¿Cómo hacer para asustar hoy?

Las películas de terror dirigidas a adolescentes están muertas, relegadas al recuerdo de algunos buenos sustos de fines de la década de 1990. También lo están las readaptaciones de películas de terror japonesas que siguieron a La llamada.

El horror para adultos (películas de mucha violencia gráfica) está muerto, luego de haber florecido brevemente en la mitad de la década de 2000. El regreso de las casas embrujadas se ha dirigido lentamente a un mundo de secuelas de La noche del demonio y Actividad paranormal, que se han estrenado con resultados menguantes. Y el género aparentemente inmortal de los filmes sobre archivos encontrados, potenciado por la tecnología barata y de fácil acceso al video, tampoco es la apuesta segura que era antes, a pesar del poco riesgo que presenta producirlas.

El cine el terror siempre ha sido cíclico y guiado por las modas, con mercados que se abren para subgéneros como el las películas slasher, cuya característica es la presencia de un psicópata que asesina brutalmente a jóvenes. Este tipo de cintas tuvo una gran popularidad durante la década de 1980, que se estancó durante un período y luego volvió de otra forma.

Pero el género del terror en sí ha tenido una crisis existencia en la era digital, con las películas de horror siendo o muy pequeñas para competir en un complejo de salas de cine comercial o muy desagradables para encontrar un lugar en las salas con una curaduría "más artística".

No obstante, a medida que los espectadores han ido emigrando de las pantallas del cine a las pantallas en sus casas, el horror ha salido desfavorecido. En Estados Unidos, donde tiene su mayor industria, todavía existe una audiencia para el terror. Pero más allá de un puñado de excepciones prominentes, como la revelación independiente de este año Te sigue (ver página 5), el mercado está abasteciendo principalmente los servicios de streaming o video on demand, como el nuevo sitio Shudder, que se presenta como una plataforma dedicada plenamente al género.

En los últimos dos años, el director Eli Roth se ha visto forzado a ver estos cambios desde las gateras. Roth es una de las pocas "marcas" dentro del género de terror y entre sus créditos se encuentran títulos como Cabin fever y las películas de Hostal. En 2014 estrenó su última película, The green inferno. Su homenaje al cine italiano de explotación se exhibió en la sección de terror del Festival de Cine de Toronto, donde la compañía Open Road Films compró sus derechos de distribución para ese año, incluyendo un estreno previsto en Uruguay. Sin embargo, un mes antes de su llegada a la pantalla grande, un conflicto entre la distribuidora y la productora de la película hizo que el estreno se levantara indefinidamente.

Recién un año después The green inferno está llegando a los cines gracias a la productora Blumhouse Productions, quienes han trabajado en otras franquicias taquilleras de terror como Actividad paranormal, La noche del demonio, La noche de la expiación y Sinister. La película de Roth se estrenó en Estados Unidos sin una gran campaña de marketing. En cambio, se apostó hacia un empuje viral que se nutrió de la considerable base de fans de Roth, mientras se trataba de sacarle el máximo provecho al rendimiento modesto de taquilla.

La estrategia de promoción online estuvo a tono con una película que en sus créditos finales incluye las cuentas de Twitter de cada miembro del reparto y equipo técnico. También minimiza las expectativas para el tipo de película de terror extremo que han pasado de moda, pero que han sido durante mucho tiempo parte de la identidad y éxito de Roth como cineasta.

El director ha descrito a The green infreno como "un piloto" para nuevas estrategias de distribución dentro del género. "Somos la versión de prueba para ver si se puede hacer una película y estrenarla en 1.500 pantallas de cine, apuntando a una audiencia con una campaña digital dirigida directamente a los fanáticos. Si la película hace US$ 10 millones, es un éxito. No tenés la presión de hacer $ 60 millones, porque no estás haciendo películas que resulten atractivas para todo el mundo. Yo estoy haciendo algo arriesgado y peligroso", explicó Roth.

Mientras Roth asume riesgos con su camino independiente en la promoción y películas como Te sigue encantan al público y crítica por igual, los grandes estudios siguen prefiriendo una receta más tradicional a la hora de apostar por el terror.

Universal Pictures sigue confiando en el director y guionista español Guillermo del Toro, quien estrenará la próxima semana La cumbre escarlata, un relato de terror ambientado en la Inglaterra del siglo XIX. Su anterior filme, Titanes del Pacífico, tuvo un rendimiento moderado en Estados Unidos pero fue un taquillazo a nivel mundial, lo que le ha permitido a Del Toro el regreso al género de sus raíces.

Mientras tanto, New Line Cinema busca un director para su nueva adaptación al cine de la novela de Stephen King It, tras la renuncia de Cary Fukunaga, el realizador de la primera temporada de True Detective. Fukunaga, quien explicó que abandonó la película debido a diferencias creativas con el estudio, estrenará su nuevo drama bélico Beasts of no nation el próximo viernes en Netflix, lo que indica otra señal del camino alternativo a Hollywood que están tomando los cineastas.

Pero eso no es todo. El cine de terror también está acudiendo lentamente a tecnologías como la realidad aumentada y dispostivos de realidad virtual como Oculus Rift para modificar la experiencia de visualización de sus espectadores, apuntando a la estimulación más directa de los sentidos.

Entre franquicias populares (aunque repetitivas) y nuevas formar de alterar un género clásico del cine, el horror, cual monstruo con capacidad de alterar su forma, está tratando de adaptarse al nuevo escenario de consumo del entretenimiento. Si logra asustar o no, eso es una historia para más adelante.