo.
"Es un sector que da orgullo, las piedras preciosas de Artigas son las mejores del mundo en su tipo y eso lo reconocen en ferias internacionales. Por eso no dudamos en invertir para ayudar a que expongan en el exterior y acá los acompañamos en la Patria Gaucha de Tacuarembó, en la Expo Prado o con la ayuda del intendente de Maldonado (Enrique Antía) en un local en la avenida Gorlero y la calle 30", dijo.
Sobre qué necesita el sector para despegar, Caram fue concreto: "una buena política de Estado orientada a un régimen impositivo diferencial".
Obtenido el permiso de explotación –ante la Dirección Nacional de Minería y Geología del MIEM y la Dirección Nacional de Medio Ambiente del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente–, el proceso productivo comienza en minas bajo tierra o canteras a cielo abierto. Tras detectar dónde se pueden obtener piedras de mayor calidad, se inicia la extracción utilizándose maquinaria y en algunos casos explosiones. La piedra obtenida tiene dos destinos. Una es su exportación en bruto. Se instala en pallets y va en camiones hacia Brasil (amatista) o en contenedores por barco hacia China (ágata y amatista) o Estados Unidos (amatista). Si se exporta con valor agregado (básicamente a Estados Unidos), la piedra se lleva a los talleres, donde el producto es sometido a diversos procesos, según los destinos.
Los estudios geológicos modernos permiten disponer de mapas muy precisos sobre la ubicación de áreas productivas. Las geodas, según se explica en el Safari Minero, se formaron en condiciones muy particulares. Hace 120 millones de años, cuando se generó la apertura continental que dio lugar al océano Atlántico, lava basáltica avanzó sobre rocas sedimentarias dando lugar a la formación Arapey. Lava candente se fue desplazando y al llegar a la actual área minera del norte uruguayo se encontró con una zona arenosa. El sílice de la arena se fundió con la lava, generándose una masa viscosa que contenía burbujas en cuyo interior se fueron formando cristales de cuarzo. Las impurezas de la arena mezcladas con la lava en esas burbujas, sumado a un lento enfriamiento, dieron lugar a colores y tamaños de amatistas de alto valor, muy diferentes a las de otros lugares del mundo y muy apreciadas.
Una de las contribuciones de mayor peso al reconocimiento del valor del sector minero en Artigas la constituye el Safari Minero del Hotel Casino San Eugenio del Cuareim.
Mateo Acosta, responsable de la propuesta, recordó que todo surgió a fines de 2013: "Se presentó la propuesta al proyecto Innova Turismo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y apenas se aprobó comenzamos a trabajar conociendo experiencias similares en Argentina y Brasil, para diseñar lo que es nuestro Safarí Minero".
Explicó que "se trata de una experiencia turística vivencial, que permite conocer el mundo de los yacimientos de piedras preciosas de Artigas, aportando conocimientos sobre la generación que data de hace 120 millones de años hasta todo el proceso actual".
El safarí consiste en visitar las galerías o túneles y las minas a cielo abierto, en la zona de Catalán y La Bolsa, los talleres industriales y pequeños talleres artesanales. A los participantes se les exhibe un documental didáctico, se les da el equipamiento de seguridad y un seguro (cada sitio está debidamente acondicionado para ser visitado), servicio de guía especializado y, opcionalmente, transporte y alojamiento.
El perfil de los turistas "es muy variado, desde grupos de escolares y liceales, pasando por familias y excursiones de adultos mayores y turismo social, viene gente de todas las edades, desde todo el país, de países de la región y muchos estadounidenses, europeos y de otras procedencias".
Para un grupo de 10 personas, el safari completo tiene un costo de $ 1.300 por persona, con un 10% de descuento si son huéspedes del Hotel Casino San Eugenio del Cuareim, precio que disminuye conforme aumenta el volumen del grupo. Por informes, hay que llamar a los teléfonos 4772 0710 o 092 249 505 (wathsapp), escribir a [email protected] o visitar el portal www.safariminero.com.
Acosta reflexionó que "el minero es uno de los principales sectores productivos en Artigas, hace un aporte muy trascendente en lo económico, a la sociedad artiguense. Con nuestra propuesta buscamos que la gente conozca al sector, que lo valore y mediante el turismo generar a la vez oportunidades para otros sectores, como el comercio de Artigas".
Finalmente, celebró que este Safarí Minero sea una de las apuestas del Ministerio de Turismo para promover la actividad en la zona norte del país, vinculándolo a otras próximas como la del Valle del Lunarejo y la de las Minas de Corrales.
Avelino Martínez lleva más de medio siglo en el rubro. Estuvo entre los pioneros del despegue de la actividad y recuerda que previo al puntapié inicial que en la década de 1960 dieron Jorge Polleri y otros todo era muy limitado, muy artesanal. Se explotaban piedras que se encontraban en la superficie por empleado de estancias o con excavaciones muy rudimentarias. No obstante, se habla de hasta 150 años de aprovechamiento del recurso.
Poco a poco se fue ambientando una actividad más profesional, con mejores tecnologías y de perfil exportador, en la que Avelino se ha desempeñado como productor en canteras y en su taller que está en la ciudad de Artigas, donde lo encontramos procesando amatistas y agatas junto a su equipo de trabajo.
Allí dijo que "nos da cierta pena que la piedra uruguaya, con la alta calidad que tiene, sea reconocida en el resto del mundo pero no acá en el país, incluso hay gente en Artigas que no valora a este recurso genuino que tenemos".
Tras admitir que el momento actual "es un poco complicado, porque trabajamos con costos mucho más elevados que los que hay en Brasil, no somos competitivos", explicó una situación insólita: "terminamos compitiendo en el mercado internacional con piedras que Brasil exporta a valores más bajos... ¡con las piedras que nosotros mandamos en bruto a Brasil y a las que ellos le añaden valor! No cuestionamos a los brasileños, ellos hacen su negocio, aprovechan que si importan piedra sin procesar desde Uruguay no pagan impuestos y además sus costos internos son un 50% menores que los nuestros, pero hoy no nos queda otra que mandarles piedras en bruto, la necesidad tiene cara de hereje".
"Brasil, en definitiva, protege su generación de mano de obra, algo que acá no estamos haciendo", reflexionó.
Sergio Riveiro está al frente de un taller artesanal donde "hacemos la finalización del trabajo con la amatista".
Contó que "somos un taller mixto, se compra piedra a los dueños de las canteras y se la finaliza y también hacemos el trabajo tercerizado, finalizamos piedras para los canteristas".
Su trabajo tiene como destino la colocación de piezas en el mercado interno, a revendedores que luego las comercializan básicamente en Montevideo.
"El momento no es bueno, hay una crisis de varios años y todo se complica, más para nosotros que somos pequeños y sufrimos más, aunque todo el sector está sufriendo", reflexionó.
Añadió que "ventas hay, falta lograr mejor precios para no tener que ir produciendo más para cubrir los mismos costos que son altos".
"Yo aprendí hace 30 años, cuando entré de empleado y claro que le tengo cariño a esto de la piedra. Está bravo, pero aguantamos porque es lo que sabemos hacer y nos gusta, estamos aguantando hasta que llegue alguna ayuda del Estado, que por ahora es un socio que no coopera, es socio para cobrar, pero no para aportar".
Al costado de una de las enormes geodas –de más de dos metros de altura y que supera las 15 toneladas de peso– que hay en su taller, al costado de su casa ubicada frente al cementerio de Artigas, Gary Olivera con orgullo le mostró al periodista varias fotos de las últimas piezas que exportó, en ese caso con destino a un parque privado en Australia al que viajó para ayudar a la instalación de las piezas.
En una alternativa comercial en la que es casi el único operador, Gary se ha especializado en extraer en su cantera o adquirir a otros mineros piezas de gran porte, alistarlas y comercializarlas al exterior.
Comentó que hace 39 años que se dedica a esto y que lo hace "por pasión, no hay dudas, eso es lo que explica que uno siga adelante".
"Aprendí solito, a golpes", admitió. No es fácil trabajar con piedras gigantes. "Antes a la piedra grande se la sacaba y se la explotaba, pero en pedazos, no había mercado para piedras de amatista tan importantes, tuve que ir buscando ese mercado, me tiré al agua porque dos colegas amigos me dieron el primer par grande de piedras, de fiado y esperé casi dos años para venderlas. Después sí ya pude pagarlas para seguir en esto".
Generalmente quienes comprar esas piedras enormes son "particulares, a un estadounidense le vendí seis, también comprar los dueños de los parques místicos y los hoteles".
Recuerda que la piedra más grande que trabajó y vendió fue de 22 toneladas, aunque sabe de casos de piedras de 35 toneladas de peso.
"Desde que la piedra se descubre en la cantera y se decide traerla pueden pasar meses. Tengo piedras en la cantera ya ubicadas, de las grandes, hace ocho años, ya paga y esperando que se haga el negocio para hacer espacio y comenzar el trabajo. Es un rubro bien demorado, es un mercado lento, bien selectivo, hay piedras grandes prontas para comercializar con seis años esperando. Hay que tener paciencia, la otra vez apareció un cliente ruso que vino y compró dos veces", dijo.
Gary dijo que "mi dolor es el costo elevado que tenemos para producir, me duele que esta riqueza se vaya a Brasil así como sale de la cantera. Tenemos la materia prima, lo principal, pero no la podemos procesar como quisiéramos porque no tenemos los costos razonables que sí tienen en Brasil. Acá capaz podría haber 1.000 puestos de trabajo y en empresas bien instaladas, no en ranchos, pero se precisa una ayuda que a la larga es buena para los empresarios, para sus empleados y para el país porque uno hace todo en regla y paga todos los impuestos que hay que pagar".
Sergio Ramos, quien recibió a El Observador en uno de los barrios de la capital artiguense, definió su actividad como "joyero artesanal", la que desarrolla mediante la técnica conocida como electro enchapado, utilizando amatistas y agatas.
Comercializa sus productos en la ciudad, pero también en Montevideo, Piriápolis, Colonia y Salto y hasta exportó hacia Inglaterra.
"Aprendí trabajando para otro artesano, José Belén", destacó, para afirmar luego que "en mi caso cuando hay crisis me veo favorecido, porque la gente en vez de comprar piezas de oro o plata compra piezas de piedras preciosas enchapadas, trabajadas con cobre y baño de plata, una crisis es una oportunidad para mí".
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