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De Miss Universo a presidente

El magnate inmobiliario que desafió todos los esquemas de la política estadounidense gobernará en la Casa Blanca durante los próximos cuatro años
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09 de noviembre de 2016 a las 05:00

Impulsivo, excesivo y con un ego desbordante, Donald Trump desafió todos los pronósticos y se impuso como un duro adversario de la muy preparada Hillary Clinton, a pesar de su absoluta inexperiencia política.

Con discursos corrosivos que bailaron al son de las frustraciones e inseguridades de los estadounidenses en un mundo en mutación, el magnate republicano de 70 años se convirtió en la voz del cambio para millones de ellos.

El magnate hizo estallar el Partido Republicano, incapaz de comprender a sus electores y aún desconcertado sobre cómo responder al huracán Trump.

Antes de lanzar su campaña en junio de 2015, el empresario era sobre todo conocido por su inmensa fortuna, por sus hoteles de lujo, campos de golf y casinos que llevan su nombre, sus divorcios de revista, sus famosos concursos de belleza, y por ser el conductor del reality show "El Aprendiz".

Todo eso lo hizo una cara conocida en los hogares estadounidenses.

Pero demostró ser un formidable animal político, el millonario héroe improbable de la clase trabajadora, prometiendo "devolver a Estados Unidos su grandeza".

Imprevisible

Se atrevió a decir de todo, realmente de todo. Denunció un sistema político "manipulado", acusó a funcionarios de "corruptos" y en su opinión los medios "envenenan el espíritu de los estadounidenses".

Es arrogante, carismático, rudo y a veces simpático. Y a pesar de que se contradice y se mostró incómodo en los tres debates presidenciales antes de esta elección, sus seguidores creyeron en él.

Durante los últimos meses insultó a mujeres, musulmanes, latinos y alienó a los negros.

Su campaña estuvo llena de contradicciones. El candidato que prometió crear empleos en Estados Unidos fabrica su línea de ropa y sombreros en el extranjero.

El hombre que condenó la corrupción en política presumió de haber comprado influencias. Se emplearon trabajadores indocumentados en sus proyectos de construcción, pese a que prometió expulsar a inmigrantes ilegales.

Además, dijo que nadie respetaba a las mujeres más que él, pero desde antes de que surgieran las acusaciones en su contra fue calificado como misógino por burlarse de la apariencia de la candidata rival Carly Fiorina y de la ex Miss Universo venezolana, Alicia Machado.

Pero al margen de su perfil político, su vida privada está llena de lujos. Su esposa Melania, una exmodelo eslovena de 46 años, se ocupa de criar a Barron, el hijo de ambos que ahora tiene 10 años, lejos de los focos y la atención pública.

La pareja vive en un penthouse triple en la cúspide de la torre Trump en Manhattan –un verdadero mini Versalles– y se desplaza en un Boeing 757 privado, con su apellido estampado en letras gigantes, el mismo que suele servir de fondo en sus mítines.

Sus hijos mayores, Ivanka, Donald Jr, Eric y Tiffany, son sus principales pilares. Todos se involucraron al máximo en la campaña de su padre, a quien defendieron hasta la saciedad.

Con su característica melena rubia, impecablemente vestido, fascina y horroriza a la vez.

Miente tanto y sobre tantos temas, que los verificadores de hechos perdieron la cuenta.

Cuando una decena de mujeres lo acusó de besos robados y gestos sexuales inapropiados, no dudó en calificarlas a todas como mentirosas.

No es precisamente de ideología inamovible: fue demócrata hasta 1987, luego republicano (1987-1999), miembro del Partido de la Reforma (1999-2001), demócrata otra vez (2001-2009) y nuevamente republicano.

Nacido en Nueva York, es el cuarto de cinco hijos de un promotor inmobiliario neoyorquino. Temprano fue enviado a una escuela militar para intentar calmar su temperamento volcánico.

Tras estudiar negocios, se unió a la empresa familiar. Su padre lo ayudó con lo que Trump denominó "un pequeño préstamo de US$ 1 millón".

Tomó el control del negocio familiar en 1971 e impuso su sello. Su padre construía apartamentos para la clase media, pero él prefirió las torres de lujo, con edificios construidos desde Manhattan hasta Punta del Este.

Además, es un apasionado del espectáculo: le encanta la lucha libre y hasta setiembre del año pasado fue copropietario de los concursos Miss Universo y Miss Estados Unidos. De 2004 a 2015 estuvo al frente de "El Aprendiz", programa que fue visto por decenas de millones de televidentes.

En su carrera, promovió y fue objeto de decenas de demandas civiles vinculadas a sus negocios.

Se negó a publicar sus declaraciones de impuestos –una tradición para los candidatos a la Casa Blanca– y reconoció a regañadientes que no había pagado impuestos federales durante años, tras haber declarado una pérdida colosal de US$ 916 millones en 1995.

"Eso me hace una persona inteligente", dijo. Trump dice que tiene un programa "fenomenal" para sus primeros 100 días. Pocos lo creen.

Durante la campaña demostró ser su peor enemigo, al meter regularmente la pata con declaraciones sensacionalistas o con tuits sorprendentemente inmaduros. Pero nada de eso fue suficiente, y finalmente ganó.

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