José Coutinho con el único ukelele que 
   le quedó en stock (por las dudas, no lo vende)

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Bronceador, ojotas y ukelele

Esa guitarrita de cuatro cuerdas que se asocia a la fiesta y a la buena onda se instaló por fin en las playas de Uruguay. Las casas de venta de instrumentos musicales en Montevideo ya agotaron su stock
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06 de enero de 2012 a las 18:57

Olvidate de la guitarra española o eléctrica. Dejá las tumbadoras en Montevideo. Vendé el saxo. Si querés ser la atracción del verano, lo tuyo es el ukelele. Hay una multitud que ya lo sabe. Por eso el instrumento está agotado en las casas principales del ramo, como el Palacio de la Música y también en Coutinho Music y Otado y Garrido.

El ukelele o ukulele es un instrumento de cuatro cuerdas, apenas más grande que un charango, pero con una caja de forma prácticamente idéntica a la de una guitarra. Fue creado en Portugal, donde recibió el nombre de cavaquinho, pero su fama comenzó a crecer cuando llegó a Hawaii, donde fue aceptado como propio y recibió el nombre con que se lo conoce en el mundo, que en hawaiano significa pulga saltarina.

La gracia de este instrumento es que está asociado al espíritu “aloha” hawaiano, una especie de vivir y dejar vivir que se emparenta con una fiesta en la playa y cuanto menos reglas mejor.

Así lo entiende una serie de jóvenes que este verano probarán su magia en las costas uruguayas con sus ukeleles recién comprados.Es el caso de Santiago Pastor, que tiene su ukelele hace dos semanas y ya aprendió a tocar un par de canciones, ayudado por las lecciones que aparecen en youtube, con solo poner la palabra ukelele o ukulele en el buscador del sitio.

Santiago tiene 16 años y se defiende muy bien con la percusión: tambores, bongós, redoblantes y hasta timbales y batería; pero ahora, y por lo menos durante este verano, lo suyo será el ukelele.

“Toco Somewhere over the rainbow y I´m yours, que son dos clásicos del ukelele y estoy aprendiendo Muerte en Hawaii, de Calle 13”, resume.Para este verano, los planes son ambiciosos: “Voy a estar en Piriápolis, La Pedrera y también en la Barra del Chuy, siempre con el ukelele”.

Santiago sabe lo que es estar en el centro de la reunión, porque con el dominio de la percusión tiene para entretener a la audiencia local, pero el entusiasmo ahora es mayor: “El ukelele es un instrumento que genera una onda bohemia, hippie, ideal en las playas de Rocha”, anticipa.

Vocación de pionero
José Coutinho vende instrumentos musicales desde hace 23 años. Empezó en el palacio de la Música como empleado y hace 13 puso su propio negocio, Coutinho Music.
Coutinho se declara como el impulsor del ukelele en Uruguay: “Averigüé porque quería comprar uno para mí. Tenía que importar 20 como mínimo; lo hice y vendí los 20. Entonces compré 40 y tampoco me quedé con ninguno”, cuenta.

Ahora tiene el suyo y sigue vendiendo ukeleles como pan caliente: “Este año traje 420 y se agotaron”.Hace un mes y medio, Hugo Fatorusso le compró uno y quedó muy entusiasmado. Le escribió un mail con una presentación en Power Point sobre la historia del ukelele desde sus origenes portugueses.

Coutinho vende los ukeleles más sencillos desde US$ 38 aunque los hay más caros, y dice que no es un negocio brillante. “Es mejor vender un piano”, ilustra, pero lo del ukelele lo siente como una buena acción. “Es un instrumento muy fácil de tocar, se aprende rápido y tiene una aureola de paz y felicidad. ¿Quién no quiere tener un ukelele?”

Del cavaquinho

Todo empezó con el cavaquinho, un instrumento portugués que se usaba a la par de la guitarra para acompañar canciones tradicionales.Los portugueses lo impusieron en lo que fueron sus colonias y el instrumento se hizo muy popular en Brasil, Mozambique y Cabo Verde, adoptando, en cada país, características propias de la cultura local.

El 23 de agosto de 1879 un contingente de portuguesees de la isla de Madeira desembarcó en el archipiélago de Hawaii para cultivar caña de azúcar.Los madeirenses festejaron la llegada con canciones al son del su instrumento tradicional. Entre ellos estaba el músico y fabricante de cavaquinhos Manuel Nunes.

Uno de los asistentes a la fiesta fue el rey hawaiano David Kalakaua, también músico y compositor, quien recibió un instrumento de regalo y rápidamente aprendió a tocarlo y se entusiasmó con la alegría del sonido.

Pronto fue adoptado por los músicos nativos, que lo llamaron “ukulele” (pulga saltarina) debido a la velocidad con que lo tocaban los portugueses.Hoy es uno de los símbolos de la cultura hawaiana y también empezó a formar parte de la música sajona, primero, y del mundo entero después, como un instrumento que se asocia con una forma distendida de disfrutar de la vida, sin enfrentamientos ni otra vocación que la de ser feliz.

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