De Scorsese a Los Soprano, Jaime Roos bajo el telón de Nueva York

Con el telón de fondo del puente de Brooklyn, en medio de la Grand Central Station, pasando por Broadway y la 5ª Avenida, con paneos veloces en puentes y metros y en medio de una intensa filmación que duró cuatro jornadas de hasta 14 horas de rodaje diario, Roos y el equipo de producción encontraron momentos para reflexionar sobre lo que inspira Nueva York: desde el cine a la música.

De alguna manera, comentó un integrante del equipo, encontraron un viaje dentro de otro viaje y así nació esta segunda crónica, en la que la estrella es la icónica serie de HBO, Los Soprano, que marcó en el estreno del siglo XXI una nueva era dorada de las series."No es una película sobre la mafia, sino sobre la familia y nuestra forma de ver la vida", dice Roos en el video.

Además de la calidad de una serie que marcó la cancha en su género, la historia de Roos y Los Soprano está signada por la admiración del músico por su guion, producción y actuación; según comentó a la producción que lo acompañó en Nueva York, colecciona los DVDs de sus seis temporadas (la última de ellas doble) y cada tanto repasa capítulos. Cuando viajó a Estados Unidos y tocó en Newark, lo primero que hizo fue comprarse una camiseta con sus personajes.

Su referencia, en términos de producciones que involucren a la mafia, no es en este caso El Padrino, que -según comentaba durante el viaje- sería la versión más clásica y gótica del tema, en la que las relaciones y antagonismos se plantean bajo un modelo shakesperiano.

"No es una película sobre la mafia, sino sobre la familia y nuestra forma de ver la vida", dice Roos

En cambio, Buenos Muchachos de Martin Scorsese, inaugura el modelo del mafioso que de alguna manera es una persona común y corriente, o al menos lo parece, con una vida en la que hay familia, problemas y conflictos como los que afectan a cualquier ser humano. Los Soprano sigue esa línea; en la serie los mafiosos no son "príncipes" como en El Padrino sino personas comunes, muchas veces mediocres, una referencia que el propio creador de la serie, David Chase, señaló alguna vez.

Walter White tiene swing

En las largas jornadas de rodaje, que solían comenzar a las ocho de la mañana y extenderse hasta que fuera necesario, hubo tiempo para hablar de otras grandes series estadounidenses. Y aunque Roos dice en esta segunda nota de viaje que miró House of Cards y Breaking Bad, y da su opinión sobre ambas producciones, su parcialidad por Los Soprano se mantiene intacta y fundamentada en lo que considera su perfecta verosimilitud.

"House of Cards me gustó, aunque las transas inverosímiles del libreto hace que descienda su puntuación", dice sobre la serie de Netflix que va por su cuarta temporada. Comparte esa inverosimilitud con demasiados guiones del cine hollywoodense: "te dan por hecho cosas que no pueden ser. Y vos te comés la pastillita y seguís. En cambio, Los Soprano tuvieron la característica de nunca introducir en el libreto un hecho inverosímil", dice Roos .

De Breaking Bad, para el músico lo mejor es el entorno familiar de Walter White, el oscuro profesor de liceo devenido en fabricante de drogas. "Swing puro", dice Roos sobre la serie.

En Nueva York, con la Nueva Jersey en la que vivieron los imaginarios Soprano del otro lado del río -además de unos cuantos mafiosos bien reales- , Roos confirmó que la serie que entonces creyó magistral, se mantiene intacta. Como dijo entre toma y toma, no es que la haya idealizado. Es que es "la perfección".