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Cambiar la cabeza bolichera

La intendencia pretende que centros nocturnos cierren más temprano
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13 de marzo de 2016 a las 05:00

De miércoles a sábados, miles de personas llenan bares, pubs y locales bailables durante toda la noche, hasta bien entrado el día siguiente. Los hay en todo Montevideo pero el epicentro nocturno hoy está ubicado en Cordón y Parque Rodó. Y la aglomeración de boliches es vista desde hace tiempo como un problema para unos cuantos vecinos de la zona.

"Estamos hablando de un barrio en el que el derecho al descanso tiene que ser protegido", dijo a El Observador Carlos Varela, alcalde del municipio B, que agrupa a los barrios Cordón, Parque Rodó, Palermo, Barrio Sur, Ciudad Vieja, Centro, Aguada, La Comercial y Tres Cruces.

Los vecinos se quejan desde hace meses por los diferentes ruidos ocasionados tanto por la música de los centros nocturnos como también por la gente que se queda hasta altas horas de la madrugada, incluso de la mañana, deambulando por la calle e interfiriendo con su descanso normal.

El asunto no es nuevo. Un año atrás los reclamos llegaban desde la zona del Buceo, en la calle Luis Alberto de Herrera. Ahora el tema aparece en otras zonas y las autoridades municipales, tanto de la intendencia como del municipio B están buscando soluciones para que los dueños de los boliches, quienes allí concurren, y los habitantes del barrio se vean beneficiados.

Una de las posibilidades es "procurar zonas de desarrollo de este tipo de emprendimientos", afirmó Varela en referencia a lo planteado por el intendente Daniel Martínez sobre el faro de Punta Carretas, donde se pretende generar un núcleo para que la movida nocturna se desarrolle en un lugar en el que el impacto hacia los vecinos sea escaso. Otro de los planes, esta vez del municipio CH (Pocitos, Punta Carretas y Buceo) es crear una zona cultural similar a las que se ubican en Palermo, en Buenos Aires, a la que se piensa llamar Buceo Soho.

El prosecretario general de la IMM, Christian di Candia, dijo a El Observador que la situación es tomada como uno de sus "ejes de trabajo". Agregó que la principal solución que tienen en mente es "repensar el territorio en cuanto a los espectáculos públicos" y evaluar la posible declaración de zonas saturadas.

Pero además, después de seguir y analizar a fondo el tema, la conclusión a la que llegaron las autoridades es que se debería cambiar el hábito de la cultura de la noche montevideana. "Eso de que la noche empieza a la 1 de la mañana y termina a las 6 o 7 de la mañana", especificó Varela. En la misma línea se manejó Di Candia, quien señaló que favorecería a los vecinos ya que la gente "saldría más temprano".

La contaminación sonora es permanente en la ciudad pero se incrementa en la noche luego de las 22 horas, cuando se comienzan a llenar los diferentes bares y restopubs. Según el artículo D.2007 del Digesto Departamental, "se consideran ruidos excesivos, aquellos que afectan al pasar ciertos límites, el bienestar y la tranquilidad de los habitantes de la ciudad".

Y por eso la IMM está haciendo, según dijo Di Candia, "un estudio acústico de las zonas, sobre todo en Parque Rodó, Cordón Sur y Palermo" para saber el nivel de ruido que se genera en las noches.

Emiliano Zapata, ingeniero en electrónica y con varios años de experiencia como técnico sonidista de varios establecimientos como la Sala Zitarrosa, la Rural del Prado y el Estadio Centenario, aseguró a El Observador que los 110 decibeles de sonido permitidos por la intendencia a los boliches "es poco menos que un despegue de un avión. Es fuerte". Dijo que si bien es un volumen al que la gente "está acostumbrada", eso "no significa que esté bien".

Las multas que aplica la IMM por ruidos molestos son, como mínimo, de 8 unidades reajustables (unos $ 7.000). Ante la reincidencia ese valor aumenta.

Los dueños de algunos boliches consultados por El Observador señalaron que desde hace tiempo vienen tomando medidas para disminuir los ruidos que salen al exterior.

Los encargados de Bar Lola, Mona y Jackson Bar optaron por aislar con lana roca, que actúa haciendo que "el aire entre en la lana y la pared genera que la vibración se transmita mucho menos y finalmente lo que llega para afuera es poco", agregó Zapata.

Sebastián Pírez, encargado de Bar Lola (Maldonado y Blanes), dijo a El Observador que aisló todo el sótano e hizo "todo lo pertinente y hace tiempo que las inspecciones de la IMM constatan que los límites de volumen están bien", dijo.

En cuanto al ruido social, indicó que personal del bar trabaja para que la gente no se acumule en la puerta y así evitar que ocasionen ruidos molestos para los vecinos. Tampoco se permite salir a la gente con botellas o vasos de vidrio. Deben pasar sus bebidas a vasos descartables. Eso evita accidentes y más ruidos, por ejemplo.

Además tiene un sistema de funcionamiento que implica cerrar las persianas cuando el boliche está lleno, sea la hora que sea. "Ahí lo que se hace es canalizar: la gente que esta afuera ve que empezamos a cerrar y se empieza a retirar y una vez que la gente que está adentro empieza a salir, ya no hay motivos para quedarse en la puerta del bar", agregó el encargado.

Mona se ubica en Bulevar España y Joaquín Requena y según el encargado del lugar –quien prefirió mantenerse en el anonimato–, solo han recibido quejas mano a mano de algunos vecinos, que aseguró que se han ido solucionando.

Allí se puede escuchar música en vivo y pasada la medianoche se levantan las mesas y el lugar se convierte en un baile que permanece abierto hasta la madrugada. El encargado aseguró que se colocó aislante con lana roca y se va bajando el volumen a medida que avanza la hora, además de mantener la puerta cerrada para que el ruido de las personas no salga afuera.

En Jackson Bar (Jackson y Canelones), al igual que en otros centros, se hicieron reacondicionamientos luego de que los vecinos se quejaron de los ruidos.

Su dueño, Richard García, dijo a El Observador que la IMM concurre seguido a inspeccionar y que se va cumpliendo con los pedidos que llegan desde la comuna para evitar molestar a las personas que intentan descansar mientras el boliche funciona.

"Es como todo. Ya sean 20 o 30 personas, o sólo una a la que le molesta, ya es un problema. Si ves a los vecinos, re buena onda. Cuando abrimos nos presentamos, les dijimos que no teníamos la intención de molestar, que no poníamos discoteca en el patio, ni nada de eso. Y fuimos remándola", dijo.

Aseguró que ante recomendaciones municipales colocaron paredes aislantes y techaron gran parte del patio.

En cuanto a la música en el patio, el cual hasta la una de la madrugada es utilizado como lugar para cenar, García dijo tener música de fondo es para que la gente que esté comiendo o tomando algo "no sienta que esta en el fondo de la casa". "Pero la gente entiende que a la una se corta y puede ir a bailar adentro", dijo.

(Producción: Victoria Píriz)

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