Pocos días antes del clásico del fútbol uruguayo, que finalmente fue suspendido, integrantes de la barrabrava de Peñarol amenazaron a los integrantes de la Comisión de Seguridad del club con provocar incidentes que no permitieran que el partido se jugara.
Una de las medidas que pensaban tomar era saquear un puesto de refrescos y balear a uno de los empleados para que el partido se suspendiera, según surge de las escuchas telefónicas a las que accedió la Justicia. Uno de los referentes de la barrabrava procesados llamó desde la cárcel a otro para pedirle que "le pegara un tiro" a un empleado de esos puestos con el objetivo de "perjudicar deportivamente a Peñarol", según declaraciones ante el juez Néstor Valetti durante la indagatoria que terminó con el procesamiento con prisión de cinco barrabravas por "asociación para delinquir" y "extorsión" la semana pasada, indica el auto de procesamiento.
¿El motivo? Se les habían cortado los beneficios que recibían por parte del club a cambio de mantener el orden en la tribuna Ámsterdam y querían recuperarlos. La idea de balear a alguien dentro del estadio era una de las hipótesis manejadas por la Policía.
El partido entre Peñarol y Rampla Junior del 23 de octubre, que debió suspenderse antes de que comenzara el segundo tiempo luego de que "Bolívar "Boli" Falero, un integrante de la barrabrava aurinegra, fuera baleado en el baño de la tribuna Ámsterdam, marcó un antes y un después en la relación entre el club y los referentes de las barras. Luego de ese incidente, renunció la Comisión de Seguridad y asumió una nueva, presidida por el exministro de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Ruibal Pino, y puso fin a los beneficios que recibían las barras, desde entradas hasta dinero.
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La decisión enfureció a los referentes, que comenzaron a llamar a los integrantes de la Comisión de Seguridad para pedirles explicaciones, mientras la fecha del partido clásico del fútbol uruguayos se acercaba.
En el auto de procesamiento, el juez indica que "además de llevar a cabo insistentes presiones a integrantes de Peñarol a través de reiterados llamados telefónicos y apersonamientos en instalaciones del club, en los días previos al clásico un grupo de unos 30 barrabravas concurrió a Los Aromos".
Una vez en el lugar, impidieron que el ómnibus que trasladaba a los jugadores ingresara al predio y les exigieron que entregaran "unas 400 entradas y fuegos artificiales". Los jugadores les dijeron que no podían darles lo que les pedían, a lo que los barrabravas les reprocharon que "estaban de vivos y se iba a pudrir todo". Según la declaración de una autoridad de Peñarol, esa amenaza iba para la directiva. Dentro de ese grupo de 30 personas estaban tres de los procesador por Valetti.
Lea también: ¿Quiénes son los cinco barras de Peñarol procesados?Valetti preguntó a un funcionario del club si "se puede decir gráficamente que Peñarol era como un ciudadano que pagaba para que no le robaran". La respuesta fue que sí. El mismo funcionario dijo que la "finalidad" de suspender el partido era "mostrar el poder de si se juega o no ".
Además de las amenazas de provocar incidentes, los integrantes de la Comisión de Seguridad dijeron ante la Justicia que habían sido amenazados personalmente.
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