Crecer entre las cuerdas

Sin embargo, haber conseguido éxito en el primer intento no hizo que se descansara. Este año, con su quinto disco, Short Movie, Marling comenzó un ciclo de emancipación y crecimiento.

La cantautora, que otrora lucía como una adolescente permanente, frágil, taciturna y tímida, ahora se planta sobre el escenario y mira a los ojos de su público. Es una mujer fuerte –en su disco anterior, se comparaba con una águila mientras su amante era una mera paloma–, con opiniones marcadas y la profunda certeza de saber lo que quiere y lo que no, sea en su música como en las relaciones.

Short Movie es sin dudas su mejor disco desde su segundo trabajo, I Speak Because I Can (2010), simplemente porque sus siguientes álbumes la llevaron finalmente aquí.

Para su tercer y más flojo album, A Creature I Don’t Know (2011), decidió soltar las manos de sus productores y colaboradores –dos de los cuales supieron ser sus parejas– y comenzar a idearlo sola. Fueron resultados dispares, sin dudas, pero reflejaron una necesidad de emancipación que la empujó hacia este rumbo creativo.

Su último disco encontró a Marling tomándose un descanso y liberando la tensión causada por continuas giras y grabaciones, luego de recorrer Estados Unidos y viviendo en Los Ángeles, un panorama muy diferente al pueblo inglés donde creció. Allí cambió la guitarra acústica por la eléctrica y se puso sobre sus hombros la tarea de producir por primera vez y por entero ella misma.

A pesar de ponerle una leve distorsión a sus canciones, Marling no considera que es un disco de rock.

De hecho, si bien comienza con el tema Warrior, una suerte de continuación de su anterior trabajo, Once I Was an Eagle (2013), es el segundo tema y corte del disco, False Hope, el que muestra con todo su esplendor a la nueva Marling. Este tema que como Walk Alone o How Can I, exploran la soledad, motivada por estar en una ciudad donde nadie la conoce. “¿Está bien que aún no sepa cómo estar sola?”, se pregunta la cantante antes que el riff que la acompaña y la batería exploten en el segundo verso.

En el universo de Marling nada explotaba. Era una imagen demasiado roquera para una cantautora que cocinaba todo a fuego lento hasta que llegaba al punto de ebullición. O en ocasiones apagaba el fuego antes.

Fue un cambio de aire que le hizo bien a su música. Las referencias a lugares y ciudades de Estados Unidos abundan, mientras que su gusto por la literatura aparece en este disco en la excelente canción Gurdjieff’s Daughter, inspirada en los textos de Alejandro Jodorowsky sobre la hija del maestro espiritual George Gurdjieff.

Marling, en sus palabras, necesitaba estar sola para volver a encontrarse. “Soy una mujer ahora, ¿podés creer?”, canta en Don’t Let Me Bring You Down. Sí, totalmente.