Los límites entre el director y el protagonista se entremezclan y mutan dentro del documental, el primer estreno nacional de 2016

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Cómo entrar sin prejuicios en El mundo de Carolina

La directora Mariana Viñoles describe el proceso creativo detrás de su última película, protagonizada por una joven con síndrome de Down
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31 de marzo de 2016 a las 05:00

Una cámara de un lado de una mesa junto a su dueña, la directora de cine. Del otro, la retratada, una joven veinteañera con síndrome de Down. Una conversación prolongada a lo largo del tiempo y el reflejo verbal de la vida y relación de ambas es el propulsor de una propuesta cinematográfica atípica: El mundo de Carolina, el primer estreno nacional de 2016.

Se trata de la quinta película de la directora uruguaya Mariana Viñoles (Exiliados; La Tabaré, rocanrol y después; Crónica de un sueño; Los uruguayos) y, según considera la realizadora, su obra más significativa a la fecha debido al periplo emocional por el que atravesó junto a su protagonista.

El mundo de Carolina fue filmada durante dos años. En ese tiempo, Viñoles visitó numerosas veces la casa donde Carolina Falciani vive junto a su madre, tía y abuela, ubicada en el barrio Goes. Conoció a la joven mientras documentaba su participación en el proyecto de baile inclusivo Abrazando el Tango. Lo que comenzó como el registro de esas actividades devino en un retrato íntimo de la vida de Carolina que a partir de hoy se podrá ver en la pantalla grande.

Con una relación de amistad que se convirtió en un vínculo fraternal, el límite de la interacción entre la directora y su protagonista fue marcado por la mesa del comedor del hogar de Carolina, donde transcurre la totalidad de la película.

Con la directora de un lado, en el otro Carolina sonríe, vacila, ríe a carcajadas, se avergüenza, se emociona y sobretodo, habla. El mundo de Carolina se construye en las anécdotas y pensamientos de la joven, expuestos principalmente por las preguntas de Viñoles, quien aparece en el documental como la voz que guía a Carolina por diferentes temas.

"Tenía que lograr que ella se fuera abriendo y me contara. No era "El mundo de Mariana", indica Viñoles al explicar su participación dentro y fuera del filme. "Necesitaba tiempo. Tenía que ver las dinámicas que la movían que son las básicas para todos: el amor, la familia, el origen y la sexualidad".

Escuchar a Carolina hablar sobre su independencia, sus parejas, sus deseos sexuales o escuchar a su madre narrar fuera del plano el momento de su nacimiento son algunos de los momentos más memorables del filme. La directora asegura que abordó cada uno de esos momentos como si fuera "una hermana mayor" de Carolina, dejando de lado todo concepto prefabricado frente a las personas con síndrome de Down.

"Cuando yo fui a buscar a Carolina fui a buscar las similitudes y no las diferencias", señala. "También quiero darle al espectador la oportunidad que yo me estaba dando. De enfrentarme a lo desconocido y darme cuenta a lo que podemos acceder".

En el filme, el paso del tiempo y las estaciones climáticas no solo se refleja a través del tipo vestuario de la protagonista sino también con las historias alrededor de su entorno familiar y en el vínculo con Viñoles. Porque además de oficiar de realizadora, entrevistadora y encargada de la fotografía del filme, la directora se convierte en otro personaje más cuando entran en escena elementos como uno de sus hijos (nacido en el tiempo de rodaje de la película) o la historia de una hermana menor con síndrome de Down de la directora que murió de pequeña.

Tanto por esos temas tratados en la conversación entre la directora y Carolina como por la apuesta estética construida en torno a una único escenario, Viñoles entiende los retos que la película puede significarle para algunos espectadores pero no duda en invitar a la audiencia a que se anime a verla, segura de que se llevarán una sorpresa grata. El mundo de Carolina será proyectada desde hoy en el Cine Life 21 (ex Casablanca, en la esquina de 21 de Setiembre y Ellaurí) con dos funciones principalmente en la tarde.

"No hay que tener miedo. Fue montada para ser accesible", explica. "Va a ser una experiencia, por lo menos, emocionante".

Claves


Funciones. La película dura 78 minutos. Se exhibirá en el cine Life 21 en los horarios de las 17.00 y las 18.40.
Festivales. Participó del Festival Internacional de Cine Documental de Amsterdam (IDFA) y en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI).
Producción. Recibió en 2013 el Fondo de Fomento Cinematográfico y Audiovisual del ICAU en 2013.

Los hijos de la guerra


El próximo proyecto de Viñoles actualmente en desarrollo, se centra en una de las familias sirias refugiadas en Uruguay. La directora convivió con la familia de Ibrahim Al Mohammed y su esposa Sanna en el Líbano en 2014. Registró la preparación y el viaje a Uruguay en 2015, así como su inserción en la sociedad. El largometraje, con un estreno previsto para 2019, estará centrada en Sanna, quien llegó embarazada al país.

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