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Banca privada dice perder US$ 10 millones al año por cuentas sueldo

Inclusión financiera no fue "beneficiosa" para instituciones, pero confían rentabilizarla a futuro
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30 de septiembre de 2016 a las 05:00

Hace casi tres años, cuando la ley de inclusión financiera era todavía un proyecto, una carta dirigida al ministro de Economía del momento, Fernando Lorenzo, generó malestar en la sede de la calle Colonia. En el texto, quien se desempeñara como el director ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay (ABPU), Julio De Brun, sostenía que la iniciativa –que todavía no había llegado al Parlamento– era, entre otros, "un misil en la línea de flotación para todo el negocio de cuentas personales en el sistema bancario".

En mayo de 2014 la norma entró en vigencia y sacudió al sistema financiero nacional. A fuerza de algunos de los incentivos que incluía la ley, los uruguayos empezaron a adoptar de manera más intensiva el uso del débito, en detrimento del efectivo, al tiempo que los comercios que todavía no contaban con la tecnología para aceptar este tipo de pagos, tuvieron que empezar a hacerlo, entre otros cambios.

Los bancos privados sostienen hoy que aún es temprano para medir de manera cabal los impactos de esta ley. De todas maneras, el actual director ejecutivo de la ABPU, Jorge Ottavianelli, dijo que desde el punto de vista de la rentabilidad la norma no ha beneficiado al sistema bancario local, al menos en el corto plazo.

"Si bien ha tenido un efecto directo de mayor ingreso por aranceles –que al mismo tiempo bajaron– esto más que se ha compensado por la pérdida de cobro de las cuentas de salarios que se cobraba previamente", sostuvo ayer cuando participó de la mesa redonda titulada "¿Cómo evaluar las políticas de inclusión financiera?". De la discusión –que se dio en el marco del II Congreso Latinoamericano de Educación e Inclusión Financiera– también participaron el presidente del Banco Central (BCU), Mario Bergara, y el presidente del Banco República (BROU), Jorge Polgar.

Los bancos privados dejaron de percibir US$ 10 millones por año por las comisiones de cuentas salarios, que no cobran más, según cálculos de la gremial. De todas maneras, la visión de la gremial es que esta situación se revertirá en el largo plazo y la normativa pasará a favorecerlos, añadió Ottavianelli.

El director ejecutivo de la gremial –quien valoró la "gradualidad" con la que se han ido implementando las diferentes etapas de la ley– indicó que los usuarios del sistema son los "grandes beneficiados", dado que ya no tienen que pagar algunos servicios bancarios por los que antes sí abonaban.

Varios productos "han funcionado muy bien" desde la implementación de la ley, dijo, y resaltó a la tarjeta de débito, a la que calificó como el "producto estrella".

El representante de la gremial que nuclea a las siete instituciones que manejan el 98% del negocio de los bancos privados brindó algunas cifras para ilustrar este crecimiento. La cantidad de clientes con tarjetas de débito que efectivamente se utilizan aumentó 65% en estos bancos si se comparan los números previos a la ley de inclusión financiera con los actuales. Las cuentas salario, en tanto, crecieron 20% en el mismo periodo. Además, Ottavianelli agregó que seguramente se verán "crecimientos mucho más altos" en los próximos meses, producto de la entrada al sistema de un nuevo contingente de trabajadores que hasta el momento seguía cobrando en efectivo.

A las pérdidas generadas por la gratuidad obligatoria de las cuentas sueldo, el ejecutivo agregó las inversiones tanto en promociones asociadas a las tarjetas –que previo a la ley no existían porque no se fomentaba el uso del débito, explicó- como otras en desarrollo de software.

La publicidad y el glamour

A su turno, Bergara dijo que los agentes que "mejor se adapten" a las nuevas reglas de juego obtendrán incrementos en su rentabilidad.

Para el jerarca, "puede ser que se esté gastando más" en publicidad, lo que no significa que antes no existiera. Tiempo atrás, relató el presidente del BCU, "había publicidad del sistema bancario, pero estaba orientada a mostrar glamour, dirigido a los segmentos más pudientes de la sociedad, ofreciendo productos específicos, que básicamente se adecuaban a familias de mayores ingresos y a empresas relevantes en la economía". Hoy, ley de inclusión financiera mediante, el mensaje publicitario de los bancos se dirige a los trabajadores y a las empresas de menor porte, continuó, "reflejo del viraje de la estrategia".

De esta forma, añadió, se aprecia una muestra de un "impacto saludable" con miras de "inclusión social" que tiene la estrategia de inclusión financiera.

Bergara planteó que se está influyendo tanto en las "formas" como en las "estrategias competitivas" del sistema financiero.

También mencionó que el manejo de efectivo y cheques es más costoso y menos eficiente. "Hacer cada vez más electrónico el sistema de pagos solo tiene ventajas para el sistema bancario, para el sistema financiero, para el regulador, pero sobre todo para la sociedad", afirmó.

Menos bancos, más competencia

Por su parte, Polgar dijo que esta política que impulsa el gobierno provocó que los viejos usuarios del sistema financiero –que cobraban su sueldo en una institución u otra en función de cuál hubiera elegido su empleador– se transformaran en "clientes empoderados". Ya no son, agregó, usuarios "cautivos" sino que pueden cambiar de banco si así lo quieren.

El nuevo escenario es más competitivo –pese a la existencia de menos jugadores bancarios, precisó–. Las redes de pago, que surgieron producto de un vació que los bancos no llenaron, son ahora un "aliado estratégico" a la hora de multiplicar los puntos de atención, pero también un competidor en nuevos mercados (como la captación de clientes de nómina), dijo Polgar.

El jerarca expresó que de los 1,2 millones de clientes personas que tiene el BROU solamente la mitad posee clave para operar por internet. De ese 50%, en tanto, solo uno de cada dos usa la plataforma web para transacciones distintas que consultas de saldo. Además, de ese parque de tarjetas de débito, apenas el 30% funciona como tarjeta de compra, indicó Polgar, quien agregó que estos números muestran el potencial que existe en este terreno, tanto para el cliente como para el banco.

Una ley que cambió los hábitos de pago

El coordinador del programa de inclusión financiera del Ministerio de Economía (MEF), Martín Vallcorba, también participó del congreso. Durante su exposición, habló acerca de la génesis de esta política en Uruguay, repasó sus principales características y comentó qué impactos ya se pueden ver. En el país había una "subutilización" de los medios electrónicos de pago. La norma buscó brindar un acceso universal a servicios financieros básicos a un porcentaje de la población que no llegaba a ellos. También se perseguía la formalización de la economía en su conjunto y el combate a la evasión fiscal, explicó. Con la ayuda de diferentes incentivos –como la rebaja del IVA– se lograron cambios "muy significativos" en los hábitos de pago: por ejemplo, el uso del débito se multiplicó casi por 10 frente a antes de la ley, recordó.

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