Nacional > Fútbol y violencia

Casi un siglo de tiros

La violencia vinculada al fútbol se ha cobrado vidas también lejos de las canchas; los homicidios de Pedro Demby en 1924, de Rodrigo Aguirre en 2011 y Pablo Do Canto este año dejan una pregunta planteada
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30 de septiembre de 2016 a las 05:00
El fútbol es un deporte de contacto, con episodios violentos. El defensor llega fuera de tiempo, la suela sobre el pie del rival, tarjeta amarilla. Esos choques, que se producen en un partido de fútbol 5 entre amigos, por Copa Libertadores o en el campito de la esquina son parte de la esencia del fútbol. Pero, ¿desde cuándo los hinchas se matan en nombre de los colores que los identifican?

Los cronistas coinciden en que el primer homicidio en nombre del fútbol en el Río de la Plata se produjo hace casi un siglo, el 2 de noviembre de 1924 en la Ciudad Vieja, en la esquina de Mitre y Rolón. Las selecciones de Uruguay y Argentina habían empatado y se produjo un enfrentamiento entre hinchas de ambos países. Pedro Demby, un uruguayo de 22 años, fue asesinado a tiros.

"Según un estudio realizado por el especialista Amílcar Romero, este es el primer crimen por violencia comprobable en el fútbol donde está implicado un barra argentino. ¿Qué tiene que ver con La Doce? Muy simple: quien terminó acusado por el crimen fue José Lázaro Rodríguez, alias el Petiso, un conocidísimo hincha de Boca, número dos de la proto barra que lideraba José Stella", relata el periodista argentino Gustavo Grabia en el libro "La Doce. La verdadera historia de la barra brava de Boca".

Después de Demby, hubo más crímenes vinculados al deporte en los estadios, cerca de las canchas o en sitios alejados. El tiroteo en la noche del martes sobre hinchas de Peñarol que festejaban un nuevo aniversario del club en la plaza de Santa Lucía recuerda alguno de estos episodios.

Rodrigo Aguirre recibió un disparo en un brazo el 25 de abril de 2011 y fue atendido en el hospital de Clínicas pero se fugó para evitar declarar ante la Policía o, según otra versión, para ver el partido entre Inter y Peñarol.

Al día siguiente recibió cuatro disparos por la espalda en la esquina de Nueva Palmira y Defensa, en el barrio La Comercial. Cuatro integrantes de una facción de la barra brava de Nacional fueron procesados con prisión por el homicidio. Sobre su crimen hay dos hipótesis: se trató de un ajuste de cuentas por enfrentamiento entre barras bravas de ambos clubes o entre barras barriales.

Cinco años después, en la madrugada del 19 de marzo de este año, Pablo Do Canto, un joven de 18 años que llevaba una camiseta de Nacional, fue asesinado en Villa García.

El joven "identificado con una camiseta del Club Nacional de Football circulaba en bicicleta acompañado de dos personas a pie. Al llegar al lugar indicado -donde se encontraba un grupo de ocho a nueve personas vistiendo camisetas del Club Atlético Peñarol, que realizaban pintadas alusivas al club mirasol- se produjo el mencionado enfrentamiento en el que hubo intercambio de disparos de armas de fuego que terminaron con la vida del joven", informó el Ministerio del Interior.

El gobierno y los clubes han implementado, con menor o mayor éxito, medidas de seguridad para controlar a los hinchas violentos en los estadios de fútbol, pero no alcanza.

¿Cómo se frena esta violencia cuándo no se limita a la cancha y sus alrededores?

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