Consejo de Casciari a los escritores uruguayos: "En las anécdotas vale mentir"

En las anécdotas vale mentir. Todo sea por crear una buena historia. Esta fue una de las primeras lecciones reveladoras del taller de treinta Anécdotas Mejoradas que el periodista y escritor Hernán Casciari y Christian Basilis, comunicador, ex librero y fundador junto con Casciari de la revista Orsai, dieron en Montevideo este fin de semana.

Los responsables de Orsai -revista del periodismo narrativo que se vendió en Iberoamérica hasta hace poco, cuando sacó su último número, y uno de uno de los proyectos periodísticos más innovadores de los últimos años entre España y América Latina- estuvieron de visita con una propuesta diferente.

Road Movie es un taller itinerante, en el que la dupla de amigos de la adolescencia viajarán por varios países para hacer un trato que suena justo. Cobran US$ 100 a los interesados, quienes pasan un fin de semana puliendo sus habilidades para contar una historia que atrape y ellos, a cambio, viajan por la región. En Montevideo, los cupos se acabaron a poco de comenzada la venta.

La visita de este pasado fin de semana fue el tercer destino de un viaje que tendrá diez paradas. Primero fue Córdoba, después Rosario y el próximo destino es La Plata. El objetivo es trabajar sobre treinta anécdotas, de esas que pueden funcionar bien en cualquier asado.

“No hay que ser tan fieles a la realidad”, explicó Casciari a las 30 personas que asistieron al taller. Es que en este caso no se trataba de periodismo, sino de otra de las caras de este escritor, que es la narración. Y para eso, un poquito de color por acá o por allá no le hace daño a la historia.

Tragedia, comedia, romance y drama estuvieron presentes entre los cuentos de los talleristas montevideanos, que sembraron la ansiedad e intriga de los participantes, porque había una premisa inquebrantable: no se valía decir quién había escrito qué, ni siquiera a los amigos. Al principio esto parecía un poco extraño, pero al final todo cobró su lógica.

La inquietud por saber la autoría de algunas de las historias más populares, como aquel a quien la entrepierna empezó a sangrarle en pleno boliche o la de uno que tenía como suegro a un famoso director técnico de fútbol tuvieron en vilo a los participantes del taller. La consigna generó además una serie de especulaciones, mentiras y engaños entre los que buscaban preservar su autoría en secreto.

Casciari escribió una vez que siempre se sintió uruguayo. Que en su infancia gritaba los goles de Uruguay antes que los de su país natal. Será por esa niñez en un lugar alejado de la ruidosa Buenos Aires que le hace reminiscencia con este pequeño país. Lo que no previó es que iba a presenciar el fenómeno de pueblo chico en carne propia.

Al final de las dos jornadas de cuatro horas cada una, más de uno conocía a los protagonistas de las historias sin haber tenido contacto previo con su autor, solamente por vivir en un lugar como Uruguay. Por otro lado, los protagonistas de una conmovedora historia romántica resultaron estar presentes entre los participantes del taller, para sorpresa de todos.

Esa omisión de no decir quién había producido qué, que en algunos casos se desvió a mentira, fue el condimento especial de las dos jornadas en las que consistió el taller, que se desarrolló casi como una anécdota más con las revelaciones finales. La idea de Casciari es que los relatos se recopilen en un libro con las anécdotas de cada ciudad.