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Corea del Norte mantiene pruebas nucleares y combate las sanciones

El régimen norcoreano apela a la movilización de masas para contrarrestar efectos en la economía
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07 de agosto de 2016 a las 05:00

Son las siete de la mañana del domingo. En el exterior de la estación de Pyongyang en Corea del Norte, los tranvías y autobuses están llenos de norcoreanos que se dirigen al trabajo al son de los tambores de una tropa propagandística. Y para los que no hayan captado el mensaje, una bandera lo pone por escrito: "Camarada ¿cumpliste con tu plan de batalla hoy?".

El tono marcial preside todos los carteles gigantes que adornan los edificios y las calles de la capital norcoreana. Pyongyang vive desde hace dos meses al ritmo de una nueva campaña masiva de movilización lanzada para impulsar la economía. El objetivo: ayudar al país a contrarrestar las sanciones económicas y comerciales impuestas en marzo por el Consejo de Seguridad de la ONU, tras la prueba nuclear y el lanzamiento de un cohete espacial con tecnología de misiles llevados a cabo en los dos meses anteriores.

Lejos de suspender sus plantes, el régimen del líder norcoreano Kim Jong-Un ha protestado airadamente y en los pasados meses ha realizado nuevas pruebas de misiles de corto y medio alcance, mostrando así que no cederá a las presiones internacionales contra sus programas de armas nucleares y de destrucción masiva.

Después de una "campaña de 70 días" concluida en mayo, Pyongyang lanzó en junio otra, esta vez de 200 días. Se pide a los empleados que trabajen los fines de semana y hagan horas extras. "Estamos aquí todas las mañanas durante una hora", explica la líder de un grupo de propaganda femenino que agita, cerca de la estación las banderas rojas, al tiempo que practica una coreografía sencilla, pero estudiada, al ritmo que marcan los altavoces.

¿Inútil o contraproducente?

La acogida del público dista mucho del entusiasmo exhibido por esta treintena de mujeres con falda verde oscuro y camisa blanca. Como mucho echan un vistazo justo antes de salir en los autobuses.

Según expertos extranjeros, estas campañas son inútiles y algunos afirman que tienen un impacto negativo en la productividad, porque agotan a los trabajadores. Para Andrei Lankov, profesor de la universidad Kookmin de Seúl, las campañas son un espejismo de lo que fueron en su día. "En los años 1960 y 1970, estas campañas de carácter militar constituían auténticas movilizaciones. Se esperaba que la gente trabajase 14 horas, los siete días de la semana", explica. "Ahora es más que nada un ritual. Las organizan porque es lo que se hacía antes. En mi opinión, pocos norcoreanos se las toman en serio".

Cortes de corriente

Los cortes de corriente siguen siendo frecuentes en la capital, de todas formas mejor abastecida de electricidad que el resto del país. En los últimos diez años ha surgido un sector privado movido por el afán de autosuficiencia que permitió subsistir a muchos durante la hambruna de finales de los años 1990.El régimen comunista tolera esta economía oficiosa, aunque la vigila de cerca.

Los norcoreanos que huyeron a Corea del Sur aseguran que las campañas masivas de movilización obstaculizan esta "economía gris", privando a la gente del tiempo libre que necesitan para esta forma de comercio. El lanzamiento en junio de la actual campaña coincidió con el nuevo plan quinquenal revelado por Kim Jong-Un en un congreso del partido celebrado en mayo. Es el primer plan económico de este tipo en décadas. Poco se sabe de este plan, más allá de los objetivos generales, como el refuerzo de la producción, en particular en el ámbito energético.

La escasez de datos económicos impide conocer con exactitud el PIB norcoreano, pero numerosos expertos insisten en que las viejas recetas -como las movilizaciones masivas- no bastarán para contrarrestar los efectos de las sanciones. (AFP y EFE)

Estados Unidos listo para ensayara defensa

Estados Unidos advirtió esta semana que está listo para defender al país y a sus aliados tras el nuevo ensayo de misil balístico lanzado hacia el mar de Japón por Corea del Norte el martes pasado.

"Estamos preparados para trabajar con nuestros aliados y socios en el mundo para responder a ulteriores provocaciones, así como para defendernos a nosotros y nuestros aliados de cualquier ataque o provocación", dijo la portavoz del Departamento de Estado Anna Richey-Allen. Añadió que el compromiso de Washington para defender a aliados como Corea del Sur y Japón está "blindado".

El lanzamiento norecoreano del martes fue una aparente muestra de fuerza ante el planificado despliegue de un sistema de defensa de misiles estadounidense y se produce antes de ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur previstos para más adelante este mes.

La semana pasada, el nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Pyongyang, Ri Yong-Ho, dijo que cualquier decisión de realizar otra prueba nuclear dependería del comportamiento de Estados Unidos.

Sus declaraciones se produjeron luego de que el secretario de Estado, John Kerry, advirtiera a Corea del Norte que nuevas pruebas nucleares y balísticas -en abierto desafío a las sanciones de la ONU- podrían tener "consecuencias reales".

Aunque las resoluciones de la ONU le prohíben todo programa nuclear o balístico, Corea del Norte avanza, según los expertos, en sus esfuerzos para poner a punto un misil intercontinental (ICBM) capaz de llevar el fuego nuclear hasta el continente americano.

La tensión va en aumento desde que Pyongyang efectuó en enero pasaso su cuarto ensayo nuclear, seguido de una serie de disparos de misiles con la intención, según los analistas, de demostrar que Corea del Norte progresa en su objetivo de poder alcanzar a Estados Unidos.
Para hacer frente a los cada vez más avanzados programas armamentísticos del régimen de Kim Jong-un, Seúl y Washington acordaron a principios de julio instalar en territorio surcoreano el sistema de defensa antimisiles de fabricación estadounidense THAAD, con el objetivo de desplegarlo el año que viene.

El plan de despliegue del sistema THAAD en Corea del Sur desató la indignación de China y Rusia que consideran que se trata de una maniobra peligrosa de Estados Unidos en esta región del continente asiático. (Con agencias)l



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