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Descuido y cantidad de armas explican tiroteos entre niños
Un tercio de los chicos vive en hogares donde hay al menos una pistola
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08 de octubre de 2015 a las 05:00
Niños de 12 años, 8 y hasta de cinco meses murieron en estos días por heridas de bala en Estados Unidos. En general, estas muertes son provocadas por accidentes que ilustran el peligro de la proliferación de armas de fuego y la inconsciencia de los adultos.
Dos hermanos de 11 y 12 años estaban en un campo de tiro en Ohio, algo nada original en un país donde disfrutar el fin de semana vaciando cargadores es algo común. Un arma descansaba sobre la mesa de picnic cuando el más chico de los hermanos la tomó y se le escapó un tiro. Su hermano mayor recibió el disparo en la cabeza y murió.
El domingo, los medios reportaron también la muerte de una niña de ocho años en Tennessee. Fue abatida por un vecino de solo 11 años después de que ambos mantuvieran una disputa por un cachorro.
El niño tomó la pistola calibre 12 de su padre que no estaba bajo llave y desde su casa le disparó.
La mala suerte juega un rol importante en estas tragedias, pero más aún la negligencia. Un estudio realizado en el año 2.000 por el American Journal of Public Health en hogares con niños y armas concluyó que en más de 40% de esas casas había al menos un arma guardada sin llave y sin la traba de seguridad activada.
Quince años más tarde, el problema está lejos de ser resuelto, pese a la cantidad de campañas de sensibilización llevadas a cabo tanto por el lobby de las armas como por sus adversarios.
Actualmente un tercio de los niños estadounidenses vive en hogares donde hay al menos un arma. Y dos millones de ellos viven cerca de un arma cuya traba de seguridad no está activada, afirma la organización Everytown for Gun Safety.
Otros estudios muestran que dos tercios de los niños saben perfectamente dónde guardan o esconden las armas sus padres, pese a que los adultos están convencidos de lo contrario.
El guardado de las armas es solo una faceta del problema. Los accidentes se producen en todas partes porque las armas circulan sin problema: el país tiene casi la misma cantidad de armas en manos de civiles que cantidad de habitantes.
"Por otro lado muchos padres no entienden que sus hijos no han desarrollado tanto su psicología y que no podemos esperar que los niños se comporten como pequeños adultos", indicó a la agencia AFP David Hemenway, experto de la Universidad de Harvard.
No es raro que en Estados Unidos los menores de 12 años manipulen armas con balas reales pese a su poca conciencia del peligro.
En agosto de 2014, una niña de nueve años mató a su instructor de tiro mientras manipulaba una pistola-ametralladora Uzi en Arizona.
Cuatro meses más tarde, un niño de dos años mató a su madre accidentalmente en un supermercado de Idaho al tomar la pistola que ella llevaba en su bolso.
A principios de setiembre, la ciudad de Cleveland registró la muerte por herida de bala de un niño de cinco años, seguida de otro de tres años.
Este jueves se celebrarán las exequias de Aavielle Wakefield, quien murió de un balazo en el pecho a los cinco meses de vida.
Estos casos han impactado a los estadounidenses y generan preocupación más allá de las fronteras. Sin embargo, la situación dista mucho de cambiar.
Un año después del accidente en el campo de tiro de Arizona, los niños siguen autorizados a disparar contra objetivos, según un reciente reportaje publicado por el New York Times.
Dos hermanos de 11 y 12 años estaban en un campo de tiro en Ohio, algo nada original en un país donde disfrutar el fin de semana vaciando cargadores es algo común. Un arma descansaba sobre la mesa de picnic cuando el más chico de los hermanos la tomó y se le escapó un tiro. Su hermano mayor recibió el disparo en la cabeza y murió.
El domingo, los medios reportaron también la muerte de una niña de ocho años en Tennessee. Fue abatida por un vecino de solo 11 años después de que ambos mantuvieran una disputa por un cachorro.
El niño tomó la pistola calibre 12 de su padre que no estaba bajo llave y desde su casa le disparó.
La mala suerte juega un rol importante en estas tragedias, pero más aún la negligencia. Un estudio realizado en el año 2.000 por el American Journal of Public Health en hogares con niños y armas concluyó que en más de 40% de esas casas había al menos un arma guardada sin llave y sin la traba de seguridad activada.
Quince años más tarde, el problema está lejos de ser resuelto, pese a la cantidad de campañas de sensibilización llevadas a cabo tanto por el lobby de las armas como por sus adversarios.
Actualmente un tercio de los niños estadounidenses vive en hogares donde hay al menos un arma. Y dos millones de ellos viven cerca de un arma cuya traba de seguridad no está activada, afirma la organización Everytown for Gun Safety.
Otros estudios muestran que dos tercios de los niños saben perfectamente dónde guardan o esconden las armas sus padres, pese a que los adultos están convencidos de lo contrario.
El guardado de las armas es solo una faceta del problema. Los accidentes se producen en todas partes porque las armas circulan sin problema: el país tiene casi la misma cantidad de armas en manos de civiles que cantidad de habitantes.
"Por otro lado muchos padres no entienden que sus hijos no han desarrollado tanto su psicología y que no podemos esperar que los niños se comporten como pequeños adultos", indicó a la agencia AFP David Hemenway, experto de la Universidad de Harvard.
No es raro que en Estados Unidos los menores de 12 años manipulen armas con balas reales pese a su poca conciencia del peligro.
En agosto de 2014, una niña de nueve años mató a su instructor de tiro mientras manipulaba una pistola-ametralladora Uzi en Arizona.
Cuatro meses más tarde, un niño de dos años mató a su madre accidentalmente en un supermercado de Idaho al tomar la pistola que ella llevaba en su bolso.
A principios de setiembre, la ciudad de Cleveland registró la muerte por herida de bala de un niño de cinco años, seguida de otro de tres años.
Este jueves se celebrarán las exequias de Aavielle Wakefield, quien murió de un balazo en el pecho a los cinco meses de vida.
Estos casos han impactado a los estadounidenses y generan preocupación más allá de las fronteras. Sin embargo, la situación dista mucho de cambiar.
Un año después del accidente en el campo de tiro de Arizona, los niños siguen autorizados a disparar contra objetivos, según un reciente reportaje publicado por el New York Times.
