Cuando parece que no puede escalar más, la paz armada entre
Corea del Norte y
Corea del Sur adquiere un nuevo tono amenazante. Esta vez es en el marco de los mayores ejercicios militares jamás realizados por los del Sur, ante la indignación del Norte.
Todos los años, en marzo Corea del Sur y su aliado Estados Unidos realizan ejercicios militares donde preparan una reacción ante un supuesto ataque desde Corea del Norte. Siempre que esto sucede, las amenazas y la tensión se reiteran. Y esta vez, mucho más.
Los ejercicios ocurren en un momento particularmente crispado, dos meses después del cuarto ensayo nuclear de Corea del Norte y un mes después de un lanzamiento norcoreano de un cohete de largo alcance, dos acciones condenadas por el
Consejo de Seguridad de la ONU, que acaba de adoptar una nueva serie de sanciones contra el régimen más aislado del mundo.
Las maniobras conjuntas, bautizadas "Key Resolve" y "Foal Eagle", tienen esta vez una envergadura nunca vista en Corea del Sur, con la participación de 15.000 estadounidenses, cuatro veces más que en 2015. También están movilizados unos 300.000 militares surcoreanos, así como elementos clave del ejército estadounidense, entre ellos una brigada de combate y una escuadra conducida por un portaaviones y submarinos de propulsión nuclear.
En un comunicado difundido unas horas antes de empezar los ejercicios, la poderosa Comisión de Defensa Nacional de Corea del Norte dijo estar lista para una contraofensiva "total".
Es que, entre otras cosas, Seúl y Washington practicarán tácticas de combate conjuntas no ensayadas hasta el momento y realizarán el polémico ejercicio OPLAN 5015, que simula la inutilización de las armas de destrucción masiva del enemigo y la preparación de las tropas para un ataque preventivo.
Guerra nuclear
"Las maniobras militares conjuntas organizadas por los enemigos son percibidas como ejercicios de guerra nuclear no disimulados destinados a menoscabar la soberanía (de Corea del Norte), su respuesta militar será efectuar ataques nucleares preventivos y ofensivos", advirtió Corea del Norte en un comunicado.
En una declaración recogida el viernes por la agencia oficial KCNA, el líder norcoreano Kim Jong-un ya dio el tono, después de la adopción de sanciones en la ONU: "Debemos estar siempre listos, en cada instante, para utilizar nuestro arsenal nuclear".
La retórica belicosa es una constante del régimen más aislado del mundo cuando las tensiones aumentan con Seúl. Pyongyang dispone seguramente de un pequeño arsenal de cabezas nucleares pero los especialistas están divididos en cuanto a su capacidad para instalarlas en misiles.
La Comisión de Defensa Nacional afirma que unos planes de "ataque nuclear preventivo en nombre de la justicia" fueron elaborados por el Mando Supremo del Ejército Popular Coreano, validados por Kim, y están listos para ser aplicados "incluso en caso de la más mínima acción militar" de sus enemigos.
Si Corea del Norte condena todos los años los ejercicios "Key Resolve" y "Foal Eagle", que duran cerca de dos meses, Seúl y Washington afirman que su único objetivo es defensivo. No obstante, los dos aliados quieren hacer este año una demostración de fuerza tras el ensayo nuclear norcoreano del 6 de enero y el lanzamiento de un cohete el 7 de febrero.
Adoptada por unanimidad la semana pasada al cabo de laboriosas negociaciones entre Washington y Pekín, la nueva tanda de sanciones decidida por el Consejo de Seguridad de la ONU, si se respeta, puede aumentar considerablemente la presión económica sobre el Norte.
Corea del Sur anunciará hoy nuevas sanciones contra Pyongyang, lo que debería conllevar nuevas amenazas de represalias por parte del Norte.