Diez razones por las cuales el Codicen debería renunciar en masa

Pero la ley de Educación votada durante el primer gobierno del Frente Amplio no solo aumentó la participación de los representantes gremiales en los organismos desconcentrados sino que dispuso que los directores políticos deben tener 10 años de experiencia en la enseñanza, ergo, ex sindicalistas.

Cuando desde distintos sectores de la sociedad se oyen pedido de renuncia de determinados jerarcas públicos pero casi no se habla de la gestión de Codicen, uno completa el cuadro de la desidia general en torno a la que está siendo la madre de todas las crisis en un sistema que termina expulsando a 6 de cada 10 estudiantes que comienzan pero no terminan el ciclo educativo.

Economistas de todas las orientaciones han advertido que aunque siga habiendo condiciones para que el país crezca, este tendrá un tope porque, aunque no habrá más desempleados, tendremos una legión de inempleables.

Una crisis que viene tan de atrás y es tan profunda que cuando se señala el impacto que tiene en los sectores más desprotegidos (que los tiene y graves), adquiere ribetes de estigmatización si no va acompañado de una mínima autocrítica por parte de quienes hacen ese señalamiento: un país cuya la clase política ha perdido nivel intelectual, los gremios se lumpenizaron y la sociedad toda ocupa los espacios de libertad que otorgan las nuevas tecnologías en tono de horda "ke fomenta la biolencia y la inorancia, amistá".

Cuando el gobierno intentó declarar esencial la educación, los delegados gremiales dijeron que presentaban su renuncia "indeclinable", pero el amor por los cargos revela un enorme desamor por el lenguaje y la palabra empeñada. Indeclinable, dijeron, pero la mayoría (salvo una) sigue allí. La renuncia de alguien no va a contribuir a mejorar lo que es una debacle de proporciones bíblicas, pero sería un gesto, una señal de que se ha tomado conciencia de que hace rato tocamos fondo.

¿Razones para que se vayan?:

1. Las autoridades no consideran esencial el servicio que gestionan.

2. Las autoridades de los desconcentrados tienen diferencias irreconciliables con la conducción política del Ministerio de Educación y Cultura generando una falta de rumbo y horizontes de conflictos.

3. Las autoridades revelan un día sí y otros también un desconocimiento absoluto de situaciones que se solucionarían con una firma pero que terminan afectando gravemente a los estudiantes, como una escuela rural donde las obras están paralizadas hace dos años y los chiquilines pasan las de Caín.

4. Las autoridades revelaron una enorme displicencia durante la ocupación del Codicen que sumó más males cuando se borró durante toda la crisis.

5. Las autoridades parecen todas representantes gremiales y no defensoras de los alumnos y cuando hablan dejan en claro que para ellas el derecho de huelga está por encima del derecho al estudio (por eso no lo consideran esencial).

6. Las autoridades permitieron que se perdiera un mes de clases en Secundaria porque no supieron administrar un plantel docente que en un 70 por ciento no está agremiado. La directora de Secundaria tuvo el mal tino de utilizar primero su cuenta personal de tuiter para hacer lo que debió hacer desde un principio de manera oficial: convocar a los padres a enviar a sus hijos a estudiar aunque hubiese paro.

7. Las autoridades han mostrado un gran desamor por cualquier cambio que implique sacudir el statu quo, como el plan Promejora, que por haber sido presentado por la oposición fue víctima de la resistencia sindical a pesar de que los resultados obtenidos.

8. Las autoridades rechazan toda posibilidad de medir sus resultados dejando planteado el absurdo de que uno de los servicios más ineficientes de los que presta el Estado es premiado con el mayor aporte presupuestal.

9. Las autoridades no representan a la mayoría del gobierno ya que quienes no son sindicalistas hoy, como el caso del presidente del Codicen, Wilson Netto, y otros integrantes de los organismos desconcentrados, fueron puestos por el gobierno anterior, planteándose así los choques con el Ministerio de Educación.

10. Las autoridades lo que menos parecen son autoridades.