El comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Juan Miguel Petit, fue claro: los módulos 8, 10 y 11 del Comcar son una bomba de tiempo en la que conviven 1.924 internos, que representan 33% de la población de ese centro penitenciario y 18% de todos los reclusos del país. Por eso, el clima de violencia que allí se vive requiere de una "atención institucional urgente".
En esos tres módulos, en lo que va del año cinco reclusos murieron en episodios violentos y otros 50 fueron heridos con arma blanca, lo que constituye un "síntoma inequívoco de una convivencia violenta y de funcionamiento institucional inadecuado", dice un informe que Petit presentó el jueves ante la Comisión Especial para el Seguimiento de la Situación Carcelaria de la Asamblea General.
Los internos fallecidos tenían 18, 22, 26, 27 y 35 años. "La información recogida indica que todas las muertes violentas estuvieron originadas en problemas de convivencia y en tensiones y discusiones generadas en la convivencia", explica Petit en su informe.
Para dejar en claro la gravedad de la situación, el comisionado parlamentario plantea que en las zonas de Montevideo donde hay mayores tasas de homicidio se registran 30 asesinatos cada 100.000 personas, por lo que, salvando las diferencias, si se consideran los módulos 8, 10 y 11 del Comcar como un barrio, en este primer semestre del año "habría alcanzado una tasa de 295 homicidios cada 100.000 habitantes", expresa el documento entregado a los legisladores al que accedió El Observador.
En abril, en un primer informe sobre esos tres módulos del Comcar, Petit alertó que la situación era "explosiva", diagnóstico que reiteró, y señaló que "el actual clima de deterioro y violencia solo puede superarse con una saturación educativa que revierta el actual contexto".
Petit enumera y describe todas las deficiencias que existen en los módulos 8, 10 y 11 del Comcar y que, sumadas, generan un ambiente de extrema violencia: hacinamiento, falta de actividades educativas y de capacitación y carencias al momento de las visitas.
La ausencia de actividades tendientes a rehabilitar a los internos de esos tres módulos es notoria, ya que de los 1.924 reclusos trabaja 6,8% y la misma proporción estudia. "La falta de programas que llenen la agenda hace que la vida cotidiana constituya un gran vacío. No hay actividades de sostén y que aporten un sentido a la privación de libertad. La sensación que impera es la de falta de oportunidades y de un deterioro progresivo de las personas que están en los módulos dado el contexto en que se encuentran", sostiene Petit.
Otra seria dificultad que existe en los módulos 8, 10 y 11 del Comcar es el nivel de hacinamiento, que es superior al del resto del centro de reclusión, donde la densidad es de 133, lo que quiere decir que cada 100 cupos hay 33 internos de más. En esos tres módulos "es común" que las celdas que fueron diseñadas para alojar a dos o cuatro personas en realidad tengan seis, siete y hasta ocho reclusos.
Por otra parte, el comisionado parlamentario también advirtió que el espacio destinado para las visitas en los módulos 8, 10 y 11 del Comcar es "totalmente inadecuado" dado que no ofrecen baños en condiciones adecuadas ni tampoco elementos lúdicos para los niños que concurren.
En cuanto a las visitas, Petit también plantea las demoras que sufren los familiares al momento de ingresar y las confusiones que se generan con los cambios de criterios referidos a los paquetes con alimentos que pueden ingresar para los internos.
Esas sanciones colectivas son dispuestas contra los reclusos de una misma celda o sector y normalmente implican la imposibilidad de recibir visitas o paquetes con implementos personales por 90 días, y eso "complica la vida cotidiana de los internos ya que el establecimiento no brinda elementos de higiene personal ni para la limpieza de las celdas", advierte Petit.
Ante el complejo panorama de violencia que existe en los módulos 8, 10 y 11 del Comcar, el comsionado parlamentario para el sistema carcelario, Juan Miguel Petit, plantea que "la gravedad de la situación indica que no es suficiente tomar medidas puntuales o de emergencia que atenúen la situación". En tal sentido, señala que es necesario desarrollar un "plan amplio" en coordinación con otras áreas del Estado, como los ministerios de Salud Pública y Desarrollo Social y las autoridades educativas. "La suma de problemas y vulnerabilidades hace de la convivencia un escenario tenso, lleno de fricciones, desencuentros y estrategias de supervivencia donde surge la violencia una y otra vez", dice Petit en el informe que presentó ante la Comisión Especial de Seguimiento del Sistema Carcelario de la Asamblea General.
Por eso, a su juicio, se debe rediseñar la estructura de gestión del Comcar e impulsar acciones de "innovación penitenciaria" para que sindicatos y organizacones civiles desarrollen programas educativos y laborales. A su vez, plantea que el centro penitenciario debría subdividirse para que la gestión sea más sencilla y que en cada zona exista un responsable.
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