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Edificio de arquitecto uruguayo catalogado como "el peor del año"

En una competencia en el Reino Unido, la creación de Rafael Viñoly está dentro de las más odiadas por los ciudadanos
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03 de septiembre de 2015 a las 11:30

Primero derritió partes de un auto y chamuscó las fachadas de comercios en las calles cercanas, y luego se lo acusó de causar corrientes de viento que hacen perder el equilibrio a los peatones. Ahora, el rascacielos del n° 20 de Fenchurch Street en Londres, diseñado por el arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, fue elegido por la revista inglesa Building Design (BD/Diseño de edificios) como el peor edificio del año en el Reino Unido.

"Es un reto encontrar a alguien que tenga algo positivo que decir acerca de este edificio".

El "Walkie Talkie", como se conoce popularmente al edificio, fue premiado con la "Curbuncle Cup", una competencia en la que los lectores de la revista proponen los edificios que más odian para que un grupo de arquitectos y periodistas especializados elijan al ganador. "Carbuncle" significa, según la traducción del diccionario de Oxford, forúnculo: "una inflamación purulenta producida por una infección bacteriana en la piel", de acuerdo a la definición de la Real Academia Española.

"Los londinenses ahora tienen que sufrir vistas de este forúnculo hinchado que se estrella en el horizonte histórico de Londres como un convidado de piedra desde varias millas a la distancia", fustigó el jefe del jurado y editor de la revista BD. "Es un reto encontrar a alguien que tenga algo positivo que decir acerca de este edificio", remató.

Walkie Talkie
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Tanta mala fama tiene el edificio diseñado por el uruguayo, que las notas sobre el concurso publicadas por The Guardian y The Independent, dos de los principales diarios del habla inglesa, apenas mencionan a los otros miembros de la desgraciada lista de construcciones más feas de Reino Unido. Según The Guardian, el rascacielos ha generado "un catálogo de catástrofes" y asegura que "es difícil de imaginar una construcción que pueda ocasionar mayores daños por más que lo intente".

Sin embargo, no es la primera vez que este edificio de oficinas de 37 pisos llama la atención de los londinenses por las características -negativas- de su diseño. En primer lugar, se encuentra apartado de los otros rascacielos y fue construido en un área en la que no estaban previstas construcciones de gran altura; por lo que la enorme estructura vidriada sobresale abruptamente del perfil que trazan los edificios vecinos. El hecho de que el edificio 'engorde' a medida que aumenta de altura, agrandando el tamaño de los lucrativos pisos superiores, fue descrito por The Guardian como el "diagrama literal de la codicia".

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Por otro lado, la fachada cóncava del edificio hace que los rayos de sol reflejados por la superficie vidriada se concentren en una misma dirección, lo que, sobre todo en la época de calor, hace que la temperatura debajo del edificio sea aproximadamente 20° C mayor a la temperatura ambiente. Durante el verano de 2013, cuando el "Walkie Talkie" aún se encontraba en construcción, el reflejo levantó tanta temperatura que deformó algunas partes de un auto estacionado en la calle, chamuscó el asiento de una bici y dejó marcas en la madera de la fachada de una tienda.

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El contratista de la obra pagó una indemnización de casi mil libras al conductor y la Ciudad de Londres resolvió suspender los tres espacios de estacionamiento cubiertos por el reflejo. La frutilla de la torta la puso un presentador televisivo que cocinó un huevo frito solo con el calor generado por el reflejo del edificio.

Ante las decenas de quejas presentadas por comerciantes y vecinos, el promotor del proyecto tuvo que recubrir los paneles de vidrio con un film de alta tecnología que absorbe gran parte del calor que reflecta el edificio. Fue un costoso error de diseño por parte del arquitecto uruguayo, que ya había cometido en un edificio de características similares en las vegas, donde el reflejo de la fachada quemó a un huésped que tomaba sol en el área de piscina, por lo que también tuvo que se recubierto con un film especial.

Incluso el arquitecto llegó a admitir que no imaginó que el reflejo del edificio generar tanto calor. "Cometimos muchos errores en esta construcción pero nos vamos a hacer cargo de ellos", dijo en aquel momento Vigñoly, que trasladó la responsabilidad al inversor ya que éste descartó el sistema de parasoles del diseño original para ahorrar costos. Luego de esas experiencias, el uruguayo elaboró un proyecto en el que preveía que los rayos reflectados fueran aprovechados para generar energía, pero por el momento no se ha concretado.

Como si lo anterior fuera poco, hace algunas semanas se empezó a reportar a través de las redes sociales que las paredes curvas del edificio han hecho que las calles aledañas se vuelvan más ventosas. Empleados de la zona, han declarado a medios ingleses que en los días de viento el rascacielos potencia el fenómeno, sacudiendo los carteles de los comercios y los carritos ambulantes de comida. Incluso, se denunció que el túnel de viento que genera llegó a hacer caer a una persona. A raíz de las quejas, la ciudad de Londres volvió a intervenir y pidió un estudio independiente sobre el impacto del edificio en las corrientes de aire.

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