Zíngaros durante su parodia<i> Juana de Ibarbourou</i><br>

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Diego Fischer sobre juicio a Zíngaros: "Se avasallaron mis derechos"

El escritor hizo pública una carta en la que brinda su versión sobre una demanda por US$ 100.000 que realizó contra los parodistas
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11 de mayo de 2016 a las 12:43
Luego de que trascendiera la noticia sobre una demanda judicial del escritor Diego Fischer a la agrupación de parodistas Zíngaros, el autor decidió "romper el silencio" y dar su versión de los acontecimientos.

Según corroboró el director responsable de Zíngaros, Ariel "Pinocho" Sosa, el escritor demandó a la agrupación por US$100.000 dólares por no pedirle autorización para utilizar textos de su libro Al encuentro de las Tres Marías, a pesar de que desde el grupo de parodistas se afirma que se trata de una parodia de la vida de la poetisa y no del libro.

Fischer, que ayer rechazó hacer comentarios sobre el caso a El Observador, hizo pública una carta en la que señala que "escenas, diálogos y la sucesión de la historia fue tomada -muchas veces- textualmente" de su libro.

"Se avasallaron mis derechos", agregó Fischer, quien supo de la parodia a fines de enero. "En ningún momento persona alguna de ese conjunto se comunicó conmigo para pedirme la autorización que exige la ley", señaló, tras lo cual contactó a Sosa y solicitó asesoramiento legal.

"Es muy llamativo que en estas horas, luego de que se produjera la audiencia de conciliación la semana pasada, en la que el señor Sosa y el señor Vilariño concurrieron, al igual que quien esto escribe y a través de su abogado manifestaran que 'no tenían ninguna propuesta para hacer', se haga esta campaña de difamación. ¿Por qué no hablaron en febrero?", cuestionó el autor, tras relatar los distintos pasos de la negociación.

Fischer además aludió a una "campaña de difamación" y aseguró que estas serían sus únicas declaraciones.


Lea la carta completa


Montevideo, 11 de mayo de 2016.

Estimados colegas y amigos:
Sorprendido por la difusión que alcanzó la información acerca de la audiencia de conciliación celebrada con los señores Ariel Sosa y Marcelo Vilariño, director y letrista respectivamente del conjunto de Carnaval Los Zíngaros, y por la serie de falsedades, inexactitudes e improperios que ha expresado el titular de la agrupación carnavalera en distintos medios de comunicación, decidí romper mi silencio y dar mi versión sobre los hechos a través de esta carta.

El 28 de enero pasado y por dos medios de prensa me enteré que Los Zíngaros harían una parodia sobre Juana de Ibarbourou, basada en mi libro Al encuentro de las Tres Marías. Grande fue mi sorpresa, ya que en ningún momento persona alguna de ese conjunto se comunicó conmigo para pedirme la autorización que exige la ley. Opté entonces por comunicarme telefónicamente con el señor Sosa a quien, le pregunté por qué no me había llamado.

La respuesta que obtuve fue: "Sí, debí llamarlo", y luego de un cortés y breve monólogo del señor Sosa, en el que habló de las bondades y éxitos de su agrupación, me invitó a ver el espectáculo el lunes siguiente en el Teatro de Verano, comentándome que las entradas ya estaban agotadas pero que él me conseguiría tres. Confieso que finalizada la comunicación, no tuve claro si el señor Sosa estaba hablando en serio o estaba bromeando.

Un par de días más tarde accedí al libreto de la parodia titulada Juana de América y debo decir que mi indignación fue muy grande, al comprobar que escenas, diálogos y la sucesión de la historia fue
tomada -muchas veces- textualmente de mi libro.

Quiero comentar lo que Al encuentro de las Tres Marías. Juana de Ibarbourou más allá del mito (ese es el nombre completo del libro) representa para mí. Fue el libro que marcó un antes y un después en mi carrera profesional como escritor. Está basado en una profunda investigación periodística que me llevó más de dos años y en la que descubrí a una Juana muy distinta a la que nos habían enseñado en el colegio. Sin destruir el mito y con gran respeto narro allí su vida tal como fue. Vida en la que no faltaron la adicción a las drogas, la violencia doméstica y las grandes penurias materiales. También muestro a la mujer que, con un enorme talento y fuerza, se reponía de las durísimas pruebas a la que la sometió la
vida, para luego escribir versos entrañables y prosas memorables.

La primera edición salió en agosto de 2008 y a la fecha lleva vendidas unas 28 reediciones y más de 30 mil ejemplares. Un año más tarde, en 2009, Al encuentro de las Tres Marías tuvo su versión teatral y con un elenco y dirección magistrales, logró dos premios Florencio. Le debo también a Al encuentro de las Tres Marías el haber recorrido casi todo el Uruguay, ya que no solo de las capitales departamentales, sino de pequeños pueblos me invitaron a presentarlo. En esas giras pude aquilatar cuánto caló en las personas el haber mostrado a Juana como lo que fue: una mujer, una gran mujer. El libro también sirvió para que la obra de Juana fuera reconsiderada por muchos intelectuales que la ignoraban y sus poesías volvieron a ser estudiadas en Primaria y Secundaria, luego de largos años de olvido.

En enero, me encontré que sin mi autorización Los Zíngaros hizo una parodia con mi libro. La idea a priori podía resultar muy buena, ya que llegaría a un público muy grande que asiste a los espectáculos de Carnaval. Pero se avasallaron mis derechos, que no son ni más ni menos que los de un trabajador.
Desde un comienzo solicité asesoramiento legal y se me sugirió que ejerciera mi derecho de levantar la parodia. Me negué. ¿Por qué? Porque sabía que si tomaba esa resolución, afectaría a muchas personas que nada tenían que ver con la vulneración de mis derechos como autor y que –seguramente- habían trabajado muy duro para la temporada de Carnaval.

También me sugirieron que denunciara la situación ante el jurado del concurso de Carnaval, lo que podría haber producido la inmediata descalificación de los parodistas. Opté por el único camino que siempre he transitado: el del diálogo. Solicité un ámbito de negociación, para llegar a un acuerdo en el
que se reconocieran mis derechos vulnerados. No fue posible. El silencio fue la respuesta. Mis abogados reiteraron el pedido y llegaron a plantear fórmulas para un posible acuerdo. Nada. La
respuesta por parte del libretista Vilariño y a través de un abogado, fue el pedido de una mesa de negociación, que llegó a mis asesores legales -vía mail- el viernes 26 de febrero a las 18 y 10.
Para entonces el concurso de Carnaval había finalizado y se aguardaba el falló del mismo el domingo 28.

Es muy llamativo que en estas horas, luego de que se produjera la audiencia de conciliación la semana pasada, en la que el señor Sosa y el señor Vilariño concurrieron, al igual que quien esto escribe y a través de su abogado manifestaran que "no tenían ninguna propuesta para hacer", se haga esta campaña de difamación. ¿Por qué no hablaron en febrero?.

La tergiversación de los hechos, la descalificación de las personas, la prepotencia y el desprecio por el trabajo ajeno, nunca han sido mis herramientas para manejarme por la vida. Yo, sigo apegado a mis principios y continúo transitando con serenidad el camino de la ley y de ahora en más, aguardaré el veredicto de la justicia.
Diego Fischer

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