A medida que la generación millennial ingresa y crece en número dentro de la fuerza de trabajo, los hábitos y preferencias comienzan a evidenciar cambios debido a sus nativos modos de interacción con las nuevas tecnologías que difieren radicalmente, no solo de las costumbres de generaciones anteriores, sino también de aquello con lo que las organizaciones se sienten cómodas.
En particular, se registró un alza del desempleo juvenil después de años en los cuales se había registrado una disminución. El comportamiento de la tasa juvenil ha sido diverso entre los países y en cerca de la mitad se observa una mejora, pero el promedio regional de este indicador observó un alza de 14.5% a 15.3%.
Esta realidad contrasta con la necesidad que enfrentan los empleadores para encontrar las habilidades que necesitan. Según la Encuesta de Escasez de Talento, desarrollada por Manpower en 2015, 42% de los empleadores en América Latina posee dificultades para cubrir sus vacantes. Cuatro de los 10 países con mayores dificultades en relación a la escasez de talento a nivel mundial son latinoamericanos (Perú, Brasil, México y Colombia), siendo la falta de las competencias requeridas para el perfil, la principal razón mencionada por los empleadores al momento de explicar las vacantes existentes. También se menciona la falta de habilidades técnicas y la falta de experiencia, pero en menor medida.
La generación millennials tiene incorporado el hábito del aprendizaje individual y autodirigido que se adapta a sus necesidades de capacitación en tiempo y forma. Por ello, en las organizaciones, el problema no es la falta de alternativas de capacitación formal para sus trabajadores sino que éstas no se adecuan a sus necesidades.
Según un informe de Degreed, los trabajadores pasan, por semana, 37 minutos en tareas de capacitación que ofrecen sus empleadores y más de 3 horas en formación a través de sus propios medios. Más del 60% de los encuestados confiesa que invierte aún más tiempo, si recibe algún tipo de reconocimiento o certificación por la capacitación realizada. Asimismo, tres de cada cuatro trabajadores invirtió su propio dinero (un promedio de US$ 339) en capacitación para el trabajo en los últimos 12 meses.
En cuanto a los dispositivos utilizados, 77% de los profesionales confiesa que utiliza el teléfono u otro dispositivo móvil para actividades de formación y que ese uso representa aproximadamente 30% del total de tiempo que dedica a capacitarse.
Respecto a las tareas incluidas en los esfuerzos individuales de capacitación, según muestran los resultados de la investigación, la lectura de artículos o blogs, así como ver videos instructivos o consultar con pares son actividades que se realizan al menos una vez por semana. Las opciones más tradicionales de capacitación, tales como libros, webcasts, webinars o cursos online, se realizan una vez al mes y las capacitaciones presenciales, generalmente ofrecidas por el empleador, se desarrollan generalmente una vez por cuatrimestre o con menor frecuencia.
La industria de las tecnologías de la información y comunicación está en el medio de un cambio fundamental, de esos que ocurren "cada 20 o 25 años", hacia una nueva plataforma de crecimiento e innovación. Esta plataforma, también conocida como "tercera plataforma", se construye sobre una base de dispositivos y aplicaciones móviles, servicios cloud, redes broadband móviles, big data analytics y redes sociales. América Latina no es inmune a las tendencias globales y, además, las características económicas propias de la región vienen alentando la adopción de nuevas tecnologías.
En este sentido, la demanda en Latinoamérica por trabajadores capacitados en tecnologías de información y comunicación (TIC) ya excedió la oferta de profesionales en casi un 35% en el 2015, creando así una brecha que podría impactar la competitividad de los países de la región. En México, por ejemplo, esta brecha alcanza el 41%, entonces cualquier tipo de formación en este sentido, en el actual contexto, es casi una garantía de inserción laboral y posibilidades de desarrollo profesional para los jóvenes que buscan esa oportunidad. La capacitación en competencias tecnológicas es la clave para enfrentar los desafíos del actual y futuro panorama laboral.
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