Opinión > ANÁLISIS - GONZALO FERREIRA

Con la mano escondida

Con Paraguay en 2012, Mujica tuvo al menos la valentía de admitir lo que hacía y no buscar argumentos laterales
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14 de septiembre de 2016 a las 05:00

La forma en que Venezuela ingresó al Mercosur fue más que polémica. Implicó sacar a Paraguay –el único país cuyo congreso no había ratificado su ingreso– del bloque con una estratagema que incluía argumentos jurídicos, pero que luego el presidente José Mujica no temió en reconocer que era una decisión "política".

En esa oportunidad, Argentina y Brasil estaban decididos a suspender a los paraguayos por considerar que la destitución de Fernando Lugo de la Presidencia paraguaya no había sido ajustada a derecho. Lo consideraban un "golpe" y por tanto pidieron aplicar la cláusula democrática. Como si se decidiera suspender en este momento a Brasil por la destitución de Dilma Rousseff.

Ahora el viento político cambió y los socios grandes, más Paraguay (tres gobiernos volcados a la derecha), quieren sacar a Venezuela del bloque a como dé lugar.

El único atisbo de defensa de Venezuela lo hace Uruguay, pero con culpa y mostrando ya su disposición a ceder. Así como sucedió en 2012, cuando Mujica resistió todo lo que pudo la presión de Cristina Fernández de Kirchner y de Dilma, Uruguay no quiere aplicar la cláusula democrática contra Venezuela.

En ese entonces Mujica quedó encerrado a solas en una sala de Mendoza con las entonces presidentas de Argentina y de Brasil y cedió, incluso desoyendo la opinión de su canciller, Luis Almagro, y de su vicepresidente, Danilo Astori. Ambos recomendaban no suspender a Paraguay.
Ahora el gobierno de Tabaré Vázquez está a punto de ceder. Pero en vez de admitir que hay una decisión estrictamente política, la forma de hacerlo se esconde en argumentos legales traídos de los pelos.

El argumento es que Venezuela no "incorporó" normas del Mercosur al funcionamiento de su economía. No se puede decir que no aprobó normas, porque –tal como lo reseñó un informe elaborado por el gobierno chavista– es el país que más rápido logró votar leyes internas que ratifican normas del Mercosur. El problema está en otro lado. La economía venezolana está lejos de funcionar en cumplimiento con esas normas que incorporó.

Pero Argentina durante el gobierno kirchnerista, ¿cumplía esas normas?

Todos los países del bloque cometen pequeñas violaciones y agarrarse de las fallas que tiene Venezuela –que es cierto, son las más groseras– es no dar los verdaderos motivos de por qué quieren que el gobierno chavista deje de operar como miembro pleno.

Lo que hay de fondo son razones políticas. Y muy válidas. Porque en ese país caribeño hay presos políticos y el respeto a los derechos humanos es al menos dudoso.

Con todas las críticas que se les puede hacer a Rousseff, Fernández y Mujica, en 2012 tuvieron el
coraje de admitir lo que estaban haciendo.

Ahora se busca un camino con obstáculos. Tiran la piedra y esconden la mano.

Y Uruguay, que no quiere apoyar este camino, está dispuesto a ceder al "abstenerse", según dijo el canciller Rodolfo Nin Novoa en el Consejo de Ministros el lunes e informó ayer El País.

Al final, tanto quisieron despegarse de la frase de lo jurídico y lo político de Mujica, que este gobierno va por el mismo camino. De última no está tan mal: para algo es "política" exterior. El asunto es dar la cara.

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