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Comienzan a barajar las cartas de la próxima zafra de invierno

Operadores analizan las perspectivas para el trigo, la cebada y la colza
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20 de enero de 2017 a las 05:00
Por Blasina y Asociados, especial para El Observador

El área de trigo de la última zafra fue la menor en 10 años y fue casi empatada por la superficie dedicada a la cebada, la que llegó básicamente a su potencial para malteo. La colza sintió el achique en el plan de biocombustibles de ALUR compensado parcialmente por programas de exportación. Los rendimientos ayudaron a compensar –especialmente en el trigo– los menores precios obtenidos.

Con bueno potencial inicial para los cultivos de verano, productores, empresas y semilleristas planifican la próxima zafra de invierno que muestra desde el vamos mayor interés en colza, mientras en cebada el techo tocado para la producción de malta hace pensar en alternativas forrajeras.

Los productores vendieron trigo para sus necesidades financieras, pero conservaron el resto llevando a un mercado de escasa liquidez. El crecimiento en la demanda del trigo para alimentación animal lleva a pensar que el área de trigo habría llegado al piso de área en torno a 200 mil hectáreas. Sin embargo, sin una mejora significativa en los precios el potencial de crecimiento es limitado para el invierno 2017.

El Observador Agropecuario consultó a un grupo de operadores vinculados a la producción y exportación de granos junto a gerentes de empresas semilleristas para conocer las alternativas que se manejan para la zafra de invierno 2017/2018.

En primera instancia hay coincidencia en que el trigo podría aumentar su oferta para la demanda forrajera, lo que puede acrecentar el interés por variedades de alto rendimiento.

En cebada ya se empiezan a manejar alternativas para la exportación como forrajera, ya que para malteo la superficie habría llegado prácticamente a su techo en la campaña anterior.

Hay interés en aumentar los planes de siembra de colza con el foco destinado básicamente en la exportación, ya que se descuenta que ALUR no aumentará la superficie. Algunas empresas ya trabajan estudiando los posibles mercados de demanda, la estacionalidad de la misma así como la referencia que se debe tomar para fijar el precio.

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Perspectivas trigueras


A la hora de hacer el balance, el trigo fue el que peor desempeño tuvo a pesar de los altos rendimientos obtenidos. Es una evaluación preliminar, ya que a un buen porcentaje de la producción todavía no se le puso precio, en un mercado con un alto volumen embolsado y otro que se comercializó para la producción de carne y leche.

A esta demanda forrajera es a la que algunos operadores apuestan para una posible recuperación de la superficie este año. El mercado interno para harina necesita alrededor de 400 mil toneladas que –con rendimientos "logrables" sobre los 3.500 kilos por hectárea– demandaría una superficie entorno a 120 mil hectáreas.

La exportación ha tenido años complicados, siendo difícil cumplir con los requisitos de calidad demandados desde Brasil. A eso se suma el salto productivo en Argentina, que en apenas un año (desde el cambio de gobierno) ya volvió a ser un jugador de peso en el mercado mundial.

No son pocos los que reniegan de seguir apostando por colocar trigos de calidad en Brasil dada la experiencia reciente. Sin embargo, se trata de un mercado que seguirá demandando trigo y el que asegura mejores precios por su cercanía y por no tener aranceles de importación para la oferta regional.

Es así que el panorama no es igual para todos los productores y zonas. En los mejores campos cerca de los puertos se producirá trigo con el foco en la exportación o la molienda interna. Ya el año pasado hubo un exportador que pasó un diferencial de precio por el trigo con determinados parámetros de calidad. Podría ser una medida a seguir en 2017.

Un porcentaje del área podría tener de antemano el destino como forraje por lo que se apostará fuerte a genética de alto rendimiento, algo que ya se ha visto en la demanda de semillas la zafra anterior.

La menor oferta de maíz (local e importado) y de sorgo, sumado a los bajos precios relativos del trigo, aumentó fuerte la demanda por este grano el año pasado ayudando a disminuir los stocks remanentes.

Para la zafra en curso ya se vio un alto volumen de comercialización de trigo para los corrales de engorde, la producción de leche y la suplementación de ganado. Hay un rango amplio de estimaciones sobre el posible consumo de trigo para forraje que tendría un centro entre 140 mil y 150 mil toneladas. Una demanda adicional vendrá de ALUR, que ya desde el año pasado comenzó a producir etanol con trigo –y en menor medida otros cereales– ante la ajustada oferta de sorgo granífero, lo que se repetirá en 2017.

La exportación de trigo forrajero es algo que se ha dado en años anteriores aunque básicamente ante problemas en la calidad del grano. Pensar en una producción con ese destino implica entrar a competir con la abundante oferta internacional en mercados a los que hay que pagar más flete.

Supondría bajos precios y, por ende, mucho volumen con producción a costos inferiores a los actuales. La opción de exportación forrajera es algo que algunas empresas están comenzando a explorar para seguir aumentando la superficie del cereal.

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Cebada por la revancha


En la zafra pasada el área dedicada a la cebada más que se duplicó al llegar a 190 mil hectáreas. Con rendimientos similares o algo por debajo de los años anteriores, se está ya sobre el techo de potencial de área para la producción de malta.

Si bien todavía no están los planes comerciales para 2017, en una de las firmas ya proyectan un leve descenso del área respecto al año anterior. Ya hay experiencias de las propias malterías y de cooperativas como Calmer para la exportación del cereal, mayoritariamente con destino a Brasil.

Al igual que en el trigo la producción de cebada forrajera para la exportación supone entrar en un mercado spot en el que se vende al precio que fija la demanda en el momento. Y, como en el trigo, también es un mercado en el que Uruguay no tiene una participación continua más allá de los años en que se embarcó por restricciones de calidad.

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Apuesta a la colza


Respecto a la colza, la oleaginosa de invierno, es el cultivo en el que se prevé con claridad una mayor intención de siembra aunque desde niveles que son bajos, como las cerca de 25 mil hectáreas de las últimas zafras, según las estimaciones de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA).

En todas las fuentes consultadas se indicó que se nota un mayor interés como alternativa para el invierno teniendo en cuenta la cosecha temprana que permite sembrar una soja de segunda con fecha de primera.

En la zafra pasada, ALUR recortó el área de colza para la producción de biodiesel, lo que fue compensado por los planes –de esta empresa y otras– para la exportación. En una de las firmas consultadas se indicó que hay potencial de exportar colza, aunque posiblemente con precios más bajos que los manejados hasta ahora, quizá sobre los US$ 350 por tonelada en Nueva Palmira.

En los últimos años se fijó el precio de la colza teniendo en cuenta a la soja y sus subproductos. Sin embargo, en una de las empresas que trabaja al firme ven mayor arbitraje de la colza con el aceite de palma.

Son varios frentes en que se buscan alternativas para esta oleaginosa que está llamada a ganar gradualmente espacio dentro de los cultivos de invierno.

Cebada
La cebada duplicó el área el año pasado y se espera otra buena zafra.
La cebada duplicó el área el año pasado y se espera otra buena zafra.

Complemento con legumbres


El 2016 fue declarado el Año de las Legumbres. Y si bien para Uruguay son algo relativamente presente en la dieta, en el mundo la demanda desde el sudeste asiático –con India a la cabeza– abre expectativas de mayores colocaciones.

El creciente consumo de proteína vegetal –sumado a malas producciones en India– elevó significativamente el año pasado el área implantada de arvejas, garbanzos y lentejas en países como EEUU, Canadá y Australia.

En Argentina hay una corriente exportadora en aumento, especialmente de garbanzos. En la primera mitad de enero visitó Argentina una misión desde India y uno de los principales temas de análisis fue la corriente comercial en legumbres. Hay actualmente algunas empresas que están explorando la posibilidad de desarrollar la producción de legumbres, específicamente arvejas, pensando en colocaciones en el sudeste de Asia, aunque se reconoce que sería una corriente de volúmenes acotados y por contenedor.

"Es algo que se puede trabajar como un porcentaje chico del área pensando en empresas o productores con mayor superficie", dijo una fuente de un grupo que ha estado estudiando las posibilidades de colocación. Hay empresas semilleras que cuentan con oferta bajo evaluación de cultivares de legumbres aunque por ahora las expectativas son limitadas.

"Es algo para probar pero no para el común de los productores. Es un negocio más boutique", aseguró la fuente.

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