Una mesa con una lámpara y una página en blanco. Aunque el punto de partida pueda ser el mismo para ambos, el coreógrafo Martín Inthamoussú y la premio nacional de Danza de España Carmen Werner están destinados a un trayecto diferente en cada recorrido. En las piezas coreográficas Así sucedía con todo (Inthamoussú) y En blanco (Werner), hoy y mañana en el Teatro Victoria, el proceso creativo y sus vicisitudes se vuelven el tema principal, transformando al escenario en un lienzo en el que los dos artistas proyectan pinceladas de diferente intensidad desde una misma paleta.
Aunque comenzó como un pedido de Inthamoussú, exalumno y colaborador de Werner, la coreografía pronto se desdobló en dos posibilidades unipersonales, una en la piel del bailarín uruguayo y otra en la de la española. "Yo parto mucho del carácter de la persona", explicó Werner, también coreógrafa de Irresponsables, presentada el mes pasado por la compañía de Inthamoussú. "Trabajamos con la misma banda sonora, los mismos elementos en escena y el mismo punto de partida. Él desarrolló de una manera, y yo de otra. En ambas hay un personaje que se mantiene", agregó Werner.
Directora de su propia compañía de danza, Provisional, desde 1987, Werner ha puesto sobre escenarios internacionales más de 60 coreografías, desde trabajos de sala hasta videodanzas y coreografías en la calle. No obstante, en la diversidad, la construcción de personajes ha sido una de sus constantes. "Con los años de trabajo escénico, cada vez me gusta más crear personajes, tanto si hay muchos intérpretes como si hay uno solo. Que tenga una coherencia escénica, aunque no haya una línea dramática muy definida", señaló.
Para regalo, otra obra de Werner que presentará en Montevideo este domingo, también se articula en torno a un personaje, un hombre cuyo único afán es encontrar el regalo perfecto, envolverlo y anticipar la sorpresa mientras que, en el proceso, evade la realidad. "Esta es una pieza en la que dramáticamente se ve a un hombre hiperfrágil, pero también hay muchos momentos divertidos", explicó Werner, para quien el humor es uno de los elementos más importantes de sus coreografías, tanto en el diálogo como en el gag físico. "El humor lo uso desde toda la vida. La primera vez que lo presenté en escena la gente no sabía si reírse o no, porque es algo muy extraño de ver en la danza".
Aunque no estarán presentes en ninguna de las tres obras, los desnudos también definen la estética de la creadora española. "Para mí el desnudo es lo mejor. Es una imagen que depende de cómo la trabajes. A mí me parece lo más estético y bonito que existe. El cuerpo desnudo es lo mejor del ser humano", explicó. El montaje de sus propias bandas sonoras es otra seña de identidad, aunque, dadas esas constantes, Werner señala que no pretende llevar a sus obras por el mismo camino. "No me ha salido ni una sola creación parecida a la anterior. Tengo puntos de origen, pero la pieza cobra vida y ella misma te lleva adonde quiere".
Así sucedía con todo y En blanco se presentan en el Teatro Victoria, y Para regalo en el Auditorio Nelly Goitiño (BT). l
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