Seisgrados > FOR DUMMIES: Consejos para una escritura eficaz

Con todas las letras

Anortografofilia. Esa palabra que hay que leer dos (o cinco) veces para poder pronunciar denomina una perversión sexual que consiste en excitarse con las faltas de ortografía. Antes de que los amantes de la buena escritura pongamos el grito en el cielo, consideremos esta perspectiva alentadora: el perverso necesita saber cómo se escribe correctamente. Para poder excitarse con el error, hay que detectarlo
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09 de octubre de 2015 a las 05:00

Más allá de inquietantes perversiones, los errores ortográficos y la redacción pobre o descuidada deslegitiman, quitan credibilidad y castigan la imagen de las personas. En tiempos de tanta red social (tan vulnerable, además), una reputación digital que nos revela como malos redactores puede poner en riesgo prometedoras ofertas laborales, por no hablar de la cantidad de citas amorosas que puede frustrar.

Por María Eugenia Martínez e Inés Nogueiras

La buena noticia es que todos los textos —correos electrónicos, minutas, actas, cartas, alegatos, recetas, informes, cuentos, novelas e incluso tuits— se pueden mejorar mucho si se siguen algunos consejos y se les regala unos minutos de cariñosa atención.

1. Tener un plan: Escribir sin un plan es como emprender un viaje sin mapa. Podemos hacerlo, pero las posibilidades de que lleguemos bien a destino son escasas. Detenernos unos segundos para definir el objetivo del texto, el tono, los tiempos verbales o la persona desde la que vamos a escribir nos ahorrará muchos minutos de corrección. Una buena idea es elaborar una lista, ya sea escrita o mental, de aquello que queremos comunicar. En textos más complejos es útil crear un racimo de ideas que luego deberá ordenarse.

2. Andá a saber: Hay libros, manuales y recursos electrónicos que pueden ser buenos aliados a la hora de despejar dudas durante el proceso de escritura. El sitio web de la Real Academia Española, el de la Fundación del Español Urgente (Fundéu), los grupos de amantes de la ortografía en Facebook —cuidado con los perversos— ayudan con rapidez. Seguirlos en las redes sociales simboliza algo fundamental: nos importa escribir bien. Por otra parte, identificar cuáles son los problemas frecuentes que cometemos al escribir servirá para estar alertas mientras redactamos y será de mucha utilidad para la ineludible revisión final.

3. Vayamos al grano: Captar la atención de un lector es difícil y retenerla es aun más complicado. Cada palabra que aparece en un texto debe tener un propósito y una razón de ser. Creemos que vale la pena apuntar en este sentido que, como podría suponerse, utilizar rodeos, construcciones vacías de sentido, muletillas o frases hechas, las cuales desmerecen de alguna manera la prosa, conspira contra la ya mencionada eficacia de la escritura. Sin ir más lejos, a la oración anterior le sobran veinte palabras.

4. Una que sepamos todos: Aunque todos preferimos leer textos sencillos y directos, a la hora de escribir pesa la noción de que hay mayor seriedad o se adquiere un carácter más formal cuando se usan palabras rebuscadas, distintas a las del día a día. Lo cierto es que las palabras "comunes" tienen mayor poder de evocación y capturan mejor la atención del lector que cualquier sinónimo "exótico". Así que es recomendable bajarnos del birrodado y seguir andando en bicicleta, o visitar un hospital antes que un nosocomio.

5. Crímenes imperfectos: Las comas son el signo de puntuación más engañoso. Pueden separar los términos de una enumeración, pero también se pueden usar, como en esta mismísima oración, para introducir un comentario o inciso. Uno de los peores pecados a la hora de usar la coma es separar con ella el sujeto y el verbo. Tan grave —y lamentablemente común— es esta coma que ha recibido nombres como "asesina" o "criminal". "La escuela pública, es la escuela de todos" es una oración incorrecta. Antes del verbo conjugado, salvo que haya un inciso entre dos comas, no debería haber ninguna separación.

6. No es lo mismo (ni la misma): Un error se ha extendido como una plaga en la escritura y en el habla: usar "el mismo" o "la misma" para referir a algo que ya fue mencionado. No solo es erróneo sino que además, digámoslo de una vez, suena horrible. En la mayoría de los casos, este "mismo" intruso puede ser directamente suprimido sin que la oración pierda sentido. En otras ocasiones hay que hacer simples modificaciones para evitarlo. Por ejemplo, donde dice "fueron registrados el auto y los ocupantes del mismo" debería decir "fueron registrados el auto y sus ocupantes".

7. Preferentemente: No hay nada erróneo en ellos, pero en prosas elegantes es mejor controlar la cantidad de adverbios que terminan en mente. Porque frecuentemente los usamos desmesuradamente y despreocupadamente, y no solo producen una sonoridad irritante —¿lo notaron?—, sino que también hacen lenta y pesada la lectura.

8. No es falta de respeto: La mayúscula no debe usarse para marcar que algo es importante o merece destaque. Los cargos, títulos académicos, dignidades y tratamientos se escriben con minúscula, ya sea presidente, rey, papa, abogado, enfermera, gerente, decana, licenciado, señor o madame.

9. Se va la primera: Si el sustantivo es femenino, el adjetivo que lo complementa debe ser también femenino, debe concordar. Por eso es correcto escribir "la primera semana" o "la tercera edición" y no "la primer semana" ni la "tercer edición".

10. Las cosas del haber: El verbo "haber", cuando se usa para expresar la idea de existencia, es impersonal. Por esa razón debe decirse "hubo muchos problemas" o "había 100 personas". Es incorrecto decir "hubieron muchos problemas" o "habían muchas personas".

11. Y al final, descansó: Apenas terminada una redacción es muy difícil detectar errores o problemas. Es esencial que nuestro texto repose ―desde unos minutos si es un correo electrónico o una redacción breve hasta varios días si es un ensayo extenso― para que podamos tomar distancia de lo que quisimos escribir y leamos lo que efectivamente quedó escrito.

12. Esto no es todo: La mejor forma de revisar es hacerlo sin piedad. Con ojos frescos y mirada crítica, hacer una o varias lecturas para comprobar que el texto comunica exactamente lo que nos habíamos propuesto al iniciar el viaje. Leer en voz alta es útil para detectar aspectos de ritmo o de sonoridad que pueden pasar inadvertidos en las primeras revisiones. Hay que animarse a podar lo que sobra, lo que se repite, lo que no aporta información. Nuestro lector lo agradecerá.

¿Te das cuenta?

Uno se "da cuenta de algo", no se "da cuenta algo". Se "entera de algo" y no se "entera algo". El miedo al dequeísmo hace que muchos caigan en el error opuesto: escribir solo "que" cuando debe escribir "de que". Por ejemplo: "Se dio cuenta que dejó la cocina prendida" está mal. Debe decirse "Se dio cuenta de que dejó la cocina prendida". Truco para dudosos: sustituir lo que viene después del "que" por las palabras "esto" o "algo" y ver si necesita el "de".

María Eugenia Martínez e Inés Nogueiras son periodistas y docentes del Taller de Expresión Escrita del Claeh.

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