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Cómo una rama secreta del EI formó una red global de asesinos

El servicio secreto del grupo yihadista y el entrenamiento de hombres para ir a Europa
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14 de agosto de 2016 a las 05:00
Creyendo que estaba respondiendo a un llamado santo, Harry Sarfo dejó su hogar en la ciudad de clase trabajadora de Bremen el año pasado, conduciendo durante cuatro días seguidos para llegar hasta territorio controlado por Estado Islámico en Siria.

No había terminado de establecerse cuando llegaron integrantes del servicio secreto de Estado Islámico, con pasamontañas en la cara, a informarle a él y su amigo alemán que ellos ya no querían que europeos vinieran a Siria. Donde eran realmente necesarios era de vuelta en casa, para ayudar a llevar a cabo el plan del grupo de librar terrorismo a lo largo del mundo.

"Él estaba hablando abiertamente de la situación, diciendo que tienen carretadas de gente viviendo en países europeos y a la espera de órdenes para que comandos ataquen a los europeos", relató Sarfo en entrevista con el New York Times, en la prisión de máxima seguridad cercana a Bremen. "Y eso fue antes de los ataques a Bruselas, antes de los ataques en París".

El hombre embozado explicó que si bien el grupo estaba bien establecido en algunos países europeos, necesitaba más atacantes en Alemania y Gran Bretaña, en particular. "Ellos dijeron: '¿Le importaría regresar a Alemania? porque eso es lo que necesitamos por el momento'", recordó Sarfo. "Y ellos siempre decían que querían tener algo que esté ocurriendo al mismo tiempo: ellos quieren tener muchísimos ataques al mismo tiempo en Inglaterra, Alemania y Francia".

Los operadores pertenecían a una unidad de inteligencia de Estado Islámico conocida en árabe como Emni, que se ha vuelto una combinación de fuerza policial interna y una rama de operaciones externas, dedicada a exportar terrorismo al extranjero, con base en miles de páginas de servicios de inteligencia franceses, belgas, alemanes y austríacos, al igual que documentos de interrogatorios obtenidos por el Times.

Los ataques de Estado Islámico en París el 13 de noviembre dirigieron la atención mundial a la red de terrorismo externo del grupo, que empezó a enviar combatientes al extranjero hace dos años. Actualmente, la versión de Sarfo, a la par de aquellas de otros reclutas capturados, ha levantado incluso más el telón sobre la maquinaria del grupo para proyectar violencia más allá de sus fronteras.

Servicio secreto yihadista

Lo que ellos describen es un servicio secreto de múltiples niveles bajo el comando general del operador sirio más prominente de Estado Islámico, portavoz y jefe de propaganda, Abu Muhammad al-Adnani. Debajo de él hay una fila de lugartenientes con facultades para planear ataques en diferentes regiones del mundo, incluyendo un "servicio secreto para asuntos europeos", un "servicio secreto para asuntos asiáticos" y un "servicio secreto para asuntos árabes", con base en Sarfo.

Reforzando la idea de que el Emni es una parte fundamental de las operaciones de Estado Islámico, las entrevistas y documentos indican que la unidad tiene carta blanca para reclutar y cambiar la ruta de operadores de todas partes de la organización: desde recién llegados hasta combatientes curtidos en el campo de batalla, y desde las fuerzas especiales del grupo hasta sus unidades comando de elite. Tomados en conjunto, los registros de interrogatorios muestran que los operadores son seleccionados por nacionalidad y agrupados por idioma en pequeñas y discretas unidades, cuyos integrantes a veces solo se reúnen entre sí en la víspera de su salida al extranjero.

Además, a través del papel de coordinación jugado por Al-Adnani, la planeación del terrorismo ha ido de la mano con las extensas operaciones de propaganda del grupo incluyendo, alegó Sarfo, reuniones mensuales en las que Al-Adnani elegía los videos a promover con base en sucesos del campo de batalla.
Apoyándose en las versiones de operadores arrestados hasta ahora, el Emni se ha convertido en el eslabón crucial en la maquinaria de terrorismo del grupo, y sus apéndices encabezaron los ataques de París y fabricaron las bombas de maleta usadas en un aeropuerto de Bruselas y una estación de subterráneo. Registros de la investigación revelan que sus soldados de a pie también han sido enviados a Austria, Alemania, España, Líbano, Túnez, Bangladés, Indonesia y Malasia.

Proyectar terror

Desde el ascenso de Estado Islámico más de dos años atrás, dependencias de inteligencia han estado recolectando perlas de información sobre el Emni. Originalmente, la unidad tenía la tarea de vigilar a los miembros de Estado Islámico, incluyendo llevar a cabo interrogatorios y detectar espías con base en registros de interrogatorios y analistas. Sin embargo, miembros franceses arrestados en 2014 y 2015 explicaron que el Emni había asumido una nueva cartera: proyectar terror en el extranjero.
Otros interrogatorios, así como la versión de Sarfo, han llevado a investigadores a concluir que el Emni también entrenó y despachó al sicario que abrió fuego sobre una playa en Sousse, Túnez, en junio, y al hombre que preparó las bombas del aeropuerto de Bruselas.

Registros de dependencias de inteligencia francesas, austríacas y belgas muestran que al menos 28 operadores reclutados por el Emni tuvieron éxito para desplegarse a países fuera del territorio central de Estado Islámico, montando tanto ataques exitosos como conjuras que fueron frustradas.
En sus sesiones con las autoridades alemanas, y de nuevo en la entrevista esta semana, Sarfo sacó a colación la posibilidad de que algunos de los recientes atacantes en Europa que prometieron lealtad al Estado Islámico durante sus ataques pudieran haber tenido un vínculo más directo con el grupo de lo que creen oficiales.

Sarfo explicó que el Emni mantiene a muchos de sus operadores en la clandestinidad en Europa. Actúan como nódulos que pueden activar remotamente a atacantes suicidas en potencia, los cuales han sido atraídos por la propaganda.

Los documentos de los servicios de inteligencia y Sarfo coinciden en que Estado Islámico ha aprovechado al máximo las nacionalidades de sus reclutas al enviarlos de vuelta a tramar ataques en casa. Sin embargo, una importante región donde no se cree que el Emni haya tenido éxito para enviar atacantes entrenados es Norteamérica, dijo Sarfo, recordando lo que los integrantes de la rama le habían dicho.
Si bien docenas de estadounidenses se han vuelto integrantes de Estado Islámico, y algunos han sido reclutados en el ala de operaciones externas, "saben que para ellos es difícil meter estadounidenses a Estados Unidos", una vez que ya han viajado a Siria, acotó.

"No se preocupe por Francia, mafi mushkilá"

La primera parada obligada para los recién llegados a Estado Islámico es una red de dormitorios en Siria, justo al otro lado de la frontera desde Turquía. Ahí, los reclutas son entrevistados e inventariados.
Harry Sarfo marcó todas las opciones necesarias, y al tercer día después de su llegada, los integrantes del Emni fueron a preguntar por él. Quería pelear en Siria e Irak, pero los operadores le explicaron que tenían un irritante problema. "Me dijeron que no hay mucha gente en Alemania que esté dispuesta a hacer el trabajo", dijo Sarfo poco después de su arresto el año pasado, según la transcripción de su interrogatorio. Marcando un contraste, el grupo tuvo más que suficientes voluntarios para Francia. "Mi amigo les preguntó por Francia", dijo Sarfo. "Y empezaron a reír. Pero, a reír de verdad, con lágrimas en los ojos. Dijeron: 'No se preocupe por Francia, mafi mushkilá, dijeron, que en árabe significa 'no hay problema'". Esa conversación tuvo lugar en abril de 2015, siete meses antes de los asesinatos coordinados en París cometidos en noviembre, el peor ataque terrorista en Europa en más de una década. Si bien no fue posible verificar algunos detalles de la versión de Sarfo, sus declaraciones coinciden con lo que relataron otros reclutas en sus interrogatorios.

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