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Desde el Frente proponen pericias psicológicas para legisladores

El psicólogo e integrante del FLS, Andres Copelmayer, presentará la iniciativa en comisión del Parlamento
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09 de octubre de 2016 a las 05:00
Las tentaciones que acechan a aquellos que padecen o disfrutan de la soledad del poder; los microclimas que confunden y marean a quienes viven casi permanentemente en el mundillo político; y las presiones sociales a las que se ven sometidos los gobernantes, son algunas de las razones por las cuales, desde el Frente Amplio, se propondrá que los legisladores se expongan todos los años a una pericia psicológica para conocer qué tal anda de su salud mental.

La iniciativa será presentada a la Comisión Especial de Fortalecimiento de los Partidos Políticos por parte del psicólogo e integrante del Frente Líber Seregni (FLS), Andrés Copelmayer, quien está asesorando a la izquierda en ese grupo de trabajo.
El exjefe de gabinete del Ministerio de Transporte dijo a El Observador que su propuesta apunta a que los parlamentarios electos adjunten a su declaración jurada una evaluación psicológica realizada por profesionales competentes, que sea anual y confidencial, y que quede a juicio del legislador hacerla pública o no.

"La salud mental es un estado de bienestar en el cual la persona conoce sus capacidades y limitaciones, puede enfrentar las tensiones emocionales de su vida cotidiana y es capaz de contribuir a la comunidad. Se apunta a proteger a los legisladores que, por su representatividad ciudadana, las exigencias de rol full time y el ajuste a la cultura del sistema político, habitualmente sufren tensiones extremas difíciles de manejar", dijo Copelmayer.

Señaló que las pericias psicológicas no son extrañas en otras áreas del Estado. "En Uruguay el proceso de selección de aspirantes para el ingreso a la Judicatura (carrera para convertirse en Juez) incluye escolaridad, méritos, prueba de conocimiento, evaluación psicológica y entrevista personal", explicó Copelmayer.

Observó que también se requiere ese examen en actividades privadas vinculadas con el transporte y los controladores de tráfico aéreo.

"De aceptarse esta propuesta el Parlamento daría una fuerte señal a la ciudadanía, en el sentido de que no hay individuos puros, inmaculados, perfectos ni sin conflictos. Que pedir ayuda profesional para lidiar con la vida no es un demérito sino una forma de cuidarnos a nosotros mismos, a nuestra familia y a la comunidad", agregó el integrante del FLS.
Reconoció que uno de los cuestionamientos más fuertes que puede tener su iniciativa desde el punto de vista técnico, es la utilidad que tendría para un parlamentario una evaluación psicológica sin que exista una necesidad real propia.

"Frente a eso sostenemos que la obligatoriedad de la consulta puede de hecho terminar convirtiéndose en un alivio para el legislador. Con que se logre eso en el 10% de los casos ya se habrá hecho una interesante contribución a ellos mismos y a la comunidad que representan", dijo.

A juicio de Copelmayer, el comportamiento político del líder colorado Pedro Bordaberry es un claro ejemplo de la necesidad de conocer más profundamente el funcionamiento psicológico de los políticos. "Muchos calificaron su propuesta de disolver las cámaras como una 'locura'. Confieso que el suicidio político al que está llevando Bordaberry al Partido Colorado me es más fácil explicarlo por su confesa obsesión personal de 'hacer mierda' a Tabaré Vazquez y al FA. Pero si Bordaberry consultase a un especialista, capaz que ya lo hizo, este encuentro podría afianzar su actitud confrontativa como una convicción política pura, atravesada por su subjetividad pero sin interferencias patológicas. O tal vez el devenir terapéutico, como él mismo ha dicho tantas veces, le permitiría concluir que puede aportar más a la sociedad desde fuera de la política. Es imposible llegar a cualquier conclusión seria desde afuera y sin mediar una consulta profesional", agregó el profesional.

Consultado acerca de si en sus años de funcionario de gobierno había acudido a la ayuda psicológica que hoy les exige a los lesgisladores, Copelmayer respondió que sí.
"La psicoterapia personal me ayudó a entender que mi ansiedad infantil y narcisista por la inmediatez de alcanzar lo que yo suponía logros, restringía el respeto y la escucha de la perspectiva de los otros; que me confrontaba torpemente con los tiempos y la cultura institucional, transformándome en un molesto y caprichoso botija especialista en tirar Chasquiboom", dijo.

No obstante, admitió que el hecho de haber entendido sus debilidades no significa que se haya curado. "Así que por las dudas saque esos fósforos de ahí", sugirió.

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