Es sabido que el alcohol es malo. Su consumo perjudica al cerebro gracias a que reduce la cantidad de neuronas en el hipocampo y debilita las mitocondrias. Estos efectos, a su vez, pueden provocar que se dañen las células cerebrales. Sin embargo, dos nuevos estudios realizados en animales señalan que el ejercicio aeróbico puede aminorar alguno de los daños que produce la ingesta excesiva de alcohol, informó The New York Times.
El primer estudio, presentado en la reunión anual de la Sociedad de Neurociencias de Estados Unidos, se enfocó en analizar dos grupos de ratones que recibieron inyecciones de alcohol o agua salada durante 12 semanas. Mientras tanto, los científicos colocaron a la mitad de los animales de cada grupo a correr en una caminadora. Todos los días, se los sometía a sesiones de ejercicio cortas pero intensas en las que corrían a una gran velocidad por 300 metros.
Al analizar a los resultados, los investigadores observaron que los cerebros de los roedores que se ejercitaron luego de haber recibido alcohol presentaban características diferentes a la de aquellos que eran sedentarios. Los que permanecieron inactivos tenían las mitocondrias debilitadas en muchas neuronas pero los corredores no.
El segundo estudio, por su parte, se centró en analizar las borracheras. Para lograrlo, los investigadores de la Universidad de Houston le insertaron tubos en los estómagos de ratas hembras y le proporcionaron altas dosis de alcohol por 11 semanas. Al igual que en el estudio anterior, la mitad de las ratas no realizó ejercicio mientras que la otra sí y sus diferencias fueron notorias.
"Se sabe que correr incrementa la neurogénesis", afirmó la profesora que monitoreó el segundo estudio de las ratas, J.L Leasure a The New York Times. De hecho, es probable que correr haya estabilizado la cantidad de células cerebrales en las ratas ebrias aunque algunas neuronas hayan muerto", señaló Leasure.
Los beneficios del ejercicio, sin embargo, no contrarrestan otros efectos indeseables y perjudiciales en el cerebro y en el cuerpo. Además, los investigadores tampoco pudieron afirmar cuánto ni qué tipo de ejercicio es el que brinda mayor protección.
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