La policía detuvo a La Tuta el 27 de febrero pasado

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Cayeron El Chapo, El Tuta, El Chavo y El Z40 pero a la violencia no la para nadie

Gobierno de Peña Nieto es exitoso ante los carteles y teme por pequeños grupos más sangrientos
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06 de marzo de 2015 a las 22:36

Uno a uno, el gobierno de México ha ido cazando en los últimos años a los más emblemáticos capos de la droga, dando paso a una era muy diferente a la de “los viejos tiempos” del narcotráfico, estiman expertos.

Personalidades del crimen con apodos como El Chapo, La Tuta, Z40, Z42, El H y El Viceroy fueron cayendo en las manos de las autoridades desde que Enrique Peña Nieto asumió la presidencia en diciembre de 2012.

El miércoles, el líder del sanguinario cartel Los Zetas, Omar Treviño, alias Z42, fue capturado en un rico suburbio de Monterrey (noreste). Cinco días antes cayó Servando Gómez, La Tuta, el último jefe visible de Los Caballeros Templarios en Michoacán (oeste).

Los cáarteles del Golfo (este), de Juárez (norte), de los Arellano Félix (noroeste) y de los Beltrán Leyva (centro) también han sufrido la muerte o detención de sus líderes.

De los 122 “objetivos prioritarios” de este gobierno, 90 han sido neutralizados. Muchos de ellos son acusados de atizar las guerras entre carteles por el control de las rutas de tráfico de droga al vecino Estados Unidos, que han generado gran parte de los más de 100 mil asesinatos y desapariciones cometidos en el país desde 2006.

Pero para frenar esta violencia se necesita derrumbar todos los niveles de los carteles y no solo las cabezas, aseguró el exfiscal antidrogas Samuel González.

“Como en toda organización, los procesos de recambio son acelerados cuando cae un capo”, pero “lo importante” es que los criminales no puedan hacerse con el poder del territorio y los mercados, agregó.

Últimos capos

La decapitación de los carteles no ha significado la victoria del gobierno porque muchas veces también derivan en escisiones más despiadadas, que encuentran su financiación en otros crímenes contra la población como el secuestro y la extorsión.

El único cartel que parece haber escapado a esta dinámica es el de Sinaloa (noroeste), considerado el más poderoso, pese a la captura el año pasado de su jefe supremo Joaquín “El Chapo” Guzmán, el narcotraficante más buscado del mundo.

Si se le compara a una empresa multinacional, capaz de cambiar sutilmente de jefes, su nuevo director ejecutivo sería Ismael “El Mayo” Zambada, de 67 años.

“La única organización que sigue funcionando con gran potencia es el cartel de Sinaloa y la razón es que, tras la captura de El Chapo, el sucesor fue Zambada”, dijo a la AFP Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la DEA, la agencia antidrogas estadounidense.

Zambada “es el único capo de los viejos tiempos que queda. Es altamente respetado (al interior del grupo) y, francamente, es la goma que mantiene cohesionado al cartel de Sinaloa”, describió.

El otro gran veterano del narcotráfico mexicano es Juan José Esparragoza, El Azul, también del cartel de Sinaloa, de quien se ha rumoreado su muerte. Un agente de seguridad estadounidense reconoció a la AFP que no se sabe si está “vivo o muerto”.

En contraste, el relevo de mando en Los Zetas es mucho menos pacífico.

Omar Treviño nunca pudo ejercer el control absoluto tras el arresto en 2013 de su hermano Miguel Ángel, Z-40, debido a “su perfil extremadamente violento”, aseguró el comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, que prevé un posible surgimiento de guerras intestinas por el poder.

Este tipo de pugnas también se produjeron en el cartel del Golfo –exaliado y ahora enemigo de Los Zetas–, causando este año un repunte de los enfrentamientos en la comercial frontera noreste con Estados Unidos.

“Lo que pasa muchas veces con estas organizaciones criminales, cuando anulan la cabeza, es que es el jefe de sicarios o el que administra el negocio el que se hace cargo de la organización”, apunta Javier Oliva, experto en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Sucesores

El cartel de Juárez, cuyo enfrentamiento con el de Sinaloa convirtió a Ciudad Juárez en el epicentro de la violencia, fue debilitado tras la captura en 2014 de Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy.

El gobierno ha identificado a Juan Pablo Ledezma como el “segundo en importancia” del grupo, después de Carrillo Fuentes.

Otro cartel que perdió su esplendor es el de la familia Arellano Félix tras la detención el año pasado de Fernando Sánchez Arellano.

Su madre, Enedina, es considerada la gestora financiera de este grupo de Tijuana.

“Ella no es una gran cabeza, no lo creo. Sigue teniendo el control pero de una organización pequeña”, indica el exfiscal González.

Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, jefe del pujante cartel Jalisco Nueva Generación, es otra de las principales figuras criminales que siguen en las sombras.

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