La pesadilla de Ana comenzó en 2013. Su hijo tenía 4 años cuando le dijo que su padre le hacía "eso". Estaba en otro país y no sabía para dónde moverse. El hijo de Ana (nombre ficticio) es extranjero, al igual que su expareja, y poco sabía ella de la legislación de ese país –que prefiere no relevar– para casos probados de violencia doméstica. Finalmente se asesoró con una abogada que le recomendó irse con el pequeño. Llegaron a Uruguay a mediados de ese año y a los dos días confirmó con especialistas en salud mental que el niño había sido abusado por su padre. Casi dos años después, el padre solicitó la extradición de su hijo y comenzó un juicio que terminó dándole la razón a la madre.
El procedimiento judicial duró unos dos meses y ahora Ana vive con su hijo en Uruguay, gracias la sentencia de la
Justicia, que confirmó, luego de una apelación del padre, que el niño debía vivir en este país.
El año siguiente, en 2016, hubo cinco expedientes similares a los del caso de Ana iniciados de los cuales tres tuvieron sentencia y solo en un caso no se hizo lugar a la restitución del menor. En los otros dos que también tuvieron un fallo, los niños debieron volver a su país de origen, según datos del Poder Judicial.
Uno de esos casos estuvo a cargo de la jueza de Florida Fátima Boné, que decidió dedicarle una carta al niño donde le explicaba la sentencia en términos que pudiera entender.
"Como tengo que decidir aunque no tengo toga ni martillo, como bien vos sabés, considero que es necesario que ahora a la brevedad puedas volver a tu país, España. Así vas a poder ver también a papá, y a tus otros familiares. Eso no quiere decir que no puedas volver acá donde te sentís tan bien. Como te dije en el juzgado, fue un gusto conocerte. Será hasta pronto. Fátima", escribió. En ese caso, se trató de una disputa por la tenencia y la magistrada consideró que era necesario que el niño retornara a España porque allí se encontraba casi toda su
familia.
El cuarto caso de 2016 terminó por un acuerdo entre las partes y el quinto estaba en trámite cuando se elaboró el informe, que cuenta con datos de hasta el 30 de octubre. Esa última causa es la de María, una madre que se fue de España con su hija de 4 años y decidió no volver cuando expertos comprobaron que el padre abusaba de la niña. A fines del año pasado, la Justicia resolvió que la niña debía volver a España, siempre y cuando se asegurara en ese país que el padre estaba cumpliendo con medidas cautelares, como por ejemplo no acercarse a su hija y a María a menos de 500 metros.
"Si el padre requirente no demuestra ante la sede de primera instancia en Uruguay que a resultas de ese proceso en España la orden de protección ha sido reconocida por el juez español, la niña no regresa", explicó la ministra del Tribunal de Apelaciones de Familia Lilián Bendahan, quien redactó la sentencia. El fallo de primera instancia había sido apelado por la defensa de la madre. La Justicia uruguaya no determinó que la niña fuera efectivamente abusada pero sí que tanto ella como su madre eran víctimas de violencia doméstica.
El caso de Ana tuvo un final diferente por tres razones: había un
abuso sexual probado, el niño ya estaba completamente adaptado a Uruguay y el pedido de extradición fue efectuado fuera de tiempo por parte del padre. De hecho, ese último argumento le bastó al juez a cargo para disponer que se quedara en Uruguay.