A pesar del debilitamiento de la región, la agencia de calificadora de riesgo canadiense DBRS entiende que Uruguay está en posición de enfrentar el cambio de ciclo sin comprometer el grado inversor ni la estabilidad económica y política del país.
En un informe difundido ayer, la agencia apunta a la conducción técnica y política como un punto clave para evitar que el deterioro del contexto externo se traslade a una crisis en Uruguay y señala que tanto los objetivos de política como los compromisos del gobierno son “predecibles” y “creíbles”.
“El manejo macroeconómico en Uruguay se mantiene predecible y la economía está bien posicionada para capear la recesión regional sin un deterioro de su perfil crediticio”, asegura la calificadora de riesgo.
La agencia mantiene a Uruguay en una calificación BBB(low), lo que implica un escalón por encima del grado inversor. Otras agencias, como la estadounidense Standard & Poor’s, consideran que el país se encuentra incluso un peldaño más adentrado en ese nivel. La pérdida del grado inversor es una preocupación que manejó el presidente Tabaré Vázquez en su discurso durante la última cadena nacional a principios de marzo.
Los expertos canadienses a cargo de evaluar la economía uruguaya hacen hincapié en la situación de los países vecinos.
“La actividad económica en los dos mayores vecinos de Uruguay se está contrayendo por la incertidumbre política de
Brasil y un agudo ajuste de políticas en Argentina”, señala el informe.
Sostiene además que los desafíos que enfrentan ambos países son predominantemente originados en decisiones de política doméstica, aunque la baja en el precio de los commodities es un factor que agrava la ecuación.
“Aunque la economía uruguaya se diversificó en los años recientes, se ve afectada por el enlentecimiento regional a través de los canales comerciales y financieros”, explica.
Esto afecta los grandes números de Uruguay. Sin embargo, para DBRS, a pesar del desmejoramiento de los indicadores de crecimiento y resultado fiscal, “la tendencia subyacente apunta a una resiliencia tanto en la actividad económica como en las finanzas públicas”.
Eso es atribuido por los canadienses tanto a “la diversificación de Uruguay en bienes y servicios” como a “la estabilidad política de largo aliento y el sólido manejo macroeconómico” que tuvo el país.
Si bien reconoce que la
inflación cruzó la barrera de los dos dígitos en febrero –10,2% en términos interanuales– sostiene que las expectativas de mediano plazo se mantienen “ancladas” en un solo dígito. Atribuye los actuales niveles de inflación a la suba del dólar en la plaza local, el aumento de las tarifas públicas y “los mecanismos de indexación salarial”.
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Respecto al agravamiento del
déficit fiscal, que cerró 2015 en 3,6% y trepó a 3,8% al cierre de los 12 meses finalizados en enero, señalan que “la administración Vázquez reconoce la necesidad de achicar el déficit para asegurar margen fiscal, reducir la inflación y sostener la dinámica estable de la deuda. DBRS considera que el gobierno del gobierno dé un déficit (fiscal) de 2,5% para 2019 es creíble”.