Darnauchans en clave de mujer

En 2012 Laura Canoura decidió homenajear a uno de los autores que definieron al cancionero montevideano, pero con una impronta femenina. Para eso invitó a tres mujeres para que la acompañaran: Mónica Navarro, Ana Prada y Maia Castro. Con sus voces y su sensibilidad se propusieron reinterpretar las creaciones de Eduardo Darnauchans en un espectáculo que se llamó Las canciones del Zurcidor. Este jueves 15 de octubre las cuatro cantantes volverán a dar vida a estas canciones en el Auditorio Adela Reta a las 21 horas.

"Por un lado, a mí me gustan mucho los espectáculos temáticos", explicó Canoura a El Observador en la previa del espectáculo. "Y por otro lado, tuve la intención de reeditar una experiencia que tuve con el grupo Las Tres hace muchísimos años. Fue un trabajo de tres energías femeninas hacia un lugar común. No digo ni que sea ni mejor ni peor que trabajar con hombres, pero tiene una energía completamente diferente, muy creativa, y me gustó. Tanto me gustó que quise repetirlo".

Así llamó a colegas con las que no había trabajado nunca, más allá de compartir escenario en situaciones puntuales. Al cuarteto se unió Andrés Bedó, que tuvo la responsabilidad de arreglar las canciones y dirigir el espectáculo. "Él es un aliado importante", explicó Canoura. "Es un gran arreglador y conoce el repertorio del Darno. Fue fácil eso".

"Hasta el espectáculo anterior no había profundizado mucho en su obra", explicó Navarro. "El Darno era alguien que conocía más por cruzármelo y conversar con él, que por su obra. Y con el espectáculo anterior se me cayó la mandíbula. Era un tipo muy culto. Tenía nivel cultural y sensible muy alto".

La primera imagen que Prada tiene del músico es, en cambio, como intelectual. "Yo me vine a Montevideo a los 19, 20 años y empecé a trabajar en una pasantía en la CX30 Radio Nacional. Y con esa barrita empezamos a ir a unos bares al Lobizón. Ahí iba Juceca que trabajaba en la 30 y era muy amigo del Darno. Sin saber y sin conocer el ambiente montevideano me veía en una mesa con estos monstruos hablando y filosofando de la política y la vida. Para mí era un filósofo el tipo, no solo un compositor y poeta".

Castro, por su parte, tiene un recuerdo vivo del artista desde su infancia. "La primera vez que lo vi en una seccional del Partido Comunista. Tenía 6, 7 años y me acuerdo de estar sentada viéndolo tocar solo con la guitarra y me daba una sensación rara, entre admiración y miedo, porque no entendía mucho de qué cantaba. Y después más de adolescente, de las primeras canciones que aprendés a tocar son del Darno".

Canoura es quien más lo conoció, "por una cuestión de edad", apuntó. "Y de compartir algunos boliches, pero yo no era muy bolichera", agregó.

Cada canción de este espectáculo no solo significó algo para el autor, su historia y su legado, sino que a través de su interpretación, ha transformado y marcado a las cantantes. "Creo que, además, poner de nuevo estas canciones en circulación y darles una interpretación distinta, a cada una también le aporta cosas distintas", dijo Castro.

Para Canoura, ese peso lo carga su conocimiento del músico en su vida cotidiana. "Algo que me pasa y me gusta mucho que me pase es que, cuando cantás canciones de autores que conocés, las letras se tornan muy personales. Es como meterte en la vida privada de alguien", explicó poniendo de ejemplo la canción Flash. "Cuando la estoy cantando, estoy viendo a la protagonista, porque la conozco. Eso es lindo pero a la vez te pone en un lugar de voyeur", agregó.

"Tiene eso el Darno", agregó Prada. "No son canciones de primera lectura o sencillas. Tienen muchas capas. Y tener una nueva capa con las anécdotas que aportaba Laura, te emociona el doble.Es muy interesante el ejercicio de interpretar y apropiarse de una emoción y pasarla por el cernidor de uno. Lo maravilloso de las canciones es que son universales, son sentimientos comunes a todos"