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Del capitán Nemo a Frodo Bolsón
La infancia recuperada, del español Fernando Savater, es un libro de ensayos muy ameno que defiende con entusiasmo a los clásicos de la literatura infantil y juvenil
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24 de septiembre de 2017 a las 05:00
Si un mérito tiene Fernando Savater es haber acercado la filosofía al hombre de a pie. Treinta años de labor sostenida lo convirtieron en un referente para las generaciones posfranquistas de España, que a través de sus libros de ensayo y su labor periodística, accedieron a un mundo de ideas hasta ese momento velado para el gran público.
Sin renunciar nunca a explicar en profundidad sus ideas sobre ética y moral, Savater creó un estilo literario muy personal que le permitió vencer el recelo natural de los lectores hacia la filosofía. A través de la paradoja y el humor, desacralizó un género con fama de difícil y lo puso al alcance de cualquiera.
La infancia recuperada, publicado originalmente en 1976, permite rastrear el origen de esa firme postura antiacadémica y democrática a más no poder, ya que explicita el gusto de Savater por la literatura fantástica y sus mecanismos narrativos, que luego aplicaría con tanto éxito en sus ensayos filosóficos.
Salvo algún capítulo concreto como el que explica la figura del narrador, el libro es un repaso a la genialidad de escritores como Emilio Salgari, Julio Verne, Arthur Conan Doyle, H.G. Wells, R.L. Stevenson o Daniel Defoe, hacedores de clásicos de la literatura infantil y juvenil que aún permanecen vigentes.
En cada uno de los ensayos es posible verificar la disposición de Savater para resultar ameno en todo momento. Incluso cuando se entusiasma y empieza a desplegar su arsenal lógico, se detiene siempre a las dos páginas para volver a llevar el tema a tierra, recurriendo a algún ejemplo concreto o contando una anécdota personal.
Y es precisamente la presencia de ese narrador inteligente pero juguetón lo que distingue a los libros de Savater de los demás. En un reino donde priman la racionalidad y la frialdad, el español aporta emoción y calidez. En un pasaje hermoso, explica cómo los narradores de novelas de aventuras escribían como si el lector fuera a viajar también al lugar que se describe o hacia donde parte la expedición: "Se explicaban las propiedades medicinales de tal o cual fruto, o se advertía de la presencia de una tribu caníbal".
De lo mejor del libro es la comparativa entre Julio Verne y Emilio Salgari, que Savater realiza a través de dos de sus personajes más famosos: Nemo y Sandokán. Para el español, el tigre de Malasia es un ser vivo, un hombre rudo, algo primario, que está muy enamorado, que tiene amigos, busca una venganza parcial y representa el mar. El capitán del Nautilus es justamente lo opuesto: está muerto en vida, desesperado, solo a pesar de su tripulación, busca una venganza total contra la humanidad y representa el abismo marino.
Páginas igual de felices se dan en el análisis de la obra de Tolkien o de H.G. Wells, que ofrece dos escenarios contrapuestos a través de La guerra de los mundos y Los primeros hombres en la Luna, dos novelas que lo señalan como pionero. Menos destacable es el capítulo dedicado a Jorge Luis Borges, donde Savater se queda con la manida imagen del laberinto y aporta poco sobre un autor que no pega demasiado en el conjunto.
Hay espacio también para un estupendo análisis de La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, donde Savater se muestra como un verdadero experto. Y uno no menos satisfactorio sobre Robinson Crusoe y su creador, el periodista Daniel Defoe. Si a esto se suma un ensayo sobre los dragones y otro sobre los tigres, la aventura está servida.
La infancia recuperada, con su audaz mezcla de análisis literario, autobiografía y homenaje a las novelas de aventuras, es ya un clásico de Fernando Savater. Volver a leerlo es, como indica el título, recuperar algo que se creía perdido. Pero que estaba allí.
La infancia recuperada
DE: Fernando Savater
EDITORIAL: Taurus
Páginas: 243
Precio: $ 490
Sin renunciar nunca a explicar en profundidad sus ideas sobre ética y moral, Savater creó un estilo literario muy personal que le permitió vencer el recelo natural de los lectores hacia la filosofía. A través de la paradoja y el humor, desacralizó un género con fama de difícil y lo puso al alcance de cualquiera.
La infancia recuperada, publicado originalmente en 1976, permite rastrear el origen de esa firme postura antiacadémica y democrática a más no poder, ya que explicita el gusto de Savater por la literatura fantástica y sus mecanismos narrativos, que luego aplicaría con tanto éxito en sus ensayos filosóficos.
Salvo algún capítulo concreto como el que explica la figura del narrador, el libro es un repaso a la genialidad de escritores como Emilio Salgari, Julio Verne, Arthur Conan Doyle, H.G. Wells, R.L. Stevenson o Daniel Defoe, hacedores de clásicos de la literatura infantil y juvenil que aún permanecen vigentes.
En cada uno de los ensayos es posible verificar la disposición de Savater para resultar ameno en todo momento. Incluso cuando se entusiasma y empieza a desplegar su arsenal lógico, se detiene siempre a las dos páginas para volver a llevar el tema a tierra, recurriendo a algún ejemplo concreto o contando una anécdota personal.
Y es precisamente la presencia de ese narrador inteligente pero juguetón lo que distingue a los libros de Savater de los demás. En un reino donde priman la racionalidad y la frialdad, el español aporta emoción y calidez. En un pasaje hermoso, explica cómo los narradores de novelas de aventuras escribían como si el lector fuera a viajar también al lugar que se describe o hacia donde parte la expedición: "Se explicaban las propiedades medicinales de tal o cual fruto, o se advertía de la presencia de una tribu caníbal".
De lo mejor del libro es la comparativa entre Julio Verne y Emilio Salgari, que Savater realiza a través de dos de sus personajes más famosos: Nemo y Sandokán. Para el español, el tigre de Malasia es un ser vivo, un hombre rudo, algo primario, que está muy enamorado, que tiene amigos, busca una venganza parcial y representa el mar. El capitán del Nautilus es justamente lo opuesto: está muerto en vida, desesperado, solo a pesar de su tripulación, busca una venganza total contra la humanidad y representa el abismo marino.
Páginas igual de felices se dan en el análisis de la obra de Tolkien o de H.G. Wells, que ofrece dos escenarios contrapuestos a través de La guerra de los mundos y Los primeros hombres en la Luna, dos novelas que lo señalan como pionero. Menos destacable es el capítulo dedicado a Jorge Luis Borges, donde Savater se queda con la manida imagen del laberinto y aporta poco sobre un autor que no pega demasiado en el conjunto.
Hay espacio también para un estupendo análisis de La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, donde Savater se muestra como un verdadero experto. Y uno no menos satisfactorio sobre Robinson Crusoe y su creador, el periodista Daniel Defoe. Si a esto se suma un ensayo sobre los dragones y otro sobre los tigres, la aventura está servida.
La infancia recuperada, con su audaz mezcla de análisis literario, autobiografía y homenaje a las novelas de aventuras, es ya un clásico de Fernando Savater. Volver a leerlo es, como indica el título, recuperar algo que se creía perdido. Pero que estaba allí.
La infancia recuperada
DE: Fernando Savater
EDITORIAL: Taurus
Páginas: 243
Precio: $ 490
