Cuando la realidad supera a la ficción

Las películas basadas en hechos reales o centradas en personalidades históricas son un recurso que, aunque existió siempre, hoy parece estar en auge en la industria cinematográfica. Solo basta con mirar las últimas nominadas a Mejor película en los premios Oscar, donde cuatro de ocho (El código enigma, La teoría del todo, Selma y Francotirador) se basaban en hechos reales. Para el director inglés Simon Curtis esta tendencia viene a confirmar algo: "Muchas veces la realidad es más interesante que la ficción. Creo que existen un montón de historias reales interesantes", dice el cineasta a El Observador, en conversación telefónica desde su casa en el distrito londinense de Chiswick.

En julio llega a la cartelera uruguaya su segundo largometraje, La dama de oro, protagonizada por Helen Mirren y Ryan Reynolds, y con secundarios destacados como Katie Holmes y Daniel Brühl. Curtis debutó en la gran pantalla con Mi semana con Marilyn (2011), donde hacía foco en un momento puntual en la vida de la rubia más famosa del cine, y ahora vuelve con una historia totalmente distinta. Aunque ambas parten de hechos reales, dice Curtis, La dama de oro es más ambiciosa: "Esta es una historia mucho más grande que aquella. Mi semana con Marilyn era sobre un episodio que ocurría en Londres en unas pocas semanas. En este caso, en cambio, se trata de gran parte de la historia de un siglo; es una historia enorme en ese sentido".

La película cuenta la historia de María Altmann (Mirren), una mujer judía que escapó de Viena durante la segunda guerra mundial y que decide regresar a su país 60 años después para reclamar las propiedades que los nazis le confiscaron a su familia. Entre las posesiones más destacadas está la obra Retrato de Adele Bloch-Bauer I, de Gustav Klimt. Con la ayuda del joven abogado Randy Schoenberg (Reynolds), Altmann luchará ante el gobierno austríaco para recuperar lo que le pertenece, al tiempo que revive inevitablemente traumas del pasado.

La interrogante es obvia: hay muchas películas sobre la segunda guerra mundial y hasta una reciente (Operación Monumento, de George Clooney) que aborda el tema de las obras de arte robadas durante este conflicto. Entonces, ¿qué distingue a esta de las demás? Curtis explica: "Si bien la raíz de la historia tiene que ver con un asunto ocurrido en una región en particular, este asunto es de interés para todo el mundo, no es solo una historia judía. Creo que es importante recordar esos eventos independientemente de razas o religiones".

"Lo que más me interesó de esta historia, de los eventos reales que en ella se cuentan, fue el hecho de rodar una película sobre la segunda guerra mundial en el presente. No es una película distante sino actual, sobre cómo el pasado impacta en el presente, una historia familiar y también sobre la importancia de lo que uno puede hacer para preservar el pasado. Mi intención es que la gente vaya a los cines y disfrute, pero que también salga pensando sobre este tema. Para nosotros, en el siglo XXI, es necesario a veces recordar algunas de las lecciones que nos dejó el siglo XX", agrega el director de 55 años.

Curtis fue asistente de dirección de reconocidos realizadores como Danny Boyle, entre otros, y también tiene una extensa carrera como director teatral en el West End londinense. Sin embargo, hablando estrictamente de cine, el séptimo arte ofrece para él algo que lo demás no tiene. "El cine es un viaje alrededor del mundo muy emocionante. El hecho de que gente en Uruguay esté esperando por ver la película ya de por sí es algo emocionante que solo permite el cine", afirma.

El británico también aprovecha para dar su opinión con respecto al cine mainstream actual. Según Curtis, es importante no perder de vista el lado humano del arte: "Todos los medios están cambiando, pero internet por sobre todas las cosas permite que la gente vea películas de maneras muy diferentes. Ante esto, los estudios están optando por hacer películas más y más grandes, sobre superhéroes y ese tipo de cosas. En este punto, creo que es importante seguir contando historias humanas ante todo".

Consultado al respecto, el director no duda en mencionar a la camada del Hollywood de la década de 1970, (Coppola, Scorsese, De Palma,) como sus grandes referentes, además de Woody Allen: "Amo a ese tipo de muchachos, el cine de los 70´. En los 70´ estos directores empezaron a contar historias individuales de gente más o menos real, que son el tipo de películas que me interesan".