Una ensalada simple de hojas verdes, mucho volumen pocas calorías, o una sopa licuada o en juliana, va a ayudar a llegar a la cena sin un hambre devorador, incluso para ayudar a resistirse a la merienda familiar. En noches de bajas temperaturas, las sopas son grandes aliados en el cuidado del peso.
Carne roja, pescado, pechuga de pollo, soja, tofu, clara de huevo, ricota. Gramo a gramo la proteína da más saciedad y genera menos necesidad de repetir la porción que los alimentos ricos en hidratos de carbono (pastas, arroz, etc). Una porción de 200 gramos acompañada de verduras le hará notar la diferencia.
El día que se incluyan cereales en la cena, la opción integral también colabora con la saciedad, ayuda a disminuir la porción, además de que recientes investigaciones confirman la relación positiva entre los cereales refinados y el aumento de grasa abdominal.
Si eliminar los dulces de la vida es un esfuerzo que puede llevar al descontrol y fracaso de la propuesta, no evitarlos. Hay quienes necesitan comer algo dulce después de la cena. Las opciones son: banana, postres lácteos sin azúcar o un cuadradito de chocolate amargo. Con control, sin evitarlos.
Para leer más sobre nutrición y vida saludable, ir a comermejor.com.uy
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