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Ascenso y caída de un hombre que deja huella

Alfredo Silva, el auxiliar de enfermería que ocupó el directorio de ASSE por seis años
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18 de julio de 2014 a las 20:07

Un día de setiembre de 2008 Alfredo Silva llegó al Edificio Libertad con el andar erguido y la sonrisa dibujada, con su actitud confiada y altanera, y se dirigió al que sería su despacho, en el segundo piso. Había dejado de ser empleado para ser patrón. Había pasado de auxiliar de enfermería a director de ASSE como delegado de todos los trabajadores de la salud pública. Su meta era dar vida a los intereses de su sindicato madre, la Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP).

No era un recién llegado en la salud. Tenía 20 años de trayectoria sindical, primero como estudiante, luego en el sector privado (en el Casmu), y finalmente en el sector público. Trabajó durante años en la Colonia Etchepare.

En 2003, en el gobierno del colorado Jorge Batlle, estuvo al frente de un conflicto con el Ministerio de Economía que duró 53 días. Cuando aquel reclamo terminó a favor de la FFSP, su rostro era conocido en los medios de comunicación y su presencia se había impuesto en la federación. Entonces se ganó un cargo en la dirigencia del sindicato y luego lo nombraron delegado en una comisión del PIT-CNT.

En 2008 se aprobó por ley la creación de ASSE como servicio descentralizado del Ministerio de Salud Pública y se estableció que en el directorio debía haber un representante de los trabajadores y uno de los usuarios, además de dos directores nombrados por el gobierno y uno por la oposición. La ministra de Salud del momento, María Julia Muñoz, resolvió que el delegado fuera miembro del sindicato de la salud más representativo de los trabajadores, es decir, la FFSP. En asamblea, el gremio nombró a Silva. Luego lo ratificó el PIT-CNT. Hasta el día de hoy no se ha reglamentado la forma de elección de los representantes sociales.

Militante del Partido Socialista de los Trabajadores, Silva se embanderó con el primer gobierno del Frente Amplio y con la reforma sanitaria. Los primeros tres años en el directorio mantuvo perfil bajo. Ese tiempo le sirvió para recorrer los hospitales del país y conocer las dinámicas de relacionamiento entre jerarcas y funcionarios.

En 2011, el presidente José Mujica nombró a Mario Córdoba (MPP) al frente del directorio de ASSE. Entonces Silva encontró su espacio y un aliado para patear el tablero. Ese año se destituyó a una veintena de directores de centros de salud, muchos de ellos médicos, y en cambio se nombraron nurses, enfermeros, auxiliares de servicio y choferes de ambulancia, muchos de ellos sindicalistas de confianza de Silva.

“Vengo de abajo. No tengo un título universitario, fui auxiliar de servicio, sé lo que es lavar un piso, sé lo que es trabajar en una cocina, sé lo que es hacer enfermería, trabajar en una emergencia, atender un parto, trabajar con la locura. Sé lo que es estar”, dijo Silva al suplemento Qué Pasa de El País poco tiempo después de aquel recambio. Su nombre ya empezaba a ser mala palabra para médicos y políticos, pero seguía siendo la esperanza de la mayoría de los sindicalistas.

Desde entonces lo ha rodeado una lista de acusaciones variopinta: corrupción, acoso laboral, autoritarismo, doble función (sindicalista y director a la vez), entre otras cosas. Dos veces la oposición interpeló a ministros de Salud por temas vinculados a él. En el gobierno tuvieron una actitud ambivalente: por un lado, frenaron los pedidos de investigar en el Parlamento; por otro, buscaron distintas formas de sacarlo del cargo. En esto último no avanzaron porque se dieron cuenta de que se ponían en contra al PIT-CNT.

En 2013, el presidente José Mujica dijo al semanario Voces: “Dijimos que participen los trabajadores y agarrás a un tipo como este de la salud (por Silva). Administrar una cosa que tiene 27 mil trabajadores, estamos locos, nos estamos dando un tiro en la pata”. Sin embargo, hasta ahora nada había sido lo suficientemente contundente como para que Mujica tomara la decisión de desplazarlo del cargo que ocupa hace seis años.

Ayer Silva cayó. Ya no es aquel que entró al Edificio Libertad pisando fuerte. Ya no tiene el respaldo de toda su FFSP ni del PIT-CNT. Pero su paso como director de ASSE dejó huellas en el malafamado prestador de salud estatal, y seguramente las coimas y la sobrefacturación sean solo una parte.

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