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Carteras con ruedas

Andrea Nande convierte las cámaras de neumáticos en accesorios, con su empresa GoMade
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10 de octubre de 2014 a las 20:52

Del ámbito del tránsito al del diseño. Este es el proceso por el que pasan las cámaras de neumáticos en GoMade, marca que utiliza esta materia prima para crear accesorios como carteras, billeteras, materas, portafolios, llaveros.
Este negocio nació en 2010 de la mano de Andrea Nande, una diseñadora textil que visualizó el potencial de ese material, y que busca revivir cámaras rotas de vehículos.

Las cámaras son globos que se insertan dentro del neumático, fabricadas de butilo, un caucho sintético que retiene aire y permite dar cuerpo a las cubiertas. Hacer accesorios con este material reciclado, por extraño que parezca, tiene muchas virtudes. Es resistente, impermeable, no se corroe y su vida útil puede alcanzar cientos de años.
Los artículos de GoMade se comercializan a través de Facebook (www.facebook.com/GoMade), La Pasionaria, Quien te Viera, 7 milímetros, Anima Piena (Colonia) y Alma Verde (Punta del Este). Asimismo, se han exportado a Buenos Aires y Barcelona.

Recientemente, Trek –venta de equipamiento para bicicletas– apoyó la causa de GoMade sumando su local como punto de venta, en miras de realizar acciones de Responsabilidad Social Empresarial (RSE).

Encontrar la oportunidad
Nande siempre estuvo vinculada a lo textil. De hecho, su abuelo tenía una empresa de túnicas. Recuerda visitar su casa de niña y estar rodeada de telas y distintos materiales. Al crecer, optó por seguir sus pasos y estudió diseño textil.
Al finalizar la carrera sentía inquietud por tener un negocio propio, pero aún no tenía claro qué.
Mientras lo encontraba, trabajaba en el rubro de la lana en la empresa de una amiga. Amante de las bicicletas, notó que cuando las cámaras se pinchaban –luego de ser emparchadas en reiteradas ocasiones–, se desechaban.
Ese hecho le generó curiosidad e intuitivamente se puso a investigar qué ocurría luego del descarte. Acudió a las gomerías para saber de primera mano qué hacían con ese material. Descubrió que no se utilizaban para nada, más allá de que en algunas ocasiones los camioneros pedían las cámaras para utilizarlas como tiras para sujetar las lonas que envuelven la mercadería.
No se las reciclaba ni se las degradaba. Por tanto, quedaban por años olvidadas en algún rincón, ocupaban lugar y contaminaban; si estaban al aire libre, además, se llenaban de agua y se convertían en el principal foco de proliferación del mosquito que transmite el dengue.

Utilidad en el desperdicio
Esa información alarmó a Nande y supo que había encontrado su misión: convertir ese desecho en algo útil. “Era un desperdicio que estaba buenísimo”, expresó a C&N Emprendedores.
A comienzo de 2010, se le ocurrió usarla para hacer accesorios. Hizo una primera muestra, que, según recuerda, no quedó bien, ya que era un material que no conocía y con características diferentes a las que estaba acostumbrada.

El material proviene de una rueda, por ende, tiene forma redondeada. Si bien la goma se estira, nunca queda plana como un mantel. Nande confesó que en vez de entenderlo, quiso manipularlo. “Quería estirarla, aplanarla, y no había forma; es un material rebelde. Ahí tuve algunos divorcios con las cámaras. Pero tras varios intentos, encontré la vuelta para que me respondiera”, contó.

Odisea por el material
Con el tiempo, proveerse del material que al comienzo parecía fácil, se tornó complicado. Las primeras cámaras las tenía Nande, después visitó gomerías para obtener más. Al principio pedía pocas unidades y se las daban sin problema, pero a medida que avanzaba, necesitaba más. La reiteración de pedidos molestó a los empleados de las gomerías, porque tenían que atender también las solicitudes de los camioneros. No obstante, esta dificultad no provocó que bajara los brazos, sino que buscó otros comercios para solicitar las cámaras. Al negarse una, recurría a otra.

Al día de hoy, ya tiene claro dónde pedirlas. A veces las obtiene gratis y otras compra un lote. También se provee de cámaras de particulares. Hay quienes se enteran del proyecto y le envían por encomiendas sus cámaras dañadas.

La hora de la verdad
El primer artículo que realizó fue un morral para su hermano con cámaras de bicicletas. Nande tenía claro que el material era muy resistente, pero no sabía si al moldearlo en una cartera resistiría.
Su hermano, estudiante de Bellas Artes, lo empezó a usar a diario para probarlo. Una vez confirmada su resistencia, se puso a crear otros artículos. Toda la familia Nande fue “promotora” de GoMade al utilizar sus carteras. A su vez, estas se convirtieron en regalos para amigos en sus cumpleaños. De esa forma, GoMade comenzó a circular en la vía pública.

Los Nande aprovechaban las ocasiones en las que se les preguntaba por el artículo para explicar de qué estaban hechas, qué era el diseño sustentable y sus características. “Me ayudaron mucho en el proceso de expansión de la marca”, reconoce la emprendedora.

Llegar al público
Unos meses después de iniciar el emprendimiento, Nande consiguió colocar sus morrales en una tienda. Tenía mucha ilusión de que se vendieran, pero eso no ocurría. Al principio, la receptividad del producto funcionó bien en la teoría, pero mal en la práctica. La gente apoyaba el proyecto y le parecía una buena idea, pero nadie compraba los artículos.
Un día recibió la llamada del dueño del local para informarle que habían entrado a robar y se habían apropiado de sus morrales. Lo extraño fue que no se habían llevado nada más, aparte de los artículos GoMade. Nande encontró divertido el hecho: “Por lo menos a los chorros les gustaban. Tenía un público”. Después, ingresó sus artículos en otra tienda, donde estuvieron un año sin venderse. En esos momentos duros, se le pasó muchas veces por la cabeza abandonar el proyecto.

El camino del emprendedor no tiene atajos, según la diseñadora, es un proceso en el hay muchas caídas. Pero son inevitables, parte del crecimiento personal y del proyecto. Uno aprende a no cometer los mismos errores, opinó, lo cual es muy gratificante.

“Cuando está sucediendo, te parece horrendo, lo peor del mundo; pero cuando mirás para atrás, te causa gracia”, agregó.

El ascenso
Su receta para lograr el éxito fue intentar todo lo que estuviera a su alcance para triunfar. El tiempo le dio la razón, porque de a poco se fueron instalando en el mercado local y hoy GoMade está presente en reconocidas tiendas y ha exportado sus productos a Argentina y España.

En la actualidad, Nande terceriza la confección a talleres que aprendieron a lidiar con el material. De todas formas, la diseñadora continúa haciendo algunos modelos.
El público de sus productos es variado: personas que valoran el diseño sustentable, ciclistas y hasta personas que no saben mucho de diseño o reciclaje pero quieren apoyar el proyecto.

El precio de un llavero ronda los $ 250 y una cartera, $ 1.500.

Cada cámara con su artículo
La cámara, dependiendo para qué tipo de vehículo esté hecha, varía su espesor, tamaño y peso. En consecuencia, se escoge la que mejor se adapte al producto a realizarse. La de camión tiene una superficie mayor y se suele usar para carteras y morrales. En cambio, la de bicicleta es blanda y suave, por ende, se elige para los lazos.

Cada producto lleva distintas cámaras. Para hacer un morral usa una de camión, bicicleta y moto para generar variedad de texturas. Una vez que obtiene las cámaras, se hace una limpieza profunda, se seleccionan y se escoge la tela estampada. El proceso de confección del producto puede llevar un par de horas.

El material se puede teñir, pero en Uruguay no se consiguen los productos adecuados para hacerlo. Por lo tanto, se le da color a través de la tela interna con diseños que remiten al concepto de la marca.

Los planes de Nande son seguir expandiendo la empresa y buscar nuevas posibilidades del material para hacer otros productos.

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