El área de mejoramientos casi se duplicó desde el año 1984, pasando de 6,6% a 12,7% en 2013

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Cifras muestran el crecimiento y estancamiento de la ganadería

Entre 1990 y 2006 la faena de novillos se multiplicó por 2,5, luego se registró una leve baja seguida de una estabilidad; además aumentaron el peso y los rendimientos, a pesar de la baja en la edad de faena
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20 de mayo de 2016 a las 05:00
"Si mirás la faena de novillos de los últimos 15 años es exactamente la misma. Eso quiere decir que no hay ningún crecimiento desde el punto de vista productivo", afirmó Alberto González. Esas declaraciones del presidente de la Cámara de la Industria Frigorífica (CIF), director de frigorífico Las Piedras e integrante de la Junta Directiva del Instituto Nacional de Carnes (INAC), fueron realizadas en enero al programa Agronegocios Sarandí, de radio Sarandí, donde agregó que en Uruguay no hay más que faenar un millón de novillos gordos.

Ese fue el disparador de este artículo que, en base a datos disponibles, intenta confirmar o descartar esas afirmaciones del empresario industrial. ¿La ganadería uruguaya está realmente estancada? ¿Cuántos novillos se han faenado en los últimos 15 años? ¿La faena crece solamente cuando se embarcan más vacas? ¿Qué rol juega la exportación en pie?

Gráfico faena Uruguay
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Entre inicios de la década de 1990 y hasta el año 2006 la faena de novillos se incrementó de forma sostenida, con una leve baja en el año 2002, pero en general el alto nivel de actividad superó las crisis sanitarias, de mercados y financieras.

Entre 2004 y 2015, el volumen de faena de novillos duplicó la cantidad que se faenaba en 1993. El año de mayor actividad fue 2006, el último de la tendencia alcista, cuando se procesaron 1.325.053 novillos.

Entre 2004 y 2015, el volumen de faena de novillos duplicó la cantidad que se faenaba en 1993

La faena anual promedio antes de 1990 era inferior a 1,6 millones de cabezas, y a partir de ese año, se produce un proceso de incremento durante 8 años –el más largo registrado– que se interrumpe con la crisis de aftosa y de mercados hacia fines del siglo y comienzos del siguiente. El promedio de faena en el período de 1990 a 2006 fue de 1,78 millones, con una tasa de crecimiento anual del 5,2%; pero el máximo valor llegó a casi 2,6 millones de cabezas en 2006, según indica un informe elaborado por el consultor Juan Peyrou, al que accedió El Observador Agropecuario.

El informe también señala que la faena presentada como las sumas móviles de 52 semanas, alcanza su máximo valor en la primavera de 2006 (semana 41), con 2.618 mil cabezas. Respecto a la faena registrada a fines de 1991, luego de la sequía de 1989, que apenas alcanzaba 1,18 miles de cabezas, y representa un crecimiento anual de 5,8% en 15 años.

Existen varias hipótesis para explicar el descenso de la faena a partir del año 2006. Una de ellas señala la caída del área destinada a la ganadería ante el incremento del área agrícola. Sin embargo, por el contrario, otros analistas señalan que fue la producción agrícola la que permitió aumentar la productividad, haciendo a la ganadería más intensiva y eficiente, lo que permitió mantener su stock en un área menor.

El promedio de faena entre 1990 y 2006 fue de 1,78 millones, y la tasa de crecimiento anual 5,2%

La preocupación de la industria por el estancamiento del volumen de haciendas enviadas a faena está relacionada con la capacidad ociosa de las plantas, que exigen un elevado costo operativo, que puede ser amortizado a través de una mayor actividad industrial. Esos mayores costos de producción repercuten en el precio de la materia prima, analizó Peyrou.

Por otra parte, la faena de vacas es la que provoca los picos de máxima y de mínima faena. Esto ocurre como consecuencia de períodos cíclicos de mayor estímulo de la cría ante una escasa oferta de terneros, que luego se sustituye por uno de menor producción por una sobreoferta de terneros.

El consultor explicó que desde la década de 1990, y de forma sostenida durante 16 años, la faena de hembras fue inferior a la de machos. Eso es consecuencia de la estabilidad en las condiciones de producción, derivadas en buen parte de la existencia de la libre exportación de ganado en pie, lo que impedía o mitigaba los procesos de sobreoferta de terneros.

De 1990 a 2006 la faena de hembras fue inferior a la de machos, pero se revirtió entre 2006 y 2011

Ello llevó a que no se verificaran nuevamente faenas de hembras superiores a las de machos, algo que volvió a ocurrir en el período de 2006 a 2011.

También es importante observar las edades de los novillos enviados a frigorífico. En 1990 el 80% de los novillos faenados tenía 4 años, luego se empieza a reducir la cantidad de animales adultos faenados y a aumentar la cantidad de novillos jóvenes, hasta que en el año 2008 la faena de animales boca llena era de apenas 27%. Sin embargo, desde ese año la edad de faena volvió a aumentar y los novillos de 4 años pasaron a ocupar alrededor de 35% del total.

Grafico precio del novillo en abril
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También es importante repasar los pesos promedio de faena de novillos. Antes de 1990 el peso de faena creció de forma muy importante, pasando de 455 kilos en promedio entre 1979 y 1983 a 489 kilos entre 1989 y 1993. A partir de allí el peso se muestra medianamente estable, seguramente como consecuencia de la reducción en la edad de faena.

A partir de la década de 1990 también se observa el inicio de un período de crecimiento en los rendimientos en cuarta balanza, algo que sorprende considerando que simultáneamente se reducía la edad de faena.

Los mejoramientos se duplicaron

Los mejoramientos forrajeros en Uruguay pasaron de ocupar 6,6% del área ganadera en 1984 a 12,7% en 2013, llegando hasta 16% en el ejercicio 2005/2006. Y si al cálculo se agregan los cultivos forrajeros anuales, la superficie mejorada pasa del 8% al 18%. En el primer período la superficie mejorada pasó de 1,2 millones de hectáreas a 2,7 millones, para luego reducirse 2,3 millones de hectáreas, según indica un informe elaborado por el consultor Juan Peyrou en base a datos de Dicose.

Allí se señala que es notoria la sustitución parcial de las praderas permanentes o plurianuales, de mayor costo de instalación, por los cultivos forrajeros anuales, de explosiva producción, menor costo de instalación, pero posiblemente de mayor costo de producción en kilos de materia seca del forraje producido. Con el incremento de la producción agrícola en Uruguay también se incorporaron los granos a la dieta ganadera. Si bien esto es evidente, no existen datos oficiales o privados que lo cuantifiquen a nivel nacional.

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