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Barack Obama, el primer presidente pop

De cómo una familia logró, desde la presidencia, conectar con un país a través de su cultura del entretenimiento, algo que ningún predecesor en la Casa Blanca había hecho antes
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06 de septiembre de 2016 a las 05:00
Por Krissah Thompson, The Washington Post

En cuatro meses, cuando su presidencia termine, Barack y Michelle Obama se irán como celebridades en toda regla, completamente integrados y abrazados por dos árbitros de lo cool: Hollywood y el hip hop.

Ha sido un ida y vuelta constante. Los Obama son amantes de la cultura pop y la han usado para comunicarse con el público de una forma más bien extraña entre figuras políticas. Se presentan en programas de TV, referencian a la música popular y usan a los artistas que producen esa música para promover su agenda, todo mientras dejan claro en qué tipo de juego están.

Este mismo verano, Obama se sentó en un banco con cara de póquer mientras recitaba noticias con una banda tocando de fondo en el show del presentador de televisión Jimmy Fallon; fue la segunda vez que el presidente hizo esto en su carrera. La primera dama, además, se subió a un coche con el comediante James Corden para su popular Carpool Karaoke que tiene millones de vistas en Youtube. Además, rapeó con Missy Elliott para apoyar una iniciativa de la Casa Blanca en favor de la educación.

Para muchos, ese encare de los Obama ha sido un soplo de aire fresco y además una demostración de política inteligente. "El presidente siempre ha tenido un atractivo más allá del mundo político, incluso desde 2008", comentó el estratega demócrata Jamal Simmons. "Los requerimientos para conseguir el puesto más alto dentro de los Estados Unidos son similares a aquellos que se buscan para el show business", añadió Simmons. "Tenés que ser un buen comunicador, tenés que dar en el blanco", añadió.

La aparición sorpresiva de Michelle Obama en 2013 para presentar la Mejor película en los premios Oscar vía satélite también generó murmullos. "Ella es glamorosa como cualquier estrella, y además está cómoda en ese rol", explicó Anita McBride, que fue jefa de staff de la primera dama Laura Bush. "Dentro de la conversación nacional, se puede ver qué es lo que piensa la otra mitad: '¿Realmente esto es necesario?'", comentó.

Los actualizados y siempre virales Obama están parados en un nexo sin precedentes. Las redes sociales, que no eran una fuerza hace ocho años, son ahora el espacio de las conversaciones más vigorosas, en política y por fuera de ella. Y la cultura urbana, con su cercanía con las celebridades de raza negra, domina las artes a nivel nacional.

De muchas maneras, han sido un presidente y una primera dama perfectos para este momento cultural. La suya es una de las primeras familias más jóvenes en la historia de la nación, y también la primera de origen afroamericano. La conexión de la pareja con la cultura popular solo ha añadido una capa más a esa narrativa.

Desde temprano, los oponentes políticos de Obama han hablado de los riesgos de su perfil pop. Cuando su mujer le dio un saludo de choque de puños luego de que ganó las primarias demócratas en 2008, las críticas arreciaron. Pero otros americanos reconocieron la vinculación con la cultura hip hop, y despreciaron esas palabras negativas. Esto marcó la pauta de que no todos los aspectos de la cultura pop son univarsalmente aceptados o entendidos de la misma manera.

Aquella crítica del primer rival de Obama, el senador John McCain, señalando al presidente como "la celebridad más grande del mundo", probó ser añeja. Obama utilizó su poder mediático para impulsar su agenda al poco tiempo de llegar a la Presidencia, presentando su plan económico en el show de Jay Leno, uno de los más vistos por el público estadounidense.

Mientras que otros presidentes lo hicieron solo en campaña, el equipo de Obama siguió utilizando el recurso, principalmente porque iba en favor de uno de sus aspectos más fuertes, explicó Stephanie Cutter, una asesora de los Obama. "Esa confianza que irradió Obama como candidato en los shows de medianoche continuó durante la crisis financiera", añadió.

La oficina del ala este de Michelle Obama se convirtió además en una especie de laboratorio para nuevos medios. Experimentó en redes sociales y sus seguidores en Instagram superaron incluso a los de la Casa Blanca en esa red. Y su equipo construyó asociaciones con estrellas de internet en YouTube y Vine, algunos de los cuales han ido a hacer videos con la primera dama.

"Soy una mujer promedio. Soy un producto de la cultura pop, soy consumidora de esa cultura, y sé lo que tiene un efecto distinto en la gente. Cuando mi equipo me plantea hacer algo, siempre pensamos en eso: ¿es realmente divertido? ¿Lo entenderá la gente?", dijo Michelle Obama a Variety este verano.

"Michelle entendió esto antes que yo, porque tenía menos recursos", dijo Obama al New York Times Magazine este año. "La gente no es parte de una conversación, es parte de un millón de ellas".

Obama ahora sabe bien el efecto de probar en distintos lugares: horas después de estar en Between two ferns, el programa bizarro de entrevistas del comediante Zach Galifianakis, más de 19 mil personas fueron a la página HealthCare.gov, que el presidente estaba promoviendo. El paso a plataformas como el podcast (estuvo el año pasado con Marc Maron, conductor de uno de los más populares en ese formato de Estados Unidos) sirvió para presentar su visión sobre el terrorismo, control de armas y racismo.

Es de esperar que la relación entre la Presidencia de Estados Unidos y la cultura pop quede definida para siempre. "No se puede hacer solo una entrevista o una nota en TV. La gente hoy consigue información incluso en los espacios de entretenimiento" explicó Jon Lovett, un escritor de discursos de Obama. Y añadió: "Decidimos que queremos que nuestros políticos no nos hablen de forma seca y aburrida. Queremos percibirlos en otras áreas, como shows de comedia y entrevistas personales", concluyó.

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