Canelones promete más luz pero no sabe cuándo tapará los pozos

La montaña de material al costado de la rambla Costanera es de las primeras cosas que llaman la atención para los que entran al departamento de Canelones desde la capital hacia el este. El movimiento de maquinaria y de camiones es una señal que la comuna canaria quiere hacer evidente a quienes transitan por allí. “La Ciudad de la Costa ya no es la ciudad de los pozos, es la ciudad de las máquinas. Y van a tardar en irse”, aseguró a El Observador Nicolás Vilaró, director general de Obras de la Intendencia de Canelones.

Sobre su área pesa uno de los desafíos más grandes, que es dotar de infraestructura a un departamento que crece de golpe y que hoy alberga a medio millón de uruguayos.

Las quejas de los vecinos se escuchan como un eco desde hace al menos 20 años. El polvo, los pozos, el barro y las inundaciones cada vez que llueve son las principales, aunque también la escasa conexión a la red de saneamiento. Y esta última con un argumento de peso: Canelones tiene 16% de conexión a la red, la menor del país. Para tener una idea de la magnitud del problema, Rocha, que es el departamento que le sigue, alcanza el 29%.

A pesar de que este quinquenio será el tercero consecutivo del Frente Amplio al mando de Canelones, y el segundo de Vilaró como director de Obras –estuvo en el cargo durante el primer período de Marcos Carámbula, entre 2007 y 2010–, asegura que los primeros diez años fueron para “nivelar el barco”, y argumenta que se inició la gestión hace 10 años con un nivel de infraestructura “muy pobre”.

Durante el último gobierno departamental, la intendencia afirmó haber invertido US$ 170 millones en obras, pero las cuentas que sacó el equipo del intendente Yamandú Orsi dan que, para poder ofrecer un nivel de “calidad óptima”, se necesita mantener esa inversión durante otros tres quinquenios.

Vilaró evitó dar fechas concretas sobre cuándo los barrios dejarán de tener pozos, cuándo las calles terminarán de pavimentarse o cuándo quedarán prontas las cunetas. Su negativa a dar respuesta se explica por otra complicación: para dejar las calles transitables, primero hay que hacer las conexiones de saneamiento, y eso depende de OSE.

“Hacen el saneamiento y nosotros vamos atrás haciendo el drenaje pluvial. Pero la estrategia no es pegarle (a la empresa estatal) para que vaya más rápido, sino ayudarla para que vaya haciendo y nosotros poder avanzar”, dijo Vilaró.

Para no depender tanto de los tiempos del saneamiento, la dirección de Obras se propuso “apostar fuerte” a la consolidación de los barrios, que implica ir manteniendo las calles en las que la conexión a la red demorará más tiempo en llegar. En estos lugares, el objetivo es alcanzar un estado “acorde” al nivel del tránsito y que “a nadie se le inunde” la zona cada vez que llueve, explicó el jerarca. Otro de los ejes centrales de esta administración será el mantenimiento de los sistemas de drenaje, lo que implica la limpieza sistemática de cañadas, la recomposición de puentes y de alcantarillas.

Algo a lo que Vilaró sí se animó a poner fecha fue a la totalidad de las ciudades iluminadas. “Vamos a tener al final del período 100% de las zonas urbanas y suburbanas con focos oficiales”, expresó.

Actualmente hay instaladas unas 48 mil luminarias en las zonas más pobladas y para los próximos cinco años esperan haber instalado otras 18 mil. Una de las localidades con mayor déficit es El Pinar, donde aún faltan unas 2 mil lámparas para que se pueda decir que no quedan puntos oscuros. Comisiones de fomento costeras de la zona de Solymar también han reclamado a las autoridades más iluminación.

El director de Obras también aseguró que para este año quedarán terminados los primeros 5 kilómetros de la rambla Costanera, que van desde Calcagno hasta Horacio García Lagos. “La idea es ir terminándola en etapas y que llegue hasta El Pinar”, expresó. La finalidad de esta intervención es generar una avenida con lugares de esparcimiento para quienes viven en Ciudad de la Costa, dado que, según Vilaró, cuando termina el verano, la gente local termina por darle la espalda al mar.

La nueva rambla tendrá un espacio para que circulen tanto peatones como bicicletas. De todos modos,

Vilaró quiso restarle importancia a esta obra en particular y resaltó en cambio que las intervenciones se llevarán a cabo de forma homogénea en todo el departamento, sin grandes monumentos ni emblemas, pero de forma pareja. “Vamos a ir de a pasos, tramo a tramo”, advirtió.