Delmira bajo la crónica roja

Julio de 1914 fue un mes helado y húmedo en Uruguay. Durante muchos días de sus primeras semanas las temperaturas fueron bajas y las lluvias y lloviznas arreciaron de tal manera que desbordaron ríos y arroyos.

Ese fue el contexto climático que hace un siglo envolvió el asesinato de la poetisa Delmira Agustini a manos de su entonces exmarido, Enrique Job Reyes.

El 6 de julio, en un cuarto que alquilaba en una casa de la calle Andes 1206 hacia las 4 de la tarde sonaron cuatro detonaciones de revólver. Reyes efectuó dos disparos a la cabeza de Delmira y luego disparó dos veces sobre él mismo: el primer tiro lo erró y el segundo fue el mortal. Ella tenía 27 años, él 36. Quedaba así cortada de cuajo una de las carreras literarias más promisorias del país y nacía una de las historias más trágicas de la literatura nacional.

Como forma de conmemorar este terrible acontecimiento, un grupo de investigadores de la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República coordinado por el profesor Pablo Rocca, realizó la recopilación. El grupo lo integraron los estudiantes Pablo Armand Ugón, Fiorella Banchero, Felipe Correa y Érika Geymonat.

El resultado de la investigación acaba de ser publicado por Estuario Editora bajo el título El crimen de Delmira Agustini.

El libro se compone de las crónicas periodísticas que se publicaron desde el 7 de julio en adelante, que alimentaron una noticia que estuvo en boca de todo Montevideo y también de otras ciudades (por ejemplo Florida, de donde era oriundo Reyes) y que posiblemente junto con la guerra fue de las más comentadas de ese año.

También incluye los archivos del caso policial, las actas de divorcio de la pareja, el aviso fúnebre publicado por la familia Agustini, así como poemas compuestos por admiradores de la poetisa y publicados por esos días.

Es un volumen que atrae tanto a curiosos por la literatura y el periodismo así como a cualquiera interesado en la historia uruguaya y en uno de sus íconos del modernismo de comienzos del siglo XX.

“Este libro se propone reconstruir un relato de época sobre un caso singular que fue interpretado en su tiempo como una anomalía”, dice Rocca en la introducción, quien compara el peso que a lo largo del tiempo ha jugado para críticos y lectores la obra a la luz del asesinato de la escritora.

Crónica roja

Uno de los elementos más jugosos del libro es la recopilación de las crónicas del crimen de la época, que permiten conocer de primera mano los métodos periodísticos, y estudiar y analizar la sensibilidad de la prensa uruguaya de hace un siglo con un caso que tocó la fibra íntima de un segmento social concreto, pero que se expandió rápidamente a niveles masivos.

Por ejemplo, luego de que se avisara a la Policía y esta tirara abajo la puerta del cuarto de Reyes, se permitió que los periodistas asignados al caso entraran en el cuarto e hicieran una descripción detallada de lo que vieron. Por eso, con mayor o menor grado de morbo, las crónicas reproducen en papel algunos detalles macabros: los lugares exactos de los orificios de las balas y lo que estas produjeron, por ejemplo.

Algunas plumas destacadas de la época, como la del escritor Alberto Lasplaces, estaban detrás de esas crónicas febriles del caso, que en su mayoría no tuvieron firma. Se reproducen las crónicas de los diarios El Día, La Razón, La Tribuna Popular, El Siglo y El Tiempo, entre otros.

El libro incluye además algunas de las fotografías publicadas en esos días, del cadáver sangrante de Delmira y del cuerpo agonizante de Reyes.

Esto constituye la primera parte de la investigación. La segunda parte se centra en los documentos judiciales del caso.

Para poner en contexto

La tercera parte se titula Al margen del asesinato e incluye tres ensayos sobre elementos sociales, antropológicos, históricos y personales de esos personajes que el destino reunió en una habitación de una casa de altos de la calle Andes.

El primer ensayo, a cargo de Banchero y Geymonat, explora las relaciones sociales de Agustini durante sus últimos días. El segundo ensayo, de Armand Ugón, pone en primer plano al exmarido matador y posibles móviles que lo llevaron actuar del modo que lo hizo. El tercero tiene autoría de Correa y analiza con ojo certero la crónica policial de hace un siglo.