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Cosse: "La forma de proteger a los trabajadores es con capacitación"
Según la ministra, para enfrentar la automatización hay que enseñar formación científica
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28 de junio de 2017 a las 05:00
Mientras en los países más desarrollados las fábricas inteligentes con maquinaria totalmente interconectada y en comunicación constante con otros actores de la cadena productiva ya son una realidad, en Uruguay la automatización de los procesos plantea un montón de desafíos para los puestos de trabajo del presente y del futuro. Para la ministra de Industria, Carolina Cosse, la industria 4.0 o “cuarta revolución industrial” ya está en marcha y se debe plantear el desafío con una política integral en la cual el pleno empleo sea la premisa (lea también El tren de la revolución 4.0 no espera).
¿Cómo se enfrenta la automatización?
Con los puestos de trabajo con menor calificación la primera medida a tomar es que puedan subir en la cadena de producción. He visto experiencias donde a partir de una capacitación inicial trabajadores que hacen una tarea manual, pasan a supervisar esas máquinas. La forma de proteger a los trabajadores es con capacitación. Que ante cualquier situación problemática, en lugar de que la primera premisa sea reducir personal para ganar competitividad, se mantenga. Se lo capacite o se cambie de tecnología, a veces las trabas en una empresa no son por la cantidad de gente que se tiene, sino por falta de tecnología.
¿Hay problemas de tecnología en Uruguay?
Siempre nos tenemos que estar haciendo la pregunta de si estamos creando fuentes de trabajo. Que ante cualquier situación problemática, en lugar de que la primera premisa sea “reduzco el personal para ganar competitividad”, sea mantengo el personal. Por ejemplo, en el caso del portland tenemos un problema en este sentido. En la cadena de la producción del cemento casi toda la maquinaria data del 63, 64 y solo una es de 2014. Tenemos un problema de mucho atraso tecnológico y de métodos de trabajo, pero mantenemos la gente. De hecho la fábrica está operativa, pero tenemos que hacer cambios.
¿Cómo se planea el futuro en ese sentido?
La clave es no enseñar con base en tecnologías porque cambian. Hay que enseñar ciencia, formación científica. Eso es lo que te va a permitir con flexibilidad y creatividad adaptarte a los constantes cambios tecnológicos.
Pero en Uruguay las ciencias no son las profesiones más estudiadas, ¿cómo se revierte?
Dirigiendo programas de estímulos hacia las carreras y áreas que queremos impulsar, como fondos de becas. Introducir durante los seguros de paro obligatoriedad de formación, no solo para proteger la fuente de ingreso, sino la dignidad también. Apuntar a una formación integral con fuerte énfasis en las ciencias básicas, porque en Uruguay somos muy pocos y vamos a vivir cada vez más, así que debemos ser muy productivos. Tenemos que volcarnos hacia donde haya mayor valor agregado con menor capital. Y eso tiene un nombre ya: química, biología, matemática. Debemos preparar tanto a trabajadores como a estudiantes sobre cuál es la conformación de producción del mundo que les espera.
¿Cómo se logra?
Es muy importante hacer acciones conjuntas entre trabajadores y estudiantes. Que en un mismo taller de software o de robótica participen ambos para que se retroalimenten. Hoy hay un inicio de ese sistema, que tenemos que profundizar. Estimular a que las empresas contribuyan activamente a este tipo de formación, para que parte de los créditos de un estudiante pasen por su experiencia en una empresa y que las organizaciones pongan temas y problemas sobre la mesa para que sean resueltos.
¿Lo ve realmente posible?
Uruguay tiene muy buenas condiciones para que los jóvenes se vuelquen a la inteligencia artificial.
Nuestra amenaza es que somos un país pequeño ante un mundo que está superproduciendo de otra manera. Tenemos que encontrar un lugar en esa nueva tecnología. En vez de asustarme, pienso que tengo un país hiperconectado y una buena educación con buen nivel de talento.
