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Asumió nuevo presidente de AFE con el ente tocando fondo
Wilfredo Rodríguez asumió ayer la presidencia del directorio de AFE, en momentos donde el ente ferroviario muestra estadísticas similares a las de los años de la peor crisis económica y social que vivió el país. La administración saliente, comandada por la exdirigente sindical Carmen Melo dejó a la nueva gestión un nivel de movimiento de carga por debajo del millón de toneladas, lo cual muestra la decadencia de la operativa. El único negocio que tiene AFE para poder subsistir es el transporte de productos desde y hacia el interior del país, como cemento, combustible, madera o granos. Sin embargo, por distintos motivos que responden a la gestión y la falta de inversiones, el ente ingresó en una caída de la que parece difícil salir.
Según muestran las estadísticas oficiales de AFE, en 2014 se transportaron 880 mil toneladas, lo que significa el tercer peor año desde 2002 a la fecha. En 2003 había transportado apenas mil toneladas más que el año pasado. El peor año de la historia fue 1972, cuando transportó 750 mil toneladas.
Entre los por qué se encuentra la falta de personal calificado luego de los más de 300 retiros incentivados y la falta de inversión en vías férreas y material rodante. El mercado mantiene alta la demanda, por lo que la excusa de la ruta versus el tren no aparece como un argumento de peso.
En cuanto a los ingresos, entre 2013 y 2014 el ente se perdió de facturar más de US$ 1,8 millones.
El 23 de marzo la presidenta saliente envió una carta a todos los funcionarios de AFE para repasar los distintos momentos de su gestión. Intentó al comienzo de la misiva describir la situación en la que tomó el ente, y entre otros aspectos mencionó el salario de los trabajadores, la falta de locomotoras y de repuestos. Luego nombró los proyectos de reconversión de vías férreas con dinero del Fondo de Reconversión del Mercosur (Focem), aunque no aclaró que el proceso lleva atrasos y los recursos disponibles para Uruguay fueron usados tarde y mal.
La reestructura generó problemas graves con el personal, ya que se abrió la puerta a retiros incentivados que vaciaron oficinas y dejaron servicios con el mínimo de operarios para funcionar. La expresidenta asegura que se generaron 100 puestos de trabajo, lo cual es cierto, pero lo hizo después de ver cómo se habían ido 320.
En otro pasaje de la carta, cuando habla de los inmuebles del ente, Melo pinta de cuerpo entero la realidad de AFE: “En este rubro la realidad es que hay infinidad de terrenos que presumiblemente son de AFE pero nunca se regularizaron, otros entregados a terceros mediante algún tipo de vínculo del cual no se tiene documentación, predios e inmuebles ocupados, vandalizados y lo que es peor vendidos en cuotas a gente que no paga desde hace mucho tiempo, incluyendo funcionarios”. Es decir, no solo AFE toca fondo, sino que sus autoridades desconocen la real dimensión de sus problemas. La expresidenta agregó a modo de despedida: “Si no hicimos más, fue porque no nos dio el tiempo”. Aseguró que intentó hacer todo lo posible para “frenar la caída” y “comenzar el crecimiento”, pero los números le dan la espalda.
La gestión saliente dejó otras herencias, como la maniobra del director blanco Mauricio Cusano, que usó dinero del ente para gastar en almuerzos en la parrillada de su esposa, o la del exvicepresidente Juan Silveira, que cobró más sueldo por quedarse en su casa un año sin trabajar.
